VALÈNCIA. La falta de profesionales en el mercado laboral se agudiza. La digitalización ha hecho que cada vez sea más complicado encontrar un albañil, un fontanero, un herrero o un camarero. Los empresarios lamentan dejar muchas vacantes sin cubrir y demandan perfiles profesionales con niveles formativos iniciales e intermedios en distintos sectores clave. 

Según el ‘Barómetro de Empleo y Formación nº 2 de noviembre de 2024’ realizado por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), la formación profesional es la que mejor se ajusta a los requerimientos del mercado laboral. Un 65 % de los encuestados opina que esta formación se ajusta bastante o completamente, frente a un 23% que apunta a la formación universitaria. 

Cierto que los titulados en FP suelen registrar una tasa de desempleo menor y encontrar trabajo más rápido. Asimismo, superados los estereotipos sociales y acortadas las distancias en términos de retribución salarial, cada vez más jóvenes se inclinan por matricularse en algún ciclo de FP. En el curso 2022-2023 hubo 1.085.259 alumnos matriculados en alguna enseñanza de FP, casi 105.000 menos que en el curso 2024-2025.

Una de las consecuencias de la demanda creciente de estas formaciones es, como señala Fernando Marzal, CEO y cofundador de Kämpe, el surgimiento de numerosos centros de FP privados que aprovechan la saturación de la oferta pública. Marzal acusa también la sobrecualificación que ofrecen muchas de estas enseñanzas en comparación con el desempeño real que acaban ejerciendo estos profesionales en el puesto de trabajo. 

Fuera la ‘titulitis’

Para solventar ambos problemas, en Kämpe ofrecen una alternativa que aúna en un mismo proceso práctica y formación técnica y aparca la “titulitis”. Su apuesta es por los certificados oficiales y carnets profesionales reconocidos por el Ministerio como herramientas para la acreditación de competencias y el desarrollo profesional. Se especializan en acelerar el acceso al empleo en oficios técnicos relacionados, por ahora, con las áreas de construcción, electricidad, fontanería, carpintería y climatización. Los jóvenes interesados en acceder a sus formaciones solo tienen que querer trabajar en alguno de estos oficios y pagar una cuota mensual de 49 euros a cambio de “formación, mentoría y colocación laboral en menos de 100 días”.

Con dicha alternativa que recupera la figura del aprendiz, dice esta startup valenciana haber colocado ya a más de 200 jóvenes a través de acuerdos con empresas de toda España. El límite de la formación recibida lo marca cada alumno y su ambición profesional. “No olvidemos que, por ejemplo, para que un electricista se convierta en oficial de primera, que es la máxima categoría, la media son entre 9 y 10 años. Con nuestro método, pueden alcanzar ese nivel pero aceleramos el proceso y reducimos el tiempo a menos de la mitad”, dice Marzal. 

También en la empresa malagueña Taalentfy se proponen cambiar la forma en que estudiantes y profesionales acceden al mercado laboral en España. Para ello ofrecen una plataforma tecnológica que combina inteligencia artificial y metodologías de evaluación psicológica para diagnosticar el talento real de los candidatos, más allá del currículum tradicional. “Durante años, el talento ha estado oculto tras un currículum. Nosotros trabajamos para visibilizarlo. Que una empresa pueda descubrir al candidato ideal no por lo que ha hecho, sino por lo que puede llegar a hacer”, afirma Alejandro González, fundador y CEO de Taalentfy.  

La empresa, creada en 2015, se halla ahora inmersa en un proceso de expansión hacia el ámbito de la Formación Profesional aprovechando su gran potencial de crecimiento. En esta línea han lanzado la marca FP Talent donde, además de la formación técnica, se valoran competencias como la curiosidad, el aprendizaje continuo, la resiliencia o la capacidad de adaptación.

Igualmente, en Ucademy dieron el año pasado el salto a la FP convirtiéndose en centro oficial y ampliando su oferta para llegar más lejos. Nacida como academia online para preparar a estudiantes para exámenes competitivos como selectividad o las oposiciones, ahora apoyan también a futuros profesionales de FP a los que buscan su lugar en los sectores de salud; informática y comunicaciones; marketing y administración; o servicios socioculturales y a la comunidad. La startup acaba de recibir 3,5 millones de inversión para incorporar IA en la mejora de su plataforma.

FP para emprendedores

La Fundación Clicollege es uno de los proyectos solidarios del emprendedor Pablo Fernández, cofundador de Clicars, Clikalia y Clidrive orientado, en este caso, a impactar en la educación. A la fundación pertenece el centro Clicollege FP donde dicen ofrecer “una FP Superior Oficial innovadora y abierta a todos” para obtener el título oficial de Administración y Finanzas a través de una propuesta académica personalizada. Garantizan también prácticas en algunas de las startups del fundador u otras igualmente importantes al objeto de formar “especialistas en business y emprendimiento”.  Los alumnos seleccionados están becados y tanto puede cursarse de forma presencial como online o combinado. Los estudiantes empiezan a pagar su formación una vez que comienzan a generar ingresos, gracias a las prácticas remuneradas.

“Hemos elegido el formato de Formación Profesional porque tiene un enfoque más práctico que los grados universitarios”, declaraba Pablo Fernández en otro medio. Su deseo con esta iniciativa es devolver a la sociedad la oportunidad que a él mismo le proporcionaron la educación y las becas para “estudiar en las mejores universidades y poder cumplir mis sueños profesionales”. Pablo Fernández se graduó en la Escuela de Negocios de Harvard y la Universidad Complutense de Madrid, donde se alzó con el premio nacional de graduación a la mejor transcripción académica en España.