VALÈNCIA. El Ayuntamiento de València ha aprobado un catálogo de criterios —elaborado por el estudio Barri Studio— cuyo objetivo principal es homogeneizar el paisaje urbano de Ciutat Vella y poner fin al mosaico heterogéneo de elementos que hoy conviven en el centro histórico. El manual no sólo propone modelos y materiales, sino reglas de uso y ubicación para que futuras intervenciones sigan una estética común. En palabras del portavoz del ejecutivo municipal, Juan Carlos Caballero, este catálogo busca "acabar con el desorden que existe" en el mobiliario urbano del centro de la ciudad y "mejorar en nuestras calles y plazas la habitabilidad".
Farolas
El catálogo reconoce la amplia variedad de farolas históricas existentes —más de veinte tipos— y propone conservar las piezas patrimoniales más representativas (modelo Fernandina, Valencia, Exposición) modelos ornamentados, pintadas en tonos oscuros y en hierro forjado. Como complemento, sólo en determinados ejes de mayor escala se admite la incorporación de luminarias modernas (serie Arne de Urbidermis como las instaladas en el entorno del Mercado Central), siempre con diseños y alturas que eviten competir visualmente con las farolas clásicas con ornamentación.
Bancos
Se impulsa la creación de una “Familia València” de bancos modulares que conjugue base de piedra natural (granito o caliza) y asiento de hormigón pulido (gris o beige), con opciones de respaldo y reposabrazos para accesibilidad. Al mismo tiempo, el catálogo mantiene y valora los bancos románticos históricos de hierro y madera —muy apreciados por la ciudadanía mayor— pero apuesta por versiones contemporáneas y por una reducción de la dispersión de modelos.
Pavimento y arquetas
Se establece una estrategia cromática dual: tonos cálidos (beige, caliza) para entornos monumentales y tonos neutros/grises para ejes de tránsito. Además, se recomienda una gradación de módulos (desde piezas grandes junto a monumentos hasta losas pequeñas en aceras) para mejorar la legibilidad y jerarquía espacial. Crucialmente, las tapas de registro, arquetas y drenajes deberán integrarse en el mismo material y color del pavimento para eliminar el aspecto “parcheado” actual.

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- Foto: STUDIO BARRI
Jardineras y vegetación
El catálogo propone jardineras modulares en hormigón pulido con base de piedra y drenaje central, y recomienda especies mediterráneas de bajo mantenimiento: tomillo, lavanda, romero y otras aromáticas para sustratos superficiales; salvia, olivilla o lentisco para medias profundidades; y olivo silvestre, madroño o algarrobo para alcorques más profundos. Las jardineras también se plantean como barreras vegetales que pueden sustituir bolardos y contribuir a crear microclimas. Aunque no plantea retiradas masivas inmediatas, sí aboga por una sustitución progresiva de piezas disonantes: jardineras de colores vivos o plástico, bancos y elementos de plástico o colores intensos que desvían la atención del conjunto patrimonial, o pavimentos mixtos e inconsistentes en un mismo tramo.
Papeleras, bolardos y aparcabicis
Se unifican criterios de forma y material (acero pintado, opciones modulares) para papeleras y aparcamientos de bicicleta, y se diseñan báculos y bolardos con anclajes coherentes con la rejilla del pavimento. Las papeleras deben ser accesibles desde todos los lados y prescindir de colores o acabados llamativos que distraigan del patrimonio. El criterio es sustituir lo que no encaje con la nueva “familia” de materiales y tonos para devolver protagonismo a los monumentos.
Además de los criterios puramente estéticos, el catálogo fija parámetros de uso como agrupar el mobiliario en zonas de estancia lateral (evitando dispersión) para mejorar la legibilidad y facilitar mantenimiento.
Casos de estudio
El documento también muestra cómo aplicar esos criterios en tres entornos emblemáticos del centro de València: la calle Colón, la plaza de la Compañía y la plaza del Ayuntamiento. En conjunto, estos casos de estudio funcionan como modelos de aplicación de los nuevos criterios. Según el Ayuntamiento, las próximas reformas urbanas deberán ajustarse a las directrices del catálogo.
En la calle Colón, el catálogo propone una gradación de pavimentos que va desde los formatos mayores en los entornos monumentales hasta piezas más pequeñas en las aceras, integrando tapas de registro y alcorques en el mismo material para que pasen desapercibidos. También se plantea una secuencia paisajística continua mediante bandas longitudinales de vegetación alta y baja, combinadas con áreas de descanso laterales que mantengan libre el flujo peatonal. El objetivo es mejorar la legibilidad del espacio y la accesibilidad universal, evitando obstáculos en los recorridos.

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- Foto: STUDIO BARRI
En la plaza de la Compañía, el estudio sugiere sustituir los bolardos por módulos de jardineras que actúen como barreras naturales frente al tráfico, renaturalizando la plaza y creando una sensación de recogimiento. Se incorporan superficies permeables y árboles de follaje ligero para aumentar la sombra y el confort climático. Los bancos se ubicarán alejados de las fachadas y de los monumentos para respetar la jerarquía histórica del conjunto. Además, el mobiliario deberá alinearse con las tramas del pavimento para mantener la armonía visual y facilitar el mantenimiento.
El caso de la plaza del Ayuntamiento es el más ambicioso, al ser uno de los espacios más representativos de la ciudad. Aquí se plantea homogeneizar los pavimentos en continuidad con las edificaciones y monumentos, incrementar las bandas vegetales para mejorar la protección climática y crear islas de mobiliario urbano agrupado —bancos, papeleras y luminarias— que funcionen como espacios de pausa y convivencia. También se prevén módulos especiales en el graderío para integrar árboles o jardineras que den sombra y sirvan de soporte a los eventos públicos que habitualmente acoge la plaza. Todo con el objetivo de que este espacio emblemático combine funcionalidad, confort y respeto patrimonial.