El último delirio de Vox sobre la política migratoria pretende recrear un país que no se parece en nada a la España actual, la que se ha construido en base al mestizaje de su propia historia.
Desde hace tiempo estamos observando como la posición política de la extrema derecha está obsesionada con copiar las políticas internacionales extremistas, aunque eso signifique ir en contra de los propios intereses de España y, por ende, de las personas que vivimos aquí.
Vox y Abascal intentan criminalizar a quienes tenemos un acento, una nacionalidad, o incluso un apellido diferente y olvidan intencionadamente que el crecimiento económico de España en los últimos años ha sido posible gracias al esfuerzo y la contribución de las personas migrantes.
Los incidentes violentos y las llamadas a la cacería de estas personas, como si fuesen animales, deben tener una condena rotunda y un compromiso firme de no repetición por parte de toda la sociedad, especialmente de quienes ocupan cargos que representan las instituciones públicas.
Me refiero, precisamente, a quien hoy ostenta la presidencia de las Corts Valencianes, un cargo, por cierto, fruto del pacto de la servilleta entre PP y Vox. Desde ese privilegio institucional y con la resonancia del cargo, la presidenta de Les Corts Valencianes, segunda autoridad de la Comunitat Valenciana, hace unos días publicaba un artículo bajo el título "Cuando el buenismo se convierte en injusticia". En esas líneas, Llanos Massó utiliza bajo una supuesta libertad de expresión la incitación al odio, vulnerando las normas internacionales de derechos humanos, la Constitución Española incluso el propio Estatut d’Autonomía, cuyo cumplimiento debería precisamente garantizar como una de las máximas autoridades que representa al pueblo, sin distinción alguna.
La gravedad de sus palabras y el alto sesgo que utiliza, sin ningún rigor de análisis estadísticos, fomentan bulos repugnantes a través un discurso abiertamente racista, estigmatizador y deshumanizador que alimenta prejuicios y provoca el odio hacia las personas migrantes. Discursos de este tipo fomentan una visión simplista y socialmente peligrosa de la realidad de hoy, que no contribuye al debate público con rigor y que además obvia que la sociedad española es diversa y plural y que todas las personas debemos ser tratadas por igual.
Frente a los intentos de Vox y del PP por ocultar la realidad con discursos xenófobos, las datos indican que en la Comunitat Valenciana y en el conjunto del país, la mitad de los nuevos cotizantes que sostiene nuestra economía con su trabajo son de origen extranjero.
El país que hoy conocemos también lo levantan quienes cuidan a nuestros mayores y personas dependientes -muchas de ellas con acento inglés, árabe o ruso-. El país que hoy conocemos también lo construyen las médicas cubanas, los auxiliares saharauis o los enfermeros venezolanos que nos encontramos en los centros sanitarios. Cuanto desprecio destila Vox a las manos -marroquís, senegalenses o bolivianas- que son quienes recogen nuestras frutas y verduras en el campo.
Pero más allá de la estrechez de miras de Vox, que trata de construir un relato cegado por un fanatismo hipócrita. En la Comunitat Valenciana, vivimos una de las peores tragedias humanas por la incompetencia de un Consell que no supo estar a la altura ante la catástrofe de la Dana. Esos terribles días fueron muchas las personas migrantes que, de forma desinteresada, salieron a ayudar sin pedir nada a cambio, sin preguntar por orígenes e incluso arriesgando incluso su propia vida: se llama humanidad.
Mientras tanto, el Sr Mazón -sí, el mismo que permanecía ajeno a la tragedia apurando el postre en el Ventorro- y Vox intentaban vincular la inmigración con la delincuencia, intentando restar valor a la acción colectiva humanitaria y solidaria que no pudieron ni ocultar ni esconder.
Acabar con este mensaje xenófobo, de odio y de exclusión es la tarea que venimos impulsando desde el Partido Socialista, defendiendo y aplicando políticas reales y humanas centradas en las personas sin distinción ni discriminación. Ni ilegales ni ajenos. Las raíces del futuro se están plantando ahora con esa España plural, diversa e intercultural.
Yaissel Sánchez Orta es secretaria de Migraciones del PSPV-PSOE