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TRIBUNA LIBRE

Pulseras: la lógica de la ocultación

Publicado: 24/09/2025 ·06:00
Actualizado: 24/09/2025 · 06:00
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Un buen día al retornar de mi paseo matinal me enteré de que se había producido el gran apagón. A día de hoy, todo se ha embarullado de modo tal que nos resulta imposible soportar una explicación de aquel apagón y hasta corremos el riesgo de olvidar que se produjo un apagón. De ese modo ya no se corre el riesgo de facilitar su explicación. ¿Sería ese el objetivo buscado por nuestro Sr. Presidente cuando dijo que dejaba en manos de los técnicos el ofrecer la debida explicación del apagón? Reconozcan que bien pudiera ser. ¿Quién se puede creer que una sesuda reunión de altos profesionales sigue reuniendo y analizando datos para dilucidar la razón del apagón?

Hace unos días nos hemos enterado de algo que no puede correr la misma suerte: la protección otorgada a las mujeres frente a sus maltratadores. Lo que estamos viendo y oyendo es cómo unos datos se embrollan sobre otros, una declaraciones contra otras, de modo que no lleguemos a saber si el informe presentado por el Sr. Fiscal General del Estado, fundamentado en el testimonio de jueces y fiscales, es papel mojado sin más valor o bien si lo que afirma la actual Sra. Ministra del ramo, son capotazos para poner al toro en la suerte del olvido. Total, unos días más de esta dinámica y sucedería con la protección dada a las mujeres lo mismo que con el apagón. Todas las mujeres, según la Sra. Ministra del ramo, Da. Ana Redondo, habrían estado protegidas y el único problema en relación con su protección habría sido la desinformación generada y fundamentada en los testimonios de jueces y fiscales cuyos quehaceres no disfrutan del mejor aprecio y estima gubernamentales. No podemos dejar cerrar el problema en estos términos.

Hace años que denuncié algo muy dañino para el quehacer del político. Lo hice para denunciar una gestión gubernamental que sólo se podía legitimar si se había dado el paso de desconsiderar como valor la protección de la verdad. Por ello entendía que a tiempo estábamos de pasar a defender que sólo puede ser estimado como progresista quien haga ostentación de decir la verdad a los ciudadanos y defender e indagar la verdad en todos los foros; el Maquiavelo de salón no pasa de ser un intrigante intelectualmente descalificado. En definitiva, se intentaba por mi parte mostrar la actualidad de las reflexiones de Juan de Mairena: lo que debemos “desdeñar no es la política, sino la política mala, que hacen trepadores y cucañistas, sin otro propósito que el de obtener ganancia y colocar parientes”.

El apagón ya lo sufrimos y, corriendo los días, lo pagaremos. Las mujeres que se creían protegidas se han encontrado de bruces con sus maltratadores. Los relatos que están apareciendo en prensa no pueden ser más críticos de las situaciones vividas. Pero ni lo uno ni lo otro se explica. A la Sra. Ministra que contrató el actual servicio sin las debidas garantías, la Sra. Montero, la premió su partido remitiéndola a Europa. ¿A la actual Ministra que tiene como objetivo embarrar cualquier dato, sea el que sea y venga de quien viniere, con qué piensan premiarla? ¿Que más hemos de vivir, por qué situaciones hemos de pasar, para volver a considerar como un valor fundamental el servicio, protección y gestión de la verdad? Creo, en verdad, que con el tema de “las pulseras” hemos tocado fondo. Tenemos todo el derecho a saber qué ha sucedido y que sean personas acreditadas las que den cuenta de ello. Los jueces y fiscales podían comenzar a hacer públicos sus informes. Nos basta con  que lo escrito se corresponda con los estados de cosas descritos por las mujeres y los jueces.

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