Opinión

Las rurales, la señora Johnson y la estupidez política

Suscríbe al canal de whatsapp

Suscríbete al canal de Whatsapp

Siempre al día de las últimas noticias

Suscríbe nuestro newsletter

Suscríbete nuestro newsletter

Siempre al día de las últimas noticias

VALENCIA. Mañana por la mañana, jueves 15 de diciembre, el consejo rector de Ruralcaja/Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), aprobará la disolución de la histórica agroentidad financiera valenciana para constituir próximamente junto con la igualmente a disolver CajaMar una nueva entidad con sede en Almería.

Se trata no de una buena, sino de una gran noticia para el sistema financiero español y para los socios cooperativistas de ambas entidades. La fusión de ambas en una sola afianzará su solvencia y concederá al grupo resultante una capacidad de competencia suficiente para sobrevivir en un escenario cada vez más intrasitable como el que nos rodea.

No está de más recordar que la decisión de la entidad valenciana de ‘reunirse' con Cajamar, su tradicional competidor en el ‘ala Este' de la Península ibérica, está propiciada por el rechazo recibido en Madrid por parte de sus otros socios cooperativistas, la Asociación Española de Cajas Rurales, entidad participada por una buena parte de las rurales epañolas y que, según la versión local de los hechos, no está aun dispuesta a bajarse del Audi para arremangarse y ponerse a trabajar en la creación de un nuevo y único grupo rural levantado en torno al Banco Cooperativo y la aseguradora del grupo.

No obstante, al camino ahora iniciado por las dos grandes cajas rurales españolas le queda aun un largo camino por recorrer para cumplir con los objetivos del Banco de España de propiciar un sistema financiero estatal en el que no haya ninguna entidad financiera (salvo las excepciones razonables) que cuente con menos de 100.000 millones de euros en activos. Un elevado listón que necesitará de la incorporación de muchas, puede que todas las cajas rurales de España al naciente grupo.

Adiós definitivo al sistema financiero autóctono

Para Valencia, sin embargo, la fusión de Ruralcaja y CajaMar (con posisión dominante de esta última debido a su mayor tamaño) representa el acta definitiva de defunción del sistema financiero autóctono. El mismo del que la consellera portavoz del Gobierno valenciano, Lola Johnson, aseguraba el viernes pasado sin ruborizarse y sin que nadie del Consell se lo haya recriminado -que se sepa- que "goza de perfecto estado de salud"...

¿Dejarán alguna vez los gobernantes valencianos de tratar a los ciudadanos como menores de edad indignos de ser informados con todas las de la ley... o es que realmente se creen sus propias estupideces? Buena parte de las causas de la deplorable situación económica en la que se encuentra este querido país valenciano se halla en la falta de realismo -y de formación profesional- de sus dirigentes políticos durante últimos años en uno y otro bando, aunque la responsabilidad mayor es del que administra. En el fondo, se trata de una falta de honradez hacia el buen gobierno y la verdad que deben presidir la actuación de los dirigentes.

Sea como sea, ese modo de ver la vida, la política y la sociedad ha fracasado absolutamente, ha conducidio a la ruina a esta Comunidad y estos días se sienta en un banquillo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Ahora depende del nuevo presidente de la Generalitat -cada vez menos nuevo- cambiar el sentido de nuestra reciente y triste historia, o seguir viéndolas venir... o marchándose.

Recibe toda la actualidad
Valencia Plaza

Recibe toda la actualidad de Valencia Plaza en tu correo