En noviembre de 2024, cuanto más falta hacía la ayuda en las zonas afectadas por la Dana y todavía se buscaban cadáveres sin saber cuántos, el recién nombrado vicepresidente segundo y conseller para la Recuperación Económica y Social, Francisco Gan Pampols, trató de ponerse en contacto con la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y líder del PSPV-PSOE, Diana Morant.
Lo hizo a través del expresidente de Aragón Javier Lambán (QEPD), socialista, quien le facilitó el número de teléfono y avisó a Morant. Gan Pampols llamó dos veces a Morant y le envió tres whatsapps, pero no obtuvo respuesta. Cuando entendió que no quería hablar con él, dejó de insistir.
Esto nos lo había contado Gan a los periodistas, off the record, para ilustrar con este y otros ejemplos su decepción por la falta de colaboración del Gobierno central, pero días después de abandonar el Consell lo contó abiertamente en Las Provincias, lo que me permite comentar tan significativa información.
Por si había dudas sobre los motivos de la callada por respuesta de la única ministra valenciana al vicepresidente del Consell, Morant dio esta semana, a preguntas de Esdiario, una explicación que agrava su irresponsabilidad.
Morant vino a reconocer que no le cogió el teléfono a Gan ni respondió a sus mensajes porque no quiso. Concretamente, porque consideraba el nombramiento del militar retirado "una estrategia de maquillaje del señor Mazón" en la que ella "no iba a participar".

- Francisco Gan Pampols, el día de su despedida.
- Foto: ROBERTO PLAZA/EP
Para poner en contexto los hechos, hay que recordar que el nombramiento de Gan se anunció el 19 de noviembre y que tomó posesión el día 26, cuando aún no se había cumplido un mes de la catástrofe. El intento de contacto se produjo en esas fechas.
Unos días antes, la veleta de Morant respecto a Mazón había girado 180 grados: de ponerse enteramente a su disposición y ofrecer públicamente, el 6 de noviembre, el apoyo del PSPV a los presupuestos de la Generalitat de 2025 "sin condiciones", pasó, el día 15, a exigir la dimisión del president. En medio se había producido la primera gran manifestación contra Mazón –todavía con algunos gritos contra Sánchez que desaparecieron en las siguientes convocatorias– y la comparecencia del jefe del Consell en Les Corts para tratar de justificar lo injustificable.
La confesión desvergonzada de Morant es la prueba del algodón de que en algún momento entre el 6 y el 15 de noviembre de 2024, con el barro todavía por los tobillos de mucha gente, algún estratega sin escrúpulos del PSOE decidió cortar toda colaboración con la Generalitat para las tareas de reconstrucción.
Se mantuvo hasta marzo la coordinación para la emergencia en el Cecopi, muy mejorable, pero para la reconstrucción el Gobierno cerró la puerta a cualquier colaboración con la Generalitat. Le concedió un préstamo para que se pagase sus obras pero se negó a cogerle el teléfono, a responder a sus cartas, a celebrar reuniones de coordinación entre los miembros de ambos gobiernos, a crear una comisión mixta de coordinación o a colaborar, con los conocimientos y la experiencia de los organimos estatales como Aemet y la CHJ, en la elaboración del plan de reconstrucción encargado por Gan Pampols, conocido como Pla Endavant.

- Visita de Diana Morant a Picanya el pasado viernes.
- Foto: ROBER SOLSONA/EP
El gesto por omisión de Morant puede parecer una anécdota que muestra cuáles eran las prioridades de la líder del PSPV en momentos tan críticos, pero es mucho más, fue el inicio de una mezquina estrategia política que continúa lastrando la recuperación. Una recuperación en la que todos presumen de sus avances como si fuera una carrera de motos pero en la que nadie se responsabiliza de lo mucho que queda por hacer, que en parte es consecuencia de la falta de coordinación.
Quienes han pagado esa deslealtad institucional hemos sido los valencianos, especialmente los damnificados. Todavía está a tiempo el Gobierno de rectificar ahora que Mazón, si ese era el problema, no va a estar al frente del Consell.