VALÈNCIA. Una de cada cuatro viviendas vendidas en 2024 en la Comunitat Valenciana se compró con fines de inversión, principalmente por parte de un comprador valenciano. Aunque la mayoría de operaciones que cerraron el pasado año las inmobiliarias siguen correspondiendo a la adquisición de una residencia habitual, el 62,3 % del total, el peso de la compra como activo patrimonial refleja el fuerte 'apetito' del inmobiliario como valor refugio. Esta tendencia contrasta con el actual contexto de crisis habitacional, marcado por la escasez de oferta asequible y las dificultades de acceso a la vivienda para amplios sectores de la población.
De hecho, cierto es que el número de operaciones destinadas a inversión ha disminuido en 3,27 puntos porcentuales respecto de 2023, cuando copó el 29,07% de todas las compraventas en la región, pero su peso sigue siendo importante. El descenso se debe, según las inmobiliarias, al menor volumen de oferta de segunda mano disponible, un factor que forma parte del grave problema del acceso a la vivienda actual.
Estas son algunas de las principales conclusiones de la Encuesta sobre personas compradoras de vivienda a través de agencias inmobiliarias en el último año, realizada por la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI) y la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (Asicval). Un informe, realizado a 69 profesionales del sector en la Comunitat, y que refleja que son los propios valencianos los que lideran las compraventas en el mercado residencial valenciano, tanto para vivienda habitual como de segunda residencia y para inversión.
En este sentido, desciende el porcentaje de compradores extranjeros, sobre todo de países de fuera de la UE. En el último año, los compradores comunitarios para vivienda habitual representaron el 21,81% frente al 34,23% en 2023; los de segunda residencia el 38,4%, mientras que aglutinaron el 62% en 2023; y los que adquirieron por inversión pasaron de representar el 58,8% en 2023 al 23% el pasado año.

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Por su parte, los compradores extracomunitarios representaron el 10% de las operaciones de vivienda habitual en 2024, frente al 24,6 % del año anterior. En el caso de la segunda residencia, su peso cayó del 36% al 11,5%, y en la compra con fines de inversión, pasaron del 38,2 % en 2023 al 9,5 % actual. "La escasa oferta de vivienda de segunda mano también afecta al comprador extranjero, que apenas encuentra producto en los portales inmobiliarios. Sin embargo, los inversores locales tienen un acceso más rápido a las oportunidades que captan los profesionales inmobiliarios. Hablamos en cualquier caso de inversores particulares”, explica Nora García Donet, presidenta de Asicval.
Perfil mayoritario en la Comunitat
Por tanto, según las inmobiliarias valencianas, el comprador mayoritario el pasado año era valenciano y tenía una edad media de 40,5 años, algo menor que en 2023, que fue de 42,7 años. De hecho, la franja mayoritaria de compradores se sitúa entre los 30 y 40 años, el 50,7%; seguido de los de 40 y 50 años, el 43,5%. Ya a más distancia están el tramo entre los 50 y 60 años, que aglutinan el 5,8% de las compras, mientras que los menos de 30 años y mayores de 60 años no adquirieron ningún inmueble, de acuerdo con los datos.
Una cuestión llamativa es que el perfil de comprador de vivienda se ha invertido respecto a la última encuesta de 2023. Aunque siguen predominando las parejas, en el último año ha despuntado el perfil sin descendencia (42,1%), frente al 38,2% de parejas con hijos. En 2023, las proporciones eran inversas (36,1% y 42,3%, respectivamente). Asimismo, ha descendido el porcentaje de personas solas (14,7% frente al 16,9% de 2023) y prácticamente se mantiene el peso de empresas compradoras (4,9% frente a 4,6% de 2023).
Entre los motivos, en general, quienes compraron una vivienda habitual lo hicieron para poder emanciparse (el 35,4% frente a 22,6% en 2023) y el que cambia el alquiler por la compra (30,2% frente a 16,4% en 2023). Desciende, en cambio, el porcentaje de propietarios que cambian de casa (34,3% frente a 60,8%). El fuerte descenso de las operaciones de reposición refleja el impacto de los precios y la falta de oferta, mientras que crecen las compras de primera vivienda impulsadas por jóvenes y familias con apoyo financiero.
“En estos momentos quien puede comprar, compra, y aquí tenemos desde jóvenes que ahorran viviendo con sus padres hasta quienes reciben ayuda familiar para la entrada o buscan sustituir el alquiler, porque los precios del arrendamiento se han disparado. En estos casos, un crédito siempre va a salir más a cuenta, sobre todo con la bajada de tipos de los últimos meses. Y también tenemos a particulares, que deciden invertir en vivienda como valor seguro ante la rentabilidad del mercado””, explica García.

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- Foto: EDUARDO MANZANA
Según las inmobiliarias valencianas, las viviendas de entre 150.000 y 200.000 euros fueron las más demandadas por los compradores (43,5%), aunque el precio medio se situó en los 193.478 euros. Las viviendas que más se han comprado tienen entre 90 y 120 m2 (47,7%), seguidas de las que tienen entre 60 y 90 m2 (40,9%). Sin embargo, el 72,8% de los compradores no ha podido obtener su vivienda deseada, porque no se encontraba en su zona de preferencia o debido a los elevados precios.
La combinación de ahorro personal + hipoteca continúa siendo la fórmula más extendida de financiación (58,5%), seguida del ahorro personal en exclusiva (28,2%). No obstante, los pagos al contado disminuyen respecto a 2023, cuando supusieron el 32,5%. Aumenta, por otra parte, la financiación que combina aportación familiar más hipoteca al pasar del 4,7% en 2023 al 10,1% en el último año.
“El precio de la vivienda está desbocado tanto en la compra como en alquiler porque no hay vivienda suficiente, ni nueva ni de segunda mano”, denuncia García. "Las diferentes administraciones llevan dos años hablando del problema de la vivienda, pero apenas se han puesto en marcha medidas efectivas. Es urgente un pacto de Estado por la vivienda con amplitud de miras, que integre políticas de urbanismo, transporte, fiscalidad y desarrollo territorial”, concluye.