Opinión

CRÓNICAS DESDE EL PURGATORIO

Viernes 13

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VALENCIA. El escenario está construido y los recortes dispuestos. Dos décadas de negligencia gubernamental por parte de los dirigentes conservadores y socialdemócratas de España han conducido al país y a sus habitantes a un retroceso económico del que ni siquiera intuimos cuándo podremos salir. Endeudamiento, descontrol fiscal y debilidad ante los grandes monopolios han sido el factor común de los últimos gobiernos.

Todo ello unido a una evidente falta de talento para dirigir esta nave hacia la modernidad a bordo de la educación y la investigación, nos han metido a los españoles en un serio aprieto que en unos días -como mucho en unas semanas, mientras tomamos el sol- se traducirá vía decreto ley en un severo encarecimiento del coste de la vida y en una caída abisal de los sistemas de protección social, con mayor efecto para los ciudadanos económicamente más débiles.

Subirá el paro y bajará la renta. Gozaremos de menos defensas sociales de todo tipo, bajarán sueldos y salarios, trabajaremos más por menos (viva la competitividad). Gracias, Mariano, menos mal que nos ibas a salvar de José Luis, el otro ‘cerebro' al que reemplazaste y que también estuvo ‘sembrao'.

El caso es que mientras Madrid busca culpables de la situación en Bruselas y en Berlín, los famosos 100.000 millones preparados para rescatar al "mejor sistema bancario del mundo" siguen en paradero desconocido, el riesgo país flota al albur de los especuladores y los tipos siguen escalando. La sensación general es que el Gobierno Rajoy espera un rescate mientras camina zombie o grogui, al gusto de cada cual.

ALBERTO FABRA, EL ÚLTIMO TRANVÍA

En Valencia sigue la fiesta. Carreras de coches, incendios y rock and roll, no va mas. Al borde la Generalitat de la suspensión de pagos -incluidas las nóminas de los funcionarios- y con su programa de reformas estancado en una madeja jurídica de difícil resolución, solo la evidente falta de alternativa a Alberto Fabra como lider del PP está frenando el acelerado proceso de descomposición del partido que sostiene al gobierno autonómico, acosado por las imputaciones de corrupción y las crecientes fricciones tribales.

Ni siquiera se atreve Fabra a realizar el natural cambio de consejeros que una vez asentado su liderazgo debería acometer para reeemplazar a los heredados del' insigne petronio' Francisco Camps. El temor presidencial a romper el actual endeble equilibrio le mantiene maniatado e incapaz de pisar el acelerador de una reformas embarrancadas desde hace meses por muchas consultorías y despachos jurídicos contratados para intentar dar algo de sentido a un proceso sin filiaciónni objetivos.

De la oposición tampoco se puede esperar mucho. Los cien días de Ximo Puig no han dado de si: el partido se debate en sus habituales y tediosos personalismos olvidando una vez más el trabajo pendiente desde hace 18 años -presentar ante los ciudadanos una alternativa creible de gobierno-, y de que les queda apenas una legislatura antes de desaparecer para siempre por el sumidero de la historia. Por su parte, los alegres chicos de Compromis están tan contentos de haberse conocido que se han olvidado de la economía real -¡estúpidos!-, del mismo modo que los siempre rigurosos dirigentes de EU se mantienen en guardia en el país de nunca jamás.

Vale. Sabemos cuáles han sido las causas y los causantes del desastre económico valenciano. Conocemos los nombres de los últimos presidentes autonómicos, los de las cajas de ahorro y sus directores generales, los del Banco de Valencia y los de las instituciones de (des)control, el de los líderes políticos, sindicales y parlamentarios que han participado en el guateque o miraban hacia otra parte, así como los de los dirigentes empresariales, financieros y mediáticos que se entregaron a la orgía de los últimos años.

No deberían volver a pisar foro público alguno, aunque la mayoría se mantienen en el cotarro intentando reconducir la situación que su falta de seny ha provocado (salvo los financieros, que sería ya excesivo, aunque aun no han asumido responsabilidades y se han ido bien forrados). Pero los ciudadanos también pusieron su granito de arena votando, consintiendo y asistiendo, aunque fuera solo como morbosos espectadores, al gran espectáculo. Pan y circo.

Acabemos y pongamos fin al pasado. Es la hora de olvidar todo aquello (salvo a los delincuentes, a los que falta juzgar y sancionar), relegar unos recuerdos y unas imágenes que ya no conducen a nada -salvo sus enseñanzas-, y empezar de nuevo con carácter y decisión. O nos ponemos a trabajar con los dientes apretados, los puños cerrados y la vista al frente o nos desharemos en un océano de miseria y desesperanza.

"Representantes del PP, PSPV, EU y Compromis se han reunido esta mañana en una sala de Les Corts con el objetivo de acordar el establecimiento de un plan conjunto de acción gubernamental que permita abordar y resolver los graves problemas que asolan a la Comunidad Valenciana. Es el paso previo para la constitución, en las próximas semanas, de un Gobierno de concentración que aglutine a las fuerzas políticas y se dirija a la sociedad para la explicación de los problemas y del programa para abordarlos".

Tal vez ésa es la noticia que debiéramos contemplar pronto en los informativos y primeras planas de los medios de comunicación. Solo con esta fórmula -algunos la han descubierto ahora, pero otros llevamos desde el principio de la crisis proclamándola- o con alguna similar se podrá abordar una situación tan grave como interesada está la Generalitat en no explicar a los ciudadanos. Exijamos el cambio con todas nuestras fuerzas o quedémonos paralizados en nuestras butacas esperando el viernes 13 y sus consecuentes años de plomo posteriores. Llega el Armagedon del bienestar español.

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