VALÈNCIA. El mercado de los pisos turísticos en la ciudad de València se mueve al son de los profesionales e inversores, que emplean las viviendas como activo inmobiliario para el negocio del alquiler turístico. Son ellos los que manejan el mayor número de plazas y anuncios en las plataformas digitales turísticas y los que, a la postre, mayor parte de la tarta se llevan respecto a otros anfitriones que podrían considerarse amateurs, no profesionales, que alquilan su vivienda a lo largo del año, pero siguen viviendo en ella.
El análisis realizado por Javier Gil -investigador de la Càtedra d’Economia Col·laborativa i Transformació Digital de la Universitat de València (UV) y la Fundación Las Naves del Ayuntamiento de València- sobre el fenómeno de Airbnb en la ciudad de València demuestra precisamente esto, que "las formas de hospedaje profesionalizadas, que no cumplen los principios de economías colaborativas, son las que dominan el mercado en València". Concretamente, este tipo de anfitriones controlan más de dos tercios (68%) de las plazas del mercado y más de la mitad (55%) de los anuncios en las plataformas digitales. Y en consecuencia, su cuota del mercado (en pernoctaciones) ronda el 63%.
El estudio, que se presentará al público este miércoles, explica que este clase de anfitriones son personas o empresas cuya fuente principal de ingresos procede del negocio de alquiler de viviendas a turistas. Entre los considerados profesionales están los que alquilan viviendas residenciales para subarrendarlas -al completo o por habitaciones-, o los que se dedican a gestionar viviendas turísticas a cambio de una comisión. Los inversores, por su parte, tienen las viviendas en propiedad y por lo general deciden extraerlas del mercado residencial para introducirlas en Airbnb.