VALÈNCIA. El Instituto Tecnológico de Informática (ITI) trabaja en la creación de una base de datos de sonidos con aplicaciones directas en el sector industrial. El objetivo es aprovechar el potencial de la inteligencia artificial enfocada al audio para mejorar procesos, optimizar la logística o anticipar fallos en equipos y maquinaria. Pedro Diego Zuccarello, responsable de la línea de Procesamiento neuromórfico y sonido en el ITI, explica que este campo se encuentra todavía en un estadio temprano respecto a otros ámbitos de la inteligencia artificial.
"El sonido es el hermano menor de la imagen en el campo de la IA. Se arrancó haciendo análisis de imagen y el sonido quedó un poco retrasado al ser necesario apoyarse en los datos, algoritmos y modelos matemáticos. ¿Qué había en imagen que no había en sonido? Datos", señala. "Había muchas bases de datos de imágenes etiquetadas antes de que existiera este auge de la IA moderna, por eso despegó tan rápido. En la parte de sonido, si bien se puede probar muchísimo porque los algoritmos son similares, hay una carencia de datos", reconoce.
En el camino de avanzar en el ánálisis del ruido a través de la inteligencia artificial, el ITI tiene en marcha varios proyectos para la captación, almacenamiento y clasificación de sonidos para crear esa base de datos. Una de estas propuestas es Soroll-IA, cuyo ámbito de aplicación se enmarca en el Puerto de València. "Es un foco económico para la ciudad de Valencia muy importante. También es un entorno industrial y abierto. No me encierro en la fábrica o una empresa y capto los sonidos solo de esa fábrica. En un espacio industrial de ese tamaño hay grúas, maquinarias, vehículos,...", señala. A partir de este proyectos, pusieron en marcha LIASound, para desarrollar una librería con estos sonidos que dotara de datos estructurados.
Para captar los sonidos que rodean al puerto, han desplegado nodos de captura. Se trata de dispositivos autónomos que permiten captar y procesar el sonido en origen. "El nodo tiene un micrófono, captura sonido, el hardware que procesa el sonido y luego tiene conectividad 4G para mandar el resultado. Además, lo grabado no se envía, con lo cual respeta la privacidad. Es una red neuronal que clasifica lo que está escuchando. El algoritmo da una probabilidad para cada uno de los sonidos que tienen una taxonomía comoo coche o viento y lo que hace el sistema es mandar las probabilidades. Cada cinco segundos analiza diez segundos de lo que capta", explica.

- Pedro Diego Zuccarello, del ITI -
- Foto: KIKE TABERNER
En el Puerto de València, el interés se centra en dos ámbitos: la logística y el control del ruido. "Buscan conocer el movimiento de las grúas. Cuándo empiezan, cuándo terminan, algo que se puede adquirir con otros sensores. Sin embargo, el sonido tiene algunas ventajas para trabajar solo o junto con la imagen", señala. Entre las ventajas, destaca el menor coste de procesamiento y el mayor respeto de la intimidad, además de que el sonido llega donde la visión no, que podría obstaculizarse con la oscuridad", explica Zuccarello. Por otro lado, también generan ruido, y quieren saber, en el caso de que estén superando la normativa, qué es lo que lo están haciendo y "ver si es un problema real y no un pájaro al lado del sonómetro". Además, también aspiran a que esta base de datos pueda utilizarse para mantenimiento predictivo.
Control de plagas con inteligencia artificial
Además de los proyectos en entornos industriales, el ITI también aplica la inteligencia artificial del sonido en el campo del control de plagas. Una de las líneas en marcha se centra en el mosquito tigre en colaboración con Tragsa y con apoyo de la Conselleria de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca. La investigación se basa en la Técnica del Insecto Estéril (TIE), un método de control que consiste en criar insectos en biofábricas, esterilizar a los machos y liberarlos para que se apareen con hembras silvestres, evitando la reproducción.

- Pedro Diego Zuccarello, del ITI -
- Foto: KIKE TABERNER
"El ITI también aporta tecnología para el control del mosquito tigre. Lo que hacen es criar insectos en una biofábrica, separan en machos y hembras. Esterilizan a los machos y los liberan. Entonces, éstos copulan con las hembras silvestres, y hacen huevos pero no son viables y consigues reducir la población del insecto. En Moncada había una biofábrica del mosquito tigre, y la clave es la separación de machos y hembras. La esterilización se hace con radiación ionizante de muy baja intensidad porque si no puedes matar al insecto, que tiene que salir a competir. Esto se hace porque los machos no pican y las hembras sí. Entonces, hay un riesgo de transmisión de enfermedades".
El ITI ha desarrollado un sistema basado en el sonido para reforzar este trabajo. "Somos el punto de control en base a sonidos, porque se sabe desde hace mucho tiempo que machos y hembras cuando vuelan, es distinto. Somos capaces de detectar dentro de los recipientes si hay alguna hembra y hemos conseguido detectar una hembra entre 500 machos”.
"Al ser un instituto tecnológico, nuestra financiación nos permite trabajar sobre cuestiones que no tienen una transferencia inmediata. Entonces, podemos introducir desarrollos más disruptivos en el mercado y ver el potencial que tienen. El sonido tiene mucho potencial, pero hay que trabajarlo más para llegar al beneficio", recalca.