Ya sabíamos que el personaje nos iba a dar tardes de gloria y a rellenar titulares, pero cada día Donald Trump, en cada nueva intervención que realiza, no deja de sorprender, no deja indiferente a nadie; y claramente está realizando una enmienda a la totalidad al Estado de “cosas” actual, ya sea la cultura, la economía o las relaciones internacionales.
Desde luego Trump, cada vez que puede, es decir casi siempre porque le gusta, aprovecha la ocasión para dejar claro que no es políticamente correcto. Si en el meeting-funeral de Charles Kirk, su viuda evidenciaba cómo apostaba por seguir el nuevo testamento, perdonando a su enemigo, el asesino de su marido, haciendo Erika Kirk una exhibición y testimonio de Fe, Esperanza y Caridad, cosa que, me parece, no ha sido reconocido (o publicitado lo suficiente) por la Iglesia, aún; Trump, en ese estadio State Farm, en Glendale, Arizona, dejaba claro que era más seguidor del antiguo testamento, en el que un Dios justiciero hacía caer fuego del cielo sobre los pecadores (Sodoma y Gomorra), afirmando que odiaba a sus enemigos (algo muy humano aunque no muy cristiano).
Este perdón al asesino de su marido, incomprensible desde la perspectiva humana, y que solo se puede entender, como ya he adelantado, desde la Fe cristiana, me recuerda mucho la actitud de esos miles de huérfanos, viudas y padres de militares policiales y guardias civiles, españoles todos ellos, de no tomarse la justicia por su mano, ante la aparente inacción (e incluso a veces negociación) del Estado con los terroristas de ETA y todo su vil entorno, entre cómplice y asqueroso (recuerden aquel comentario de un ex-religioso de unos agitan el árbol y otros recogen las nueces); porque recuerden si no, lo que ocurrió en la cuasi guerra civil de la Argelia francesa con las OAS.
Es así como Estados Unidos lleva, desde la aparición de la cultura WOKE o de la cancelación, una deriva hacia casi la autodestrucción, y da la impresión que solo la vuelta a los principios fundacionales, que difundía Kirk, puede salvar al antaño faro de la Libertad como proyecto colectivo del Mayflower, y no terminar siendo un agregado de intereses particulares, identidades excluyentes, y mucha mucha amargura y triste infancia, y lo peor es que toda esta tensión y crispación política, con crímenes y ejecuciones como la de Kirk incluidas, nos lleva a un punto de casi no retorno.
Y si seguimos con el presidente norteamericano, que también sirve para tapar otros asuntos, es inevitable hablar de su comparecencia en la sede de las Naciones Unidas, este martes 23 pasado. Porque sus palabras no dejan a nadie impasible y de tanto ruido que levantan, muchas veces opacan el mensaje en sí o las acciones realizadas (ya saben que por sus obras los conoceréis), por la sucesión de mensajes, o cuasi exabruptos, que profirió en la asamblea de la ONU, y que paso a comentar brevemente.
El discurso de Trump comenzaba, podríamos decir, mal, dado que venía de como él dijo un triple sabotaje por tres sucesos muy siniestros, y es que a la entrada en la sede de las Naciones Unidas se estropeó justamente la escalera mecánica cuando iba a subir, o mejor dicho cuando estaba ya subiendo; después se estropeó el teleprompter también, y además, para remate, no funcionaba bien el sonido del salón de sesiones, es decir, teníamos en la sala de ese órgano de la Paz que es la ONU, a un Trump enfadado, o más bien enfurruñado (un estado bastante normal en él). Por eso afirmaba que la ONU, tiene un tremendo potencial, pero todo lo que hacen es escribir cartas con palabras duras y que las palabras no resuelven guerras.
Por eso, en esa línea, siguió, con un típico panegírico de auto loa, aunque ya se sabe dime de que alardeas y te diré de que careces, afirmando que él tenía razón en todo y que además se merecía el premio Nobel de la Paz. En la argumentación de su derecho al Nobel aseguraba, que en siete meses había terminado con siete guerras a saber; la guerra, o enfrentamiento sempiterno entre Armenia y Azerbaiyán un conflicto que tiene a sus espaldas miles de muertes y desplazados, y ha llevado a una enconada oposición entre ambos países del Cáucaso, que últimamente habían resuelto sus diferencias mediante la guerra, detenida en 1994.
Después también el conflicto entre el Congo, República Democrática, y Ruanda, por los grupos armados existentes en la frontera, como el grupo rebelde M23 en el este del Congo, apoyado por Ruanda, pues ya saben que es una zona con minerales y materias primas de alto valor. También, otro de los conflictos que existen, y han existido desde la creación de esos países, ha sido el de India y Pakistán, con una serie de enfrentamientos con grupos terroristas-independentistas de por medio, y una escalada militar que se pudo contener, gracias a Dios, dado que son dos potencias nucleares. Por otra parte, tenemos la llamada guerra de los 12 días entre Israel e Irán, a la que puso término Trump mediante la participación de forma contundente (atacando), y poniendo fin (por el momento) con el programa nuclear, pues, como dijo en la reunión de las Naciones Unidas, no se le puede permitir tener el arma atómica al principal promotor del terrorismo del mundo.
Otro de los conflictos y enfrentamientos fronterizos a los que puso fin o ayudó a su resolución fue el enfrentamiento entre Camboya y Tailandia, por la indefinición de la frontera en la que hubo una serie de choques bélicos, con varias decenas de personas muertes y miles de personas desplazadas También hubo otro enfrentamiento, en el que ha intervenido el presidente USA, como son las tensiones o desencuentros entre Egipto y Etiopía, con el problema de las aguas del Nilo y su control por la presa que ha levantado de Etiopía y que Egipto considera como una amenaza. Finalmente se ha producido un acuerdo entre dos regiones de la antigua Yugoslavia, ya saben la cruel guerra que hubo en los Balcanes, en la que también los norteamericanos, por cierto, tuvieron que intervenir, porque Europa no la resolvía era incapaz, y en la que Trump ha logrado un acuerdo entre Serbia y Kosovo para que se estabilice esa región.
Otro charco que pisó, fue la critica a sus “primos”, los británicos, cuando afirmó que el alcalde de Londres, el musulmán Sadiq Aman Khan, iba a adoptar la ley sharia"; a lo que el primer edil ha contestado que el presidente USA es un “racista, sexista y misógino”, muy fácil se lo había puesto. Para seguir con el argumento de que reconocer el Estado de Palestina era un premio muy alto para dárselo a los terroristas de Hamas, dirigido sobre todo a los países europeos que lo han hecho. También dirigido a Europa, fue la insinuación de ser unos cínicos o hipócritas, pues era “vergonzoso” el que se siguiera comprando petróleo y gas a los rusos y por tanto financiando su guerra contra Ucrania. Otro dardo dirigido al lobby de la agenda 2030, muy instalado en Bruselas, fue recordar que el negocio del “cambio climático” era la mayor estafa de la historia, y que había sido obligada por los acontecimientos a cambiar de nombre pues antes se llamaba “calentamiento global”. Terminando, en cuanto mensajes dirigidos principalmente a los europeos, en que nuestros países se estaban yendo al infierno por la inmigración descontrolada.
Para acabar, lanzó un mensaje en defensa de la libertad de expresión, así como también llamó a proteger la libertad religiosa, recordando, además, que el cristianismo era la religión más perseguida del planeta, pues aun resuenan los disparos de los yihadistas islámicos en Nigeria que han asesinado a miles de cristianos en aquel país, descansen en Paz.