VALÈNCIA. Ocho apellidos vascos ha sido la película más taquillera de la historia del cine español con sus 9,5 millones de espectadores y más de 56 millones de euros de recaudación, pero lo cierto es que su presupuesto era tan bajo que casi toda la ropa que luce la protagonista, Amaia Zugasti, interpretada por Clara Lago, es de Rocío Pastor, una estilista valenciana. Durante aquel rodaje, Rocío, harta de tener que estar siempre lejos de Olivia, su hija pequeña, se la llevó con ella y durante esas semanas de trabajo, la niña pasaba el rato sentada en las rodillas de Karra Elejalde o jugando con Dani Rovira.
No siempre fue así y hoy Rocío es una mujer de 53 años que lamenta haberse perdido a sus hijos -Nemo, de 24 años, y Olivia, de 17- tanto tiempo que no descarta dejar el oficio para trabajar en un modesto gabinete practicando la ayurveda, un tipo de medicina tradicional de la India, y la acupuntura facial. Pero eso aún es un proyecto y estos días anda enfrascada en 'Hollyblood', una película de vampiros para adolescentes dirigida por Jesús Font en la que el protagonista es Óscar Casas.
Hoy tiene descanso y pasa esta tórrida mañana de primavera al sol junto a la magnífica casa familiar que tiene en Rocafort y que lleva años recuperando después de un largo tiempo de abandono. Allí está con sus tres perros: 'Negro', una enorme bola de pelo negro que va mendigando cariño de pierna en pierna; 'Willow', una mezcla de Doberman y Rottweiller que, por razones obvias, es el silencioso y atlético guardián de la casa, y la vivaracha 'Peca', una Jack Russell Terrier. Rocío se integra con sus animales, a los que abre la puerta pacientemente cada vez que rascan la madera y se la ve relajada caminando con su vestido camisero con un estampado a juego con sus bambas negras. En la apertura asoma un colgante de la India, el país que le apasiona desde niña, cuando conoció a Teresa de Calcuta, y de donde tuvo que salir pitando a principios de marzo de 2020 cuando empezó a ver que cada día aparecían más noticias sobre eso que llamaban el coronavirus. "Tenía el vuelo para el 14 de marzo, que fue el día que nos confinaron en España, y encima tenía que pasar por Italia. Creo que si no lo llego a adelantar, no hubiera llegado a casa".