Durante años, la izquierda ha repetido como un dogma incuestionable que el Partido Popular recorta derechos y deja a la gente atrás, usando el miedo para hacer política de forma retorcida y puramente electoral. Pero los hechos son tozudos. 

Hoy la ciudad de Valencia, liderada por la alcaldesa María José Catalá, demuestra que se pueden bajar impuestos, reducir deuda y, al mismo tiempo, mejorar los servicios públicos y reforzar la protección social. El relato se les derrumba con los datos. 

Nuestra ciudad es el mejor ejemplo de que se puede gobernar de otra manera, con las personas siempre en el centro de nuestras políticas. En apenas dos años y medio, hemos reducido la deuda municipal en un 60%, pasando de 232 millones a los 92 millones de euros con los que finalizaremos este año. 

Al mismo tiempo hemos bajado impuestos: los valencianos se ahorran cada año más de 52 millones de euros gracias a la reducción histórica del IBI, las bonificaciones a las familias numerosas o la bonificación de la plusvalía que pagaban los vecinos de Valencia al ayuntamiento por el simple hecho de heredar.

Estas políticas han venido acompañadas por una firme apuesta por mejorar nuestros barrios y la calidad de vida de nuestros vecinos: más inversión pública, más ayudas sociales, más conciliación, más empleo y más seguridad para todos. 

Hemos duplicado el presupuesto de programas sociales como las ayudas a becas comedor, las escuelas de verano o las ayudas matineras. Hemos hecho gratuito el Servicio de Ayuda a Domicilio, incrementado el cheque bebé a 400 euros, reforzado las ayudas a la conciliación familiar, multiplicado por 4 la adjudicación de viviendas públicas y en agosto tuvimos la mejor cifra de inversión ejecutada de los últimos 5 años. 

Estamos cambiando un paradigma con rigor en la gestión, con eficacia, y apostando sin complejos por la colaboración público-privada. Confiando en el autónomo, en el pequeño empresario, en el emprendedor. En definitiva, en el que arriesga y apuesta por generar empleo en nuestra ciudad. 

Con esta visión, hemos desbloqueado proyectos que suponen una inversión privada de 950 millones de € y la creación de 16.000 puestos de trabajo directos e indirectos. Y es que el empleo está en un buen momento: en cuanto a afiliaciones a la seguridad social, hemos tenido el mejor mes de julio de la última década; en cuanto al paro registrado, agosto ha tenido el mejor dato desde 2016.  

No nos conformamos. Tenemos ganas de más. La alcaldesa ha presentado, en el debate del estado de la ciudad, 55 medidas que miran al futuro y que demuestran que Valencia está levantando el vuelo. Entre ellas, destaca el Plan de Infraestructuras Críticas 2026-2031 para incrementar la protección de la ciudad ante situaciones de emergencias. Con una inversión de 120 millones de euros, este plan convertirá a nuestra ciudad en la primera gran urbe europea autosuficiente en el suministro de agua potable en caso de emergencia. Esto es gobernar pensando en las próximas décadas, no en las próximas elecciones.

Además, estamos trabajando para reforzar la seguridad con más policías, más  bomberos y con nuevas cámaras de vigilancia en nuestros barrios. En esta línea nace la nueva agencia de alquiler del ayuntamiento: queremos dar seguridad a los propietarios frente a la inquiocupación, activar viviendas vacías y facilitar contratos a nuestros jóvenes y familias. 

En definitiva, el Partido Popular demuestra con hechos que es compatible bajar impuestos, reducir deuda y reforzar el Estado del Bienestar. Que se puede hacer política útil, lejos de la demagogia, con una visión de ciudad más segura, más justa y con más oportunidades.

Valencia ha acabado con la propaganda de la izquierda. Y lo ha hecho con la fuerza de un gobierno que cree en sus ciudadanos, que confía en su talento y que entiende que cada euro de los vecinos debe volver a ellos en forma de servicios, seguridad y futuro.