VALÈNCIA. A Ximo Magalló todavía se le entrecorta la voz cuando habla del 29 de octubre. Le emociona recordar esa tarde y los días que vinieron, “fue una desesperación y una impotencia total. Cuando pudimos llegar, cuatro días después porque aquí no se podía acceder por ninguna parte, era todo un barrizal y, en algunas zonas, los coches y los enseres que había arrastrado el agua imposibilitaban la llegada”, recuerda en ‘Avanzamos juntos’, el podcast de BBVA en Plaza Podcast el fundador de Ximo Magalló y Cía y de Sumag, empresas de venta y reparación de maquinaria de obras públicas, ubicadas en la Pista de Silla (en Catarroja).
Y aunque “los daños materiales han sido elevados y necesitaremos más de un año en recuperarnos y volver a como estábamos antes del día 29”, da las gracias porque, “mi hijo y mi hija, que son los que llevan el día a día, tuvieron el acierto de ese día, a las 17-17.30 de la tarde, como el tiempo amenazaba lluvias y escuchaban lo sucedido en el interior, mandar todo el mundo a casa, así que, afortunadamente, no hemos tenido ningún daño personal, ni los trabajadores ni sus familiares”.
Unos trabajadores que, además, no dudaron en acercarse, en cuanto pudieron acceder, a quitar barro y a volver a hacer operativa las empresas, “la dedicación ha sido total”. Se le vuelve a romper la voz cuando los nombra, igual que cuando recuerda cómo unos compañeros de Extremadura les enviaron ayuda, “nos dio mucho ánimo, pero decidimos que serían más útiles en Catarroja, hacían más falta allí que aquí”, afirma.
Y a los 15-20 días pudieron volver a trabajar, “priorizando el dar servicio a la población, ya que nuestras máquinas (excavadoras, palas cargadoras, retroexcavadoras, minicargadoras, bulldozers…) eran útiles para la limpieza de las localidades afectadas”. También ayudando con las averías de las máquinas que se estropeaban con las labores de limpieza, “porque las condiciones eran malísimas para desempeñar el trabajo y recuperar esas máquinas era clave para avanzar”.

Pérdidas que superan los dos millones de euros
Ximo Magalló hace balance de lo perdido y las cifras impresionan: la Dana afectó oficinas, taller y campa de exposición (el agua superó el metro de altura), perdieron dos mil referencias de recambios, todos los ordenadores, de la flota de furgonetas cinco resultaron inservibles y dos se utilizan, pero están continuamente en el taller, además de casi toda la maquinaria dañada o inservible. En total, estiman pérdidas que superan los dos millones de euros.
Pero, a pesar de las cifras y del desastre, lo que tenían claro, tanto Ximo como sus hijos, era que continuaban, “en ningún momento nos planteamos cerrar, ni trasladarnos a otro sitio”. Y con más fuerza si cabe. Porque, a la vez que trataban de recuperarse, empezaron a llegarles pedidos “por extrema necesidad de nuestros clientes, principalmente ayuntamientos y alquiladores, que necesitaban material para gestionar el desastre”. Eso ha supuesto que, entre noviembre y enero, hayan entregado el volumen de máquinas que suelen entregar, en condiciones normales, en un año, y que su negocio haya crecido un 140% en esos meses. De hecho, han tenido que contratar a dos personas “y nos hacen falta más, pero es complicado encontrar profesionales”, señala Ximo Magalló, quien asegura que los van a buscar “aunque sea debajo de las piedras, porque para nosotros dar un buen servicio es más importante que una venta”.
Y para gestionar esa situación y hacer frente a las pérdidas de la Dana, Ximo Magalló resalta el respaldo de BBVA, de los que destaca “su rapidez de actuación; fueron los primeros en venir y con la disposición de ayudar en lo que necesitara. Les estoy muy agradecido, porque ese apoyo ha sido clave y nos ha permitido tener liquidez y almacenar material para gestionar las entregas, y ayudar a los clientes, en muchos casos ayuntamientos, que necesitaban nuestras máquinas urgentemente pero que pueden demorarse en pagar, y alquiladores, que han tenido que incrementar mucho su flota y ahora es complicado y necesitaban una alternativa que nosotros pudimos ofrecerle gracia a la oportunidad que nos dio BBVA”.
La llamada del BBVA
¿Cuál fue esa oportunidad? José González, director de la oficina de BBVA en Silla, recuerda como, a los cinco días de la Dana y llamó a Ximo para ver cómo estaban. “Estaba roto, así que decidimos dejar pasar unos días antes de volver a hablar para que asumiera todo”. De hecho, José también tenía mucho que asumir: esa tarde del 29 de octubre, el camino de Silla hasta Chiva, donde vive, se le hizo eterno. Primero, por las dificultades en la carretera, y segundo, porque a sus hijas tuvieron que rescatarlas, “fue un día muy tenso”, rememora.
Cuando volvieron a hablar para analizar la situación, decidieron que lo que mejor se ajustaba a sus necesidades era la financiación vía ICO DANA (BBVA fue uno de los primeros bancos en adherirse a la Línea de Avales ICO DANA promovida por el Ministerio de Economía y el propio Instituto de Crédito Oficial), en su vertiente de liquidez, “principalmente porque, en su caso, había incertidumbre a la hora de cómo van a ser los cobros, qué material necesitaban, cómo afrontar los pagos a proveedores… De esta manera paliábamos, en la medida de lo posible, esa incertidumbre y les ayudábamos poder resurgir y relanzar la actividad”, apunta el director de la oficina de BBVA en Silla, quien afirma que lo más importante para él ha sido “escuchar para adaptarnos a sus necesidades y saber como les podemos acompañar y esa confianza que nos dan, devolvérsela siendo su socio financiero, para nosotros es muy importante el sentir que somos primer proveedor para nuestros clientes, y yendo de la mano siempre”.
Además, BBVA también ha ofrecido a sus clientes la posibilidad de aplazar las cuotas de los préstamos y la financiación para la compra de coches. A ello se une la alianza de BBVA con la Generalitat para facilitar el acceso a las ayudas por la Dana y ha puesto a disposición de la Generalitat, de forma gratuita durante un año, su servicio de verificación de titularidad de cuentas bancarias vía API para que pueda repartir las ayudas a los afectados por la Dana de manera más ágil y reduciendo los riesgos de fraude. Asimismo, la entidad ha desplegado oficinas móviles en las zonas más afectadas e inició una campaña de donaciones a través de Bizum junto a Cruz Roja, con la que ya se han recaudado más de siete millones y medio de euros, a los que BBVA sumó una donación adicional de cuatro millones.

Mirando al futuro
Ahora tanto en Ximo Magalló y Cía como en Sumag están inmersos en el proceso de recuperación, mientras continúan limpiando el barro que parece que se resista a desaparecer. Así, van a invertir en la recuperación de herramientas, remozar las instalaciones, cambiar el sistema del taller, el mobiliario, los equipos y procesos informáticos… Y para ello saben que pueden contar con el apoyo de BBVA, “y más teniendo en cuenta que Ximo tiene ese gen de empresario valenciano genuino que nos gusta en BBVA. Por eso queremos estar en cualquiera de sus proyectos, sea de sostenibilidad, de inversión o para seguir creciendo y ampliando instalaciones, en cualquier caso estaremos ahí”, apunta José González.
Y es que lo que también se resiste a desaparecer es el tesón y la ilusión que llevó a Ximo Magalló a fundar ambas empresas a principios de los noventa, después de una trayectoria profesional significativa en el sector de la obra pública, “ya llevo 55 años haciendo una actividad que me gusta, que no me cansa, aunque sé que debería retirarme no sé hacer otra cosa”, comenta Ximo bajo la atenta mirada de su hija Susana y su hijo Ximo, que son los que están continuando con el legado familiar, “yo estoy ahí, ayudándoles en lo que pueda y mientras pueda”.