Sobre mi piel hay una cicatriz entintada en la que se puede leer —con bastante buena caligrafía— «cacaus xfa». Por parte de los profesionales de la filología catalana, mi tatuaje taleguero ha sido clasificado dentro de la misma categoría que el «bocadill grand», esa oralidad sobre las costumbres gastronómicas y el idioma valenciano que recae en la peña ciclista de más de cincuenta años, o en los señores jubilados —o que bailan en el filo del retiro— para los que la liturgia del almuerzo es cuestión de tamaño y testosterona.
Monserrat Roig en su libro Digues que m’estimes encara que sigui mentida habla de «una expressió verbal realment individual: heus aquí el somni de l’escriptora. Una expressió que s’alliberi de les reixes del patrons. L’escriptora sap que, malgrat els límits que imposa el llenguatge, pot transgredir la prohibició adulta, sigui pública o privada. Això no obstant, no ignora que el problema continua, ja no som nens i busquem la sensibilitat infantil perduda amb la ment de l’adult. Els escriptors no deixen de perseguir una fantasia, la de trobar un llenguatge nou, mai no escrit. (…) El poeta no és un científic de la llengua, li cal ser imprudent per avançar». Con esta cita quiero decir que la literatura es un trasvase sin fórmula ni norma. Préstamos que nunca se devuelven, como los tuppers buenos —los de cristal cuya tapa de pvc nunca ha pasado por el poder deformador de un lavavajillas— o las gomas de pelo favoritas de las hermanas Kardashian, esas que parecen cables de teléfono.
Con los cacahuetes pasó algo parecido.
La palabra ‘cacahuete’ proviene del náhuatl. Y el náhuatl es una macrolengua utoazteca que aún se conserva en México y Centroamérica. En este idioma, els cacaus son tlalcacahuati, “cacao de tierra”. Al igual que las patatas, las pommes de terre en francés, los cacahuetes (Arachis hypogaea) son frutos subterráneos, con la peculiaridad de que las primeras son solanáceas y los cacaus pertenecen a la familia de las leguminosas, y eso es menos frecuente (los cacahuetes son legumbres pero nutricionalmente, por desgracia, no pueden sustituir una ensalada de lentejas).
Una ramificación más en este artículo: en la misma página que la cita anterior de Monserrat Roig, la autora catalana escribe «”Una literatura”, ha escrit Octavio Paz a propòsit de la poesía nàhualt, “no es defineix per la nació, concepte imprecís, tardà i més aviat modern, sinó per la llengua”».