Al fin es viernes de verano y, por supuesto, copa en mano. Y hoy con ganas de bailar que, como dijo aquel, todo es empezar.
Así que enchufamos el tocadiscos, arrebujamos aguja a vinilo y ya está hecho, giro tras giro. Alrededor de un puñaíto de botellas de las que nos cantan al oído palabras bonitas. En torno a la estancia con pareja que va cambiando del tinto al blanco. De espumoso a generoso. O con vestido rosita y su tutú. Porque sí, eres tú con quien queremos compartir el agarrado sin soltar el vino deseado, que va a ser el Esparter Parcel·la Única 2015 (AT Roca) para ir abriendo boca. Macabeo brut nature que desde el Penedés nos promete guateque. Refinado y seriecillo se suelta cuando suben las chispitas. Bollería pequeña con su buena levadura que metemos en un tostador para llenarlo de profundidad. Y llamamos a Antonio Machin para comenzar el sarao con ‘Camarera de mi amor’ y un bol lleno de ganchitos naranjosos.
Seguimos con las gurbujas, ahora francesas de champagne. Con el Pierre Paillard Les Parceles Bouzy Grand Cru (Pierre Paillard), que es pinot noir y chardonnay con degüelle de 3 años. Afilada acidez. Profundidad que toma velocidad para ir directo a donde quiere. Y elige la pista de la mano de ‘A Steel guitar and a glass of wine’ de Paul Anka, mientras salen las bandejas con sus canapés de sucedáneo o de caviar, que estamos aquí para jugar.
Nos ponemos flamencos con Rafael Farina, su ‘Vino amargo’ y una copa de Manzanilla Origen Callejuela (Callejuela). Edición especial para el club Contubernio que no nos amarga en absoluto, aunque tenga su amargor de fondo. Hechuras del trabajo de siempre, que nos recuerda que recordar es importante. Suelos de tiza y el mar salino de cara en vaivén al son de unas gildas ricas.
Con el Cau d’en Genís 2019 (Alta Alella) sacamos a menear el ramillete de fin de curso, que es bien blanco y de flores grandes. De muchacho persistente que no ceja en su empeño hasta que dices que sí, con resultados fenomenales de pasar muy buenos ratos. Nos sentamos y sentimos cómodos sin llegar al despiste cuando suena ‘Necesito Vino’ de los Despistaos. Momento de coger al vuelo una tartaleta de cangrejo.
‘Brindo por la mujeres’, ahora con Andrés Calamaro y el Carralcoba Albariño 2019 (Eulogio Pomares). Cosa linda, como vos, pero hecha de albariño con un poquito de madera. Ola desatada que te mece con valentía. Tensión impetuosa que corre veloz como un lince. Felino atrevido que puede con todo. Salvajillo que se pone a ronronear cuando empiezan a pasar los aspic de gambas.
Seguimos en tono del gusto por lo femenino con ‘Soy un truhan, soy un señor’ en la voz de Julio Iglesias. Así que abrimos Les Pierres Blanches 2018 (Domaine Luneau-Papin), muscadet de Languedoc-Roussillon que se muestra tímida a la entrada de la discoteca y saltarina a la salida. Con vestido florido de volantes, que se ahueca al dar los pasos oportunos, los que le llevan a hacerse con algunos sandwichitos de jamón, queso y huevo.
Pasamos a los tintos con los acordes de ‘Red, red wine’ de UB40 y descorchando un Gonzo 2012 (Bodegas Canopy). Garnachismo de Méntrida que se desliza por el parqué como la seda. Delicado, que no es delgado y tiene ese carácter tan salado. El que hace reír con los pies descalzos sobre la hierba con su rocío mañanero. Pero seguimos de fiestuqui y para empapar le damos un poco de embutido del bueno.
Toca cambio de registro, que el pincha está que se sale y nos trae propuestas de lujo como el Badiola L4GD4 2018 (Península Vinicultores). Paisaje de Laguardia frescales y elegante. Con pajarita y dando muchas vueltas porque sabe que nos gusta demasiado el camelar y bastante poco parar. Y no paramos de gozar con unas agujas de ternera de toda la vida y un pedazo de canción: ‘Old red wine’ de The Who.
De pronto y sin paradas estamos en país vecino y es que mira que nos gusta un portugués. En esta ocasión el Ripanço Private Selection 2018 (José Maria da Fonseca), mezcolanza de uvas aragonêz, alicante bouschet y syrah del Alentejo. Masticable y cariñoso de manos en la cintura y a mover ese cuerpo rumboso, hermoso. Jugosón que juguetea mientras se come una chapatita de sobrasada entonando ‘Vino, dinero y amor’ de Elvis Presley.
Terminamos el festolín bailoso con un Oloroso Encontrado (Sánchez Romate). Apretado con potencia sin llegar a lo invasivo. Balanceo de terciopelo que arrechucha dando mimos a porrón. Intensidad de frutos secos que queremos para siempre. Y nos encanta despacito con ‘Bitter wine’ de Bon Jovi, un picoteo de quesos variaditos y miles de bombones de forma de corazón. Y así de apasionados nos despedimos hasta pronto prontito, gonitos.