Está a punto de presentarse la candidatura de L’Albufera para ser designada como Reserva de la Biosfera por la UNESCO. La primera pregunta debería ser ¿para qué? El objetivo de las Reservas de la Biosfera es promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres humanos y la biosfera. Con objetivos muy parecidos se creó el Parque Natural de l’Albufera en 1986 o se adhirió a la Red Natura 2000 de la Unión Europea en el año 2006. En ambos casos se está incumpliendo con los requisitos que marca la legislación estatal y comunitaria respectivamente. En vez de solucionarlo, parece que cada 20 años toca opositar a una instancia más elevada: se propone ahora adquirir compromisos con la UNESCO. Si se pretende que esta vez la nueva fórmula funcione, tenemos que tener muy claro qué está fallando con las anteriores.
Parque Natural
A nivel estatal/autonómico L’Albufera es Parque Natural desde 1986, o sea que lo gestiona la Generalitat. El documento principal de un parque natural es su ley: el PRUG (Plan Rector de Usos y Gestión). Es el reglamento del entorno protegido donde se regula cómo compatibilizar las actividades humanas con la conservación de la naturaleza. La última versión del PRUG, con la que se sigue funcionando, es del 2004. No solo fue invalidada en parte por el Tribunal Supremo en 2012, sino que está ya caducada (debería actualizarse cada 8 años). Desde 2012 l’Albufera es un Parque Natural con una ley muy débil y anticuada y con una oficina de gestión sin los recursos necesarios. En 13 años ninguna administración ha sido capaz de aprobar un PRUG actualizado tal y como compromete la legislación. El Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) es otro documento de menor concreción que el PRUG y también de complicada actualización. Al incumplimiento de los Planes de Cuenca se suman los problemas para finalizar las inversiones en saneamiento y depuración del Plan Especial de l’Albufera.
Red Natura 2000
En el año 2006 el Parque Natural de l’Albufera se adhirió a la Red Natura 2000 regulada por dos directivas europeas. Por un lado, se declaró ZEPA (Zona de Especial Protección de Aves). Por otro lado, se declaró LIC (Lugar de Importancia Comunitaria). Los LIC implican el compromiso de presentar un plan de gestión en los 6 años siguientes y pasar definitivamente al estado de protección definitivo ZEC (Zona de Especial Conservación). 19 años después de la declaración de L’Albufera como LIC, l’Albufera no ha cumplido con el compromiso de evolucionar a ZEC. En el año 2023, la Comisión Europea abrió un procedimiento de infracción (INFR(2023)2037) por no cumplir las obligaciones de la Directiva Hábitats. Por otro lado, nada indica que vaya a ser alcanzado el objetivo de concentración de clorofila en el lago marcado por la Directiva Marco del Agua para 2027.

- Foto: SEO/BIRDLIFE/EP
En ambos casos, PARQUE NATURAL (legislación autonómica) y RED NATURA 2000 (legislación europea), se está incumpliendo la ley por una misma razón: la complejidad de establecer unas normas de gestión, que son la esencia de la protección y dinamización de un espacio. Si no se es capaz de hacer cumplir o actualizar las figuras y normas ya existentes ¿Existe un verdadero compromiso con la protección de l’Albufera?
Ramsar
Desde el punto de vista internacional L’Albufera está designada como Humedal de Importancia Internacional bajo el Convenio de RAMSAR. Este reconocimiento mundial da cuentas de los valores ecológicos y culturales de la Albufera. En el año 2022, en este marco, se otorgó a Valencia la distinción de primera Ciudad Humedal en reconocimiento “a sus excepcionales esfuerzos por salvaguardar los humedales urbanos para las personas y la naturaleza”. Creo que los esfuerzos no son excepcionales, ni suficientes.
Reserva de la Biosfera
El Programa Man and the Biosphere (MAB) de la UNESCO establece una Red Mundial de Reservas de Biosfera, que define como “una red dinámica e interactiva de sitios de excelencia que fomentan la armonía entre las personas y la naturaleza para el desarrollo sostenible mediante el diálogo participativo, el intercambio de conocimientos, la disminución de la pobreza y la mejora del bienestar humano, el respeto de los valores culturales y la capacidad de la sociedad para hacer frente al cambio.” Es un programa muy potente, con objetivos ambiciosos y muy sugerentes. Muchos espacios ya protegidos se han adherido a esta red o la han utilizado como único instrumento de trabajo, con resultados muy positivos.
El borrador de candidatura de L’Albufera a la Reserva de la Biosfera en el que trabaja el Ayuntamiento de Valencia, recoge el espíritu del programa y propone un entorno de gestión coordinada entre administraciones, con herramientas de participación ciudadana y una zonificación con distintos niveles de protección. Contempla la integración de las figuras de Parque Natural y Reserva de la Biosfera, complementándose. La propuesta, como borrador, es muy interesante y se nota el buen trabajo técnico detrás de ella. Pero faltaría que el Ayuntamiento potenciara un proceso participativo más profundo para incorporar correctamente las visiones de diversos colectivos.
La candidatura no entra en la regulación de usos o en los recursos necesarios para su gestión. Solo establece unas bases abiertas a las que hay que ir dando forma.
Si la candidatura progresa, l’Albufera podría ser designada como Reserva de la Biosfera a mediados del año 2026. Entonces habría un plazo de dos años para presentar el Plan de Gestión de la Reserva de la Biosfera de l’Albufera. Hasta mediados de 2028.

- Foto: ROBER SOLSONA/EP
Teniendo en cuenta el historial de incumplimientos, cuesta ser optimista y pensar que esta nueva designación como Reserva de la Biósfera, por fin, sí que se tomará en serio. Más bien parece un tirar el balón hacia delante, enaltecer la parte bonita (los galardones) y posponer lo complicado (regular, gestionar).
Lo que falla no es la figura de protección, es la protección en sí. Creer que la Reserva de la Biosfera va a solucionar los problemas de l’Albufera en sí misma, es como reconocer el fracaso de 40 años de Parque Natural.
Volveremos al problema que ya tenemos ahora: decidir quién manda en una cosa y en otra, quién coordina, qué se puede hacer y qué no, cómo mantener el lago y la Devesa, cómo cultivar arroz, como compatibilizar actividades económicas con la conservación de la naturaleza. Cuánta agua le llega a l’Albufera. Qué hacemos con toda la basura que ha llegado con la Dana.
¿Cómo se comprende que por un lado se quiera mejorar la protección y por otro lado se dé por hecha la consolidación de la ampliación del puerto de Valencia que acrecienta los problemas del Parque Natural? ¿Cómo es posible que por un lado pensemos en Reserva de la Biósfera y por otro se reconsideren 40 años de protección de la costa o la pertinencia de hoteles en primera línea de playa? ¿O la degradación de la huerta?
En cualquier caso, este nuevo proceso con la UNESCO lo único que puede aportar de negativo es el riesgo de desviar la atención de lo verdaderamente esencial: garantizar recursos y compromisos efectivos para la gestión real del humedal.
En lo positivo, quizás el rédito político de una nueva insignia ilusionante para l’Albufera, anime a las administraciones y tal vez este nuevo lío de Reserva de la Biosfera acelere la redacción de unas normas de gestión y nos ayude a cumplir con el asunto pendiente de ser Parque Natural o estar en la Red Natura 2000. Quizás los ojos controladores de otra instancia internacional fiscalicen el proceso y por fin esto avance.
Si eso ocurre y la Reserva de la Biosfera progresa, lo importante será exigir que las cosas se hagan de forma diferente. El resultado se pervertirá si desde ya no se exige que se articulen verdaderos procesos de gobernanza.

- Foto: JORGE GIL/ EP
Hace un año la Generalitat Valenciana anunció la aprobación de un nuevo PRUG para l'Albufera en esta legislatura. No tengo constancia de que haya un plan de participación para recoger la visión de todos los agentes sociales que viven o trabajan por l’Albufera. No basta con tener a técnicos trabajando en la sombra en un borrador y luego un rápido periodo de consultas. La gobernanza no viene de arriba abajo. Hay que empezar desde abajo. Se necesita que la administración gestione el conflicto inherente a los espacios naturales, que articule herramientas (facilitadores, charlas, mesas de trabajo, redes/equipos, talleres…) para incorporar desde su concepción la visión de la gente de la agricultura, de la pesca, caza, turismo, ecologismo, mundo científico, etc. No será fácil ponerlos de acuerdo en un PRUG o en un plan de gestión de la Reserva de la Biosfera, pero ése es el trabajo de la administración. Y solo puede conseguirse con voluntad, compromiso y recursos para la gobernanza.
Y todo esto sin olvidamos que, en estos momentos, los esfuerzos tendrían que estar concentrados en la coordinación para UN completo diagnóstico de situación de l’Albufera después de la dana (que también implica gobernanza) y en UN proyecto de restauración.
Gobernanza y luego protección. Al revés no funciona.
Javier Jiménez Romo. Biólogo y vecino de l’Albufera.