VALÈNCIA. En un país donde el pádel se ha convertido en uno de los deportes con mayor crecimiento, más de cuatro millones de jugadores y miles de pistas repartidas por toda España, abrirse paso entre las grandes marcas no es tarea fácil. Sin embargo, la empresa valenciana Samo Sports ha conseguido hacerlo. Especializada en overgrips para palas de pádel, la firma ha logrado consolidarse en un sector dominado por gigantes como Wilson o Bullpadel, gracias a una estrategia basada en la venta online, la atención al detalle y una fuerte conexión con la comunidad de jugadores.

La historia de Samo Sports arranca en 2020, en plena pandemia. Su fundador, Antoni Mollá, entonces entrenador de esquí, aprovechó el parón global para explorar nuevas oportunidades de negocio a través de Amazon. "Durante aquellos meses empezamos a probar con distintos productos. También jugábamos a pádel y detectamos una oportunidad en ese mercado", recuerda. El equipo realizó un amplio testing de overgrips, el accesorio que mejora el agarre y la comodidad de la pala, y el elegido para la venta empezó a destacar entre los compradores online. "Se posicionó muy bien en Amazon, y a partir de ahí decidimos construir toda la marca alrededor de ese producto", explica Mollá.

Después de cinco años, Samo Sports vende más de 16.000 unidades al mes y reparte su mercado entre España y Latinoamérica, con la vista puesta en seguir ampliando su presencia internacional. La compañía forma parte del programa de Lanzadera, la aceleradora de empresas impulsada por Juan Roig.

Fabricación y desarrollo del producto

El overgrip de Samo Sports se fabrica en Asia, donde se concentra la mayor parte de la producción mundial de este tipo de material deportivo. La elección responde a motivos técnicos y de capacidad industrial. "En Europa no hay mucha fabricación de overgrips por el proceso de poliuretano coagulado, que cada vez es menos habitual. Hicimos un test muy grande de productos y lo acoplamos a las características que buscábamos", explica Mollá.

El overgrip, cinta que se coloca sobre el mango de la pala y que se cambia de forma recurrente, cumple una función esencial: mejorar el agarre y la comodidad del jugador. "El que más se usa es el de Wilson, que es la marca referente, y suelen ser muy secos. Cuanto más secos son, más duraderos, pero también menos adherentes al primer tacto", comenta Mollá. "Nosotros encontramos un producto que valorábamos por su durabilidad, que absorbiera bien y se comportara bien desde el primer partido. Nuestra seña de identidad es ofrecer calidad a buen precio".

Samo Sports comercializa exclusivamente overgrips blancos, una decisión basada en criterios técnicos. “Al final, cuando le añades un tinte al overgrip, pierdes ciertas cualidades del producto", señala el emprendedor. "También hemos cuidado mucho la relación con quien nos compra”, explica Mollá. “Por ejemplo, incluimos un tríptico en cada pedido para explicar qué ocurre si colocas uno, dos o tres overgrips, y añadimos un 'overgrip de la suerte' que muchos jugadores guardan para cuando llegan a una final, por ejemplo.” Este tipo de detalles, asegura, ayudan a fidelizar al cliente. "La calidad/precio junto al detalle hace que la gente vuelva", destaca..

De Amazon al canal propio y al mercado internacional

El proyecto comenzó vendiendo en Amazon, pero posteriormente trasladó sus ventas a su propia tienda online. "Ganamos posicionamiento en Amazon. Lo sacamos de allí y lo llevamos a nuestra tienda, y a partir de ahí fue mucho trabajo de llama-cuelga, de pedir que probaran el overgrip, de ofrecer descuentos. Y también hemos trabajado mucho con creadores de contenido”, explica Mollá.

La estrategia, combinada con el crecimiento del pádel en España, impulsó las ventas. "Como es recurrente, la gente vuelve. Ahora estamos vendiendo unos 16.000 overgrips al mes y es un mercado que crece, porque el pádel sigue aumentando en España y a nivel mundial. Si cuidas la experiencia del cliente, repite. El boca a boca hace mucho". Actualmente, el 70% de las ventas son nacionales y el 30% internacionales, con una expansión destacada en Sudamérica. "Han entrado muchos partners de que nos han dado grandes volúmenes de venta", comenta.

Especialización y nuevos complementos en torno al agarre

Aunque la idea inicial era diversificar, la empresa ha apostado por la especialización. "Nunca había imaginado montar una compañía solo alrededor de esto. Siempre tenía en la mente sacar más productos. Y cuando entré en Lanzadera, pensaba que este era el camino, pero ellos me dijeron que no, que siguiera con los overgrips. Entendí el mensaje y vi que mi crecimiento era por tener un producto tan de nicho", recuerda Mollá.

Tras consolidar el producto principal, Samo ha comenzado a lanzar accesorios que envuelven al agarre de la pala. “Ahora hemos lanzado una toalla que es un complemento para el overgrip. Es para secar el mango y la mano, tiene un imán y se puede colgar en la puerta. También tenemos previsto sacar una solución de adherencia para potenciar el agarre del overgrip, pero todo en ese campo", explica.

Control de calidad y logística

Para avanzar en la mejora de su producto, desde Samo han desarrollado un sistema de evaluación técnica de su producto. "Hemos determinado unas pruebas que valoran el overgrip con un número del 1 al 10 en adherencia, durabilidad y absorción. A partir de ahí vamos mejorándolo", detalla el fundador. En noviembre visitarán su fábrica en Asia y participarán en una feria internacional del sector para continuar con el desarrollo del material.

Mollá destaca que la gestión del stock es uno de los pilares del negocio, dada las roturas que suelen darse en el sector tanto en overgrips como en bolas con la falta de producto. "Para mí tener stock es core del negocio. Muchas veces perdemos margen con un envío más rápido para no romper stock". El 60% de las ventas procede del canal B2C a través de su web, y el resto del trabajo con distribuidores, principalmente en España y Sudamérica. Un camino en el que empezaron hace un año.

Perspectivas y crecimiento

La compañía prevé alcanzar los 25.000 overgrips vendidos al mes en 2026. Actualmente, factura alrededor de 110.000 euros y espera cerrar 2026 con una facturación global de 240.000 euros, con un peso creciente del mercado internacional. Mollá no contempla abrir rondas de inversión. "Por ahora no nos planteamos buscar financiación con otros socios, porque todo nuestro camino ha sido bootstrapping. Es una empresa bastante de nicho y nadie se ha interesado ni nosotros nos hemos interesado", señala.