MURCIA. Un incendio declarado a primera hora de este miércoles en el hospital Santa Lucía de Cartagena, que obligó a evacuar cuatro plantas del bloque 5, volvió a encender las alarmas sobre la seguridad de las fachadas ventiladas utilizadas en muchos edificios construidos antes de 2019. El fuego, que se inició en una terraza del bloque, se extendió en cuestión de minutos por el exterior. Bomberos del Ayuntamiento controlaron la situación en unos 25 minutos, evitando víctimas y acotando los daños a la envolvente y a varias plantas.
¿Por qué avanzaron las llamas con tanta rapidez? Arturo García, decano del Colegio de Arquitectos de la Región de Murcia, explicaba durante una entrevista concedida a Ser Cartagena que el comportamiento observado encaja con un patrón conocido en edificaciones donde se utilizó poliuretano como aislante térmico interior en las fachadas ventiladas. Este tipo de sistema, habitual durante años, combina un revestimiento exterior -generalmente chapas metálicas- con un espacio intermedio por el que circula aire y un material aislante que, si es inflamable, puede actuar como “combustible” y favorecer la propagación vertical del fuego.
Según García, antes de la revisión normativa de 2019, estos materiales estaban permitidos. Su uso, además, era frecuente en construcciones de grandes dimensiones por su capacidad aislante, su ligereza y su facilidad de instalación. Pero los incendios registrados en varios edificios, incluido el del barrio de Campanar, en València, a principios de 2024, en el que fallecieron 10 personas, demostraron que, en determinadas circunstancias, este diseño facilita un efecto “chimenea”: el fuego entra en la cámara de aire, asciende por el hueco interior y recorre la fachada en muy poco tiempo.

El viento también influyó. La alcaldesa, Noelia Arroyo, adelantó que las rachas registradas en la zona impulsaron las llamas por el exterior del bloque, acelerando aún más su avance por dos de las plantas.
Aun así, el hospital cuenta con sistemas de detección, extinción y sectorización más estrictos que los que suelen existir en edificios de viviendas. Ese factor, más la rápida evacuación y la intervención inmediata de bomberos, evitó un escenario más grave. “Desde mi ventana se veía cómo la fachada se ponía incandescente en cuestión de minutos, pero la respuesta fue muy rápida”, detalló García.
Respecto a qué puede hacerse ahora, el decano subraya que la prioridad es realizar una pericial técnica completa que determine la composición exacta de la fachada y el comportamiento de los materiales en este caso concreto. En edificios existentes, cada intervención requiere un análisis individual para valorar si basta con sustituir los elementos afectados, encapsularlos o renovar la envolvente exterior en su conjunto.
Sí reconoce que la reconstrucción del ala afectada ya no podrá repetir la solución constructiva original: deberá ajustarse a los criterios actuales, que desde 2019 restringen el uso de materiales combustibles en fachadas continuas. Además, recomienda aprovechar la intervención para valorar mejoras globales en la fachada, no solo en la zona dañada.
García añade que las fachadas ventiladas siguen utilizándose en la actualidad, pero con aislantes más seguros y materiales diseñados para impedir la comunicación del fuego en el interior del sistema. “Son soluciones válidas, siempre que se empleen materiales inertes y se respeten los estándares actuales”.

- Foto: AYTO. CARTAGENA
Mientras tanto, el Servicio Murciano de Salud trabaja ya en la reubicación de los pacientes que fueron desalojados de las plantas 2, 3, 4 y 5 del bloque 5. Policía Local mantiene restricciones de tráfico en la zona y los bomberos continúan las labores de inspección y ventilación en las áreas afectadas.
El suceso, segundo incendio que afecta a la fachada del hospital en la última década, reabre el debate sobre la seguridad de los materiales utilizados en este tipo de construcciones. Para el decano, la conclusión es clara: “Ha ocurrido dos veces. Es el momento de analizar el edificio a fondo y actuar”.