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Lofith Composites, la tecnológica valenciana que 'pone a dieta' los materiales

La compañía, 'spin off' de Aimplas, planea la puesta en marcha de una línea de producción en 2026

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VALÈNCIA. La compañía valenciana Lofith Composites ha desarrollado una tecnología que 'pone a dieta' a los materiales al permitir reducir su peso y con la que busca transformar sectores como la automoción o el aeroespacial. Nacida como spin-off del Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas), y con el respaldo financiero de Redit Ventures, la firma se ha convertido en un referente emergente en Europa en materiales composites termoplásticos de fibra larga. "Ponemos a los materiales a dieta. Si en un vehículo conseguimos reducir peso, lo hacemos más eficiente. Puede ser un coche eléctrico, un satélite o incluso un tanque de hidrógeno", explica su CEO, Amador García.

Constituida en 2023, Lofith inició su actividad en septiembre de 2024 tras más de cinco años de investigación en Aimplas, donde se desarrolló una tecnología de fabricación propia, capaz de unir fibras como el carbono o el vidrio con matrices termoplásticas de manera homogénea."Por un lado, están los materiales, cómo hay que fabricarlos, qué composición tienen que tener y, por otro lado, el método de fabricación. Los materiales que hace Lofith son termoplásticos que se funden con el calor. Cómo se selecciona cada una de esas partes y cómo se une es vital", señala. "Es como hacer una mayonesa: si no se unen bien, se corta. Nuestra tecnología consigue que se integren y genere un material con propiedades superiores", explica García.

Esta combinación permite obtener productos más ligeros y con la ventaja añadida de que pueden reciclarse, una característica diferencial frente a otros composites. Además, los materiales de Lofith se adaptan a las necesidades de cada cliente. Desde automóviles eléctricos y componentes de satélites hasta depósitos de hidrógeno o carcasas de baterías. "No es lo mismo fabricar un satélite, que debe soportar temperaturas extremas, que producir una batería. Ajustamos la receta del material a la aplicación concreta", señala el CEO. Entre los sectores donde ya trabajan, como se apuntaba, destacan la automoción, la aeronáutica y la energía, con clientes en Alemania, Dinamarca, Francia y España. Además, la empresa estudia alternativas con fibras vegetales para responder a la creciente demanda de soluciones más sostenibles.

La planta industrial, objetivo para 2026

Actualmente, la producción se realiza en instalaciones de Aimplas, con una capacidad limitada a unas pocas toneladas al año. Sin embargo, la demanda ya exige fabricar entre 20 y 50 toneladas, lo que obliga a dar un salto industrial. "Nuestros clientes ya nos piden cantidades mucho mayores. No hay riesgo de mercado porque conocen el producto y lo demandan. El reto es montar cuanto antes nuestra propia planta", subraya García.

El plan de la compañía es contar con una nave de unos 600 metros cuadrados en la Comunitat Valenciana en 2026. Una de las ubicaciones que se barajan es el entorno del aeropuerto de Castellón, que ya alberga un hub tecnológico. Para financiar este salto, Lofith ha abierto una ronda de inversión de medio millón de euros que espera cerrar en noviembre de 2025. La inyección de capital permitirá adquirir maquinaria, acondicionar la planta y ampliar la plantilla.

Los resultados económicos muestran un crecimiento acelerado: de apenas 1.000 euros en 2023 a unos 225.000 en 2024, con previsión de superar el millón en 2025. El objetivo es alcanzar los 15 millones de euros en facturación en 2030. "Empezamos con muy poco, pero nuestro modelo es único: ajustamos los materiales a medida del cliente y después los producimos a gran escala. Esa personalización nos está dando muy buenos resultados", asegura el CEO.

Un mercado reducido y global

El sector de los composites de fibra larga es muy especializado. Apenas una decena de empresas en todo el mundo, concentradas en China, Estados Unidos y Europa, compiten en este campo. Esa escasez de rivales refleja la dificultad técnica del proceso de fabricación. Pese a su reciente creación, Lofith ha trabajado desde el inicio con clientes internacionales. “Nuestra primera empresa fue alemana, y desde entonces Europa ha sido nuestro ámbito natural. Ahora recibimos interés desde Estados Unidos, lo que abre nuevas posibilidades de expansión”, indica García.

La innovación no se limita a los materiales. Lofith también apuesta por la digitalización y la inteligencia artificial para optimizar procesos. “La IA nos ayuda a procedimentar tareas complejas, seleccionar materiales y ahorrar costes”, señala el CEO. El objetivo último de la compañía es contribuir a una movilidad más sostenible. Reducir el peso de los vehículos implica reducir consumo energético, emisiones de CO₂ y aumentar la carga útil. “Si los materiales pesan menos, los vehículos consumen menos, transportan más y emiten menos. Ese es nuestro valor añadido”, señala García.

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