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EL TINTERO

Os recibimos con alegría

Los presos comunes seguro que reciben con amabilidad y ánimo fraternal a los nuevos y (ex) ilustres compañeros: políticos, empresarios y jugadores de balonmano reales. De la misma forma que los valencianos abren sus brazos a las empresas tecnológicas que quieren instalarse en la Marina y también a los cientos de inmigrantes que compartirán entorno con las Fintech. Somos acogedores por naturaleza

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VALÈNCIA. El Mediterráneo es cruce de culturas, mar de paso y de recreo y también de conquistas, es un territorio de intercambio de personas y mercancías y como los tiempos cambian pero no tanto, así lo sigue siendo. Las personas se desplazan por gusto o por necesidad, las zonas calientes (en terminología técnica y militar) generan movimientos migratorios que son un drama principalmente para sus protagonistas, porque sacan de su contexto y hábitat natural a millones de personas. Esos inmigrantes (a veces con la condición de refugiados) no tienen porqué entender y compartir nuestro “extraño” modo de vida, y quizá ese pensamiento debería guiar la política europea e internacional, es decir, la democracia occidental no puede imponerse a golpe de invasión, derrocamiento del líder local y guerras inacabadas, pero tampoco la solución es vaciar unas zonas y poblar otras, así sin más.

Llevamos un par de semanas con exceso de noticias disruptivas -disculpen el uso de esta palabra de moda pero define bien lo que sucede-, pues cada información supone una “rotura o interrupción brusca” con la del día anterior, lo cual anula o resta valor y capacidad de análisis a muchas informaciones interesantes. Fíjense en la sucesión de grandes titulares: sentencia Gürtel, moción de censura, nuevo gobierno, goteo de carteras ministeriales, nueva TV pública valenciana, barco Aquarius, sentencia Nóos, y seguimos para bingo.

Ante tal cantidad de información, nuestra sociedad tiene muchas opciones, pero dos muy básicas suelen ser: me creo lo que veo en los medios porque sus profesionales saben mucho de todo y me proporcionan las claves a modo de resumen o, sospecho y me siento abrumado y reflexiono sobre lo complejo de opinar con criterio acerca de tanta sentencia judicial, o sobre las crisis geopolíticas y humanitarias, algo de formación e información será necesaria, ¿no creen?

La comodidad y la pereza, especialmente cuando llega el calor suele decantarnos por la primera opción, ya que es tedioso leer e informarse y sospechar de casi todo, dejar un margen a la duda y a la réplica, abandonar esa prepotencia cosmopolita occidental que suelen derrochar los políticos y opinadores más cercanos a la izquierda y al nacionalismo, al menos en España. Siempre tienen la clave para solventar los problemas, siempre están indignados si no gobiernan los suyos y siempre quieren ayudar al orbe entero (empezando por ellos y sus familiares obviamente), y cuando les enfrentas a su elevada hipocresía o demagogia, salen con aquello de “¿quien no tiene contradicciones en su vida?”, o el clásico “ser de izquierdas no significa que no viva igual o mejor que la gente a la que digo detestar y critico públicamente”. La doble moral legitimada.

Debido a las últimas informaciones, nada más humano y más cristiano –mientras derrocan cruces toman el ejemplo del evangelio– que sentir empatía con las personas hacinadas en un barco, por cierto, espero y deseo que sea la misma empatía y cercanía que muchos sentimos al ver un indigente en la puerta del supermercado, al que imagino que todos saludan amablemente y dan algo de dinero o comida, cuando no lo invitan a tomar algo. Nuestros líderes que tanto reivindican el ateísmo han visto la luz y han acogido el mensaje del evangelio según San Mateo, 25 “Señor ¿cuándo te vimos hambriento , y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? (…) cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”. 

Estas reflexiones vienen a cuenta de la emoción y alborozo que tantas personas muestran con los nuevos visitantes que llegarán en unas horas. Intentaré hablar con algunos de ellos, personajes públicos y anónimos que muestran en redes su satisfacción por tener un alcalde como Dios manda -nunca mejor dicho - y por ser más solidarios que nadie, y ojalá todos ellos me comenten que además de la ayuda que su ONG más cercana prestará, ellos mismos van a estar ahí los primeros días en labores de bienvenida y cuidado. Probablemente los más entregados ya habrán acondicionado esa habitación de invitados, ese cuarto donde guardaban libros y CDs, incluso algún sofá-cama en el salón. Mientras muchos veremos con realismo y preocupación lo que sucede y estaremos donde toque y se nos requiera para auxiliar a los necesitados, pero dejando de lado, por una vez, el marketing y la comunicación.

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