VALÈNCIA. De haber estado operativa la red satelital que proponen en Kreois Space, el día del gran apagón que sufrió España entera el pasado 28 de abril, nos habríamos quedado sin luz, pero no sin comunicaciones porque internet habría seguido funcionando. También habría facilitado las tareas de prevención y posterior recuperación tras las inundaciones de la Dana del año pasado en Valencia. Así lo asegura al menos Francisco Boira, uno de los seis cofundadores de esta startup todavía en fase de desarrollo nacida en Vigo por iniciativa de un grupo de estudiantes de Ingeniería Aeroespacial.
Lo que diferencia a los satélites de Kreois Space de otras propuestas es que los suyos operan más cerca de la Tierra que el resto. Mientras que la mayoría lo hacen a 500 km de altura, los suyos lo hacen a 200 km gracias a una tecnología basada en un motor eléctrico de respiración de aire, “el único motor que puede habilitar estas órbitas tan bajas”, aseguran. Que así procedan significa, entre otras cosas, la obtención de imágenes con una resolución tres veces mayor y la provisión de banda ancha directamente del satélite al smartphone.
En situaciones críticas o de emergencia, ambas variables son primordiales. Las imágenes de mayor resolución permiten la detección temprana de, por ejemplo, incendios o catástrofes naturales así como la vigilancia del desarrollo urbanístico, la seguridad en las fronteras o el control de las infraestructuras críticas. Por su parte, la conectividad de banda ancha directa al smartphone garantiza las comunicaciones, sin necesidad de equipo externo, en zonas rurales, desiertos o en mitad del océano. Todo ello “es clave en situaciones de emergencia o catástrofes, como pueden ser apagones, DANAS, o conflictos armados, donde la infraestructura satelital te ofrece esa resiliencia que no te da la infraestructura terrestre”, continúa Boira.
Verdad que, según algunas fuentes, el futuro de Internet pasa por combinar “redes terrestres de alta capacidad, satélites de órbita baja y, próximamente, puntos de intercambio de datos en órbita terrestre”, como sostienen en DE-CIX, operador mundial de intercambios de internet (IX).
También LuxQuanta nació en 2021 para garantizar la seguridad de las comunicaciones digitales, en este caso las de la era cuántica. La empresa, liderada por la ingeniera de telecomunicaciones Vanesa Díaz como CEO, desarrolla y comercializa soluciones de cifrado cuántico seguro para proteger las comunicaciones globales contra amenazas actuales y, sobre todo, futuras, incluida la computación cuántica. LuxQuanta presta servicios a los sectores de las telecomunicaciones, la administración pública, los centros de datos y las infraestructuras críticas de todo el mundo.

Ciberresiliencia
Sin necesidad de anticiparnos a la era cuántica, hace tiempo que venimos experimentando incidentes relacionados con ciberataques que comprometen, temporalmente, servicios esenciales. Se incluyen aquí, entre muchos otros, la Dirección General de Tráfico (DGT), el SEPE, redes eléctricas Telefónica, bancos, hospitales, líneas aéreas…“Todo esto afecta directamente a la vida diaria, desde el funcionamiento de hospitales hasta el acceso a información y servicios básicos”, mantiene Víctor Ronco, CEO de Zerod, un marketplace de white hackers.
Refieren también en esta organización los ciberataques perpetrados por el grupo de origen ruso NoName057 (16) contra administraciones públicas españolas en respuesta al apoyo militar del Gobierno de la nación a Ucrania, grupo al que se le atribuyen alrededor 500 atentados sólo en España. Ante esta tesitura urge Ronco a España a “reforzar su postura en ciberseguridad antes de que las consecuencias sean irreversibles”.
El estado de las carreteras
Para garantizar el buen estado de las carreteras y evitar accidentes por esa causa en Asimob Advanced Tecnologies diseñan y desarrollan soluciones basadas en IA que proporciona información sobre el estado de las mismas gracias a su inspector autónomo. Su tecnología es también capaz de predecir de manera temprana la degradación del pavimento además de monitorizar en remoto las zonas de obras y generar alertas ante la presencia de condiciones deslizantes y otros eventos que afectan las condiciones de conducción. Se trata de una startup tecnológica establecida en Bilbao que nace con vistas a mejorar la seguridad vial de los actuales usuarios de las carreteras y de los vehículos autónomos del futuro.
Ingeniería de obra civil
Cristian de Santos e Ignasi Aliguer decidieron capitalizar el paro para fundar Saalg Geomechanics, una plataforma que persigue proveer a la industria de la construcción y de la minería de herramientas tecnológicas digitales para la toma de decisiones basadas en el análisis de grandes volúmenes de datos en tiempo real dentro del sector de la ingeniería civil.

Lo que han creado es una herramienta en la nube llamada Daarwin que transforma el terreno en un espacio digital. Anticipan el comportamiento del terreno ante la acometida de una obra, como podría ser la excavación de un túnel subterráneo para construir una estación de metro. Hacen así de la construcción y la minería industrias más inteligentes, seguras y sostenibles, además de poder anunciar posibles derrumbes por la inestabilidad del suelo.
Uno de sus proyectos corresponde a la construcción de una presa de relaves para almacenar de los residuos que resultan de las operaciones mineras, generalmente una mezcla de agua, lodo y químicos. Aquí utilizaron Daarwin para ayudar a comprender el comportamiento del nivel del agua dentro de una presa de este tipo y hacer los ajustes correspondientes en la represa.
Siguiendo con las presas, puede que aplicar la tecnología de Saalg resultase de utilidad para repasar el estado de las más del 75,7% de las 375 presas de titularidad estatal que, según la Asociación de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de la Ingeniería Civil, se hallan en “estado crítico” además de carecer “de planes de emergencia implantados y muchas presentan deficiencias graves de mantenimiento y seguridad, el 65% necesitan renovar o sustituir sistemas de auscultación y el 50% requieren rehabilitación de desagües de fondo”.
Añaden a todo ello “una normativa ambigua, la falta de un organismo gestor independiente y el grave déficit de inversión pública que sufren unas infraestructuras esenciales para la vida cotidiana”, concluyen.