VALÈNCIA. Esas palabras me llegaron al alma. “Por favor, que se calle”, decía una de las familiares de las personas fallecidas en la DANA el pasado día 29 de octubre. Ella encabezaba, junto a miles de víctimas, la quinta manifestación en Valencia en la que más de 30.000 personas reclamaron este sábado de forma unánime la dimisión del president de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.

Ponerse en la piel de otras personas, empatizar con el dolor de las víctimas y sus familias debería ser lo mínimo que el máximo responsable del Consell debiera haber demostrado durante estos últimos meses. Eso no ha sucedido. Si hacemos un poco de memoria de su actitud desde el 29 de octubre, pasó de estar “noqueado” durante los primeros días a ponerse a la defensiva, empeñado en reescribir un relato claramente dirigido a una defensa judicial, con una total ausencia de verdad y empatía. Toda esa verdad que como mínimo le debe a la ciudadanía valenciana, por dolorosa e injusta que fuese. Porque lo que es ya indudable es que, mientras el señor Mazón estaba almorzando despreocupadamente en el Ventorro, la mayoría de las víctimas de la DANA perdían la vida sin ser avisadas por quien debía hacerlo: la Generalitat Valenciana. 

Debe ser insoportable tener que asumir que, como consecuencia de la irresponsabilidad de uno, 227 personas hayan perdido la vida. Y esto es lo que debe estar pasando por la cabeza de Mazón, de un president que está a sus cosas y desoye el clamor social que le pide que libere al pueblo valenciano de su presencia insoportable que les impide la reparación. Solo así se podría entender la indecencia en la que este señor está inmerso y a la que está llevando a la institución a la que por desgracia todavía representa.

Desde el inicio de la emergencia, la respuesta del gobierno de Mazón fue tardía e ineficaz. A pesar de las alertas emitidas por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el presidente mantuvo una agenda ajena a la gravedad de la situación, incluyendo una comida con una periodista cuya relevancia minimizó posteriormente. No fue hasta las 17:37 horas que realizó su primera llamada relacionada con la emergencia y su llegada al Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI), según la penúltima versión que nos ha contado, se produjo después del envío del mensaje de alerta a las 20:11 horas, cuando la catástrofe ya estaba en curso.

La falta de transparencia y las contradicciones en sus declaraciones han generado desconfianza y malestar entre la ciudadanía. La ausencia de pruebas que respalden sus movimientos durante las horas críticas de la DANA, sumada a las múltiples versiones sobre su paradero, han alimentado la percepción de una gestión opaca y desorganizada.

A esta deficiente gestión se suman decisiones posteriores que agravan la situación. La adjudicación de contratos de emergencia ha estado marcada por la opacidad y el favoritismo. Empresas vinculadas a empresarios condenados por casos de corrupción, como la trama Gürtel, han sido beneficiadas con contratos millonarios sin los procedimientos de transparencia adecuados. Además, de sobrecostes alarmantes en materiales esenciales para la reconstrucción. 

La instrumentalización política de la tragedia que está haciendo el Partido Popular es otro aspecto que merece una rotunda condena. El gobierno de Mazón ha utilizado los contratos de emergencia para promocionar a empresas afines al Partido Popular de otras comunidades, como Murcia y Galicia, desviando recursos que deberían haberse destinado íntegramente a la recuperación de nuestra región. Desgraciadamente, no es novedad para los valencianos ver como los populares hacen negocio con la tragedia de la gente. Y es que no queda otra que confirmar que nos encontramos ante el PP de siempre.

La respuesta ciudadana está siendo tan rotunda y clara como la falta de responsabilidad de quienes están al frente del autogobierno valenciano. En los últimos meses, se han llevado a cabo cinco manifestaciones multitudinarias en Valencia, convocadas por más de 200 entidades cívicas, sociales y sindicales, exigiendo la dimisión de Mazón por su gestión de la DANA. Familiares de las víctimas y personas afectadas, a la que se ha sumado la mayoría social valenciana, han alzado su voz, denunciando la inacción y la falta de responsabilidad del gobierno autonómico. El pueblo valenciano no puede más.

La Comunitat Valenciana merece líderes comprometidos, transparentes y eficientes. La gestión de la DANA ha evidenciado que Carlos Mazón no cumple con estos requisitos. Su permanencia en el cargo no solo es una afrenta a las víctimas y sus familias, sino también a todos los valencianos que esperan una administración pública íntegra y competente. Por el bien de nuestra comunidad y en honor a quienes sufrieron las consecuencias de este desastre, es imperativo que Mazón deje de ser president de la Generalitat Valenciana. Es imperativo que el Partido Popular no se ponga de perfil y asuma su total responsabilidad sobre el destino de su barón territorial y acabe con el insulto que significa mantenerle al frente del autogobierno valenciano. Lamentablemente, el PP de Feijóo, observa impasible el dolor del pueblo valenciano y amarra su destino al pernicioso futuro de un Consell al que se le aclama el cese inmediato. ¿A qué o a quién espera el señor Feijóo?

Es momento de reconstruir, no solo las infraestructuras dañadas, sino también la confianza en nuestro autogobierno. Para ello, necesitamos un liderazgo que ponga por delante el bienestar de la ciudadanía, que actúe con transparencia y que esté verdaderamente comprometido con el servicio público. La salida de Carlos Mazón es el primer paso hacia la recuperación de la dignidad y la integridad en la gestión de nuestra comunidad. Sin excusas, sin demora.

Su voz no es la voz que representa la mayoría social. Su voz ahonda en la herida de la tragedia e impide al pueblo valenciano reparar y abrir paso a la esperanza y la recuperación moral y material que necesitan. Que merecen.

Que se calle, por favor. Esa es la voz de la mayoría social valenciana.