El director del auditorio municipal se enfrenta a su crisis: descarta el ERE y se defiende de las críticas del Comité de Empresa
VALÈNCIA. Hace tres años que Vicent Ros asumió la dirección del Palau de la Música -contrato que fue renovado este verano-, un aterrizaje que venía con el proyecto ‘Un Palau Obert’ bajo el brazo y que, cerrado el primer ciclo, se ha topado con su mayor crisis. El desprendimiento de partes del techo del auditorio obligaron a cerrar sus salas y a buscar una solución de urgencia hasta su reapertura, cuya fecha todavía no está fijada. El enfrentamiento con los trabajadores y el reto de reubicar la programación es clave para entender el presente de un auditorio en el que, a pesar de todo, insiste Ros, "la música no para".
-El comité de empresa se ha mostrado muy crítico con la gestión de la crisis del Palau. Hablan de "preocupación" e "incertidumbre" para "cerrar fechas para la realización de los conciertos al no contar con los espacios necesarios para su ubicación".
-Nunca en la historia del comité de empresa y el Palau, la dirección se había reunido tantas veces como ahora. Lo que más me importa de esta casa, aparte de la programación y el público, es que la relación con los trabajadores sea la mejor. Todos vamos en el mismo barco. Entiendo que ellos [el comité] tienen su función, de tener sus socios, la gente que les vota... Me molestó mucho, no entendí su posición. Muchos trabajadores de la casa me transmitieron su malestar por la forma en la que el comité había transmitido inquietud y alarma respecto a una gestión mala. Parecía que eran los salvadores de esto, que iban a promover movilizaciones, que iban a hablar con todos los grupos políticos, comunicados en prensa, etc.
-Y lo han hecho.
-Efectivamente. Pero muchos compañeros de la casa me transmitieron que no estaban de acuerdo.
-¿Es una opinión minoritaria?
-Hay bastantes trabajadores que no se sienten representados por el comité. Otros muy representados. Yo lo que quiero es llevarme bien con todos, soy el director de la casa. Me molestó que se centraran mucho en que la programación no estaba preparada, que estaba todo en el aire. Claro, si no hay programación no hay faena para nadie. No es cierto y lo puedo demostrar. Estoy trabajando muchísimo, todavía no he tenido un día de vacaciones. Parece mentira que el comité no reconozca toda la gestión que se está haciendo, parece que quisieran desprestigiarla.
-Dijo en Levante-EMV que parece que hay gente que quiera cerrar el Palau.
-Esa frase está un poco descontextualizada. No puedo señalar a nadie, pero sí me da la sensación de que hay gente que le gustaría que el Palau cerrara. Políticamente no soy afín a ningún partido, soy un profesional de la cultura. Me da la sensación de que hay gente, en esta casa o no, que le gustaría que la gestión de este Palau fuera la peor del mundo.
"me han llegado, personalmente, comentarios que dicen que hay mucha gente a la que le gustaría que el Palau hubiese cerrado, hacer un ERE, irse a casa y estar dos años cobrando y sin trabajar"
-Esa sensación que comparte es muy grave, ¿cómo se convive en un ambiente en el que sospecha de que hay agentes que van a la contra del Palau?
-Al final lo que uno quiere es que esto salga adelante. Me da igual que las declaraciones me vengan por un lado o por otro. A mí me han llegado, personalmente, comentarios que dicen que hay mucha gente a la que le gustaría que el Palau hubiese cerrado, hacer un ERE, irse a casa y estar dos años cobrando y sin trabajar. Eso me lo han dicho a mí. No diré trabajadores de la casa, pero sí gente muy afín al Palau de la Música. Esto Vicent Ros nunca lo va a hacer ni lo va a proponer a nadie, al contrario. Lo único que quiero es que seamos solidarios. Lo que quiero es que no se cree ninguna alarma, debemos estar más unidos que nunca porque estamos sin espacios para trabajar.
-¿Siente que hay hostilidades políticas?
-No he notado nada. Tengo un proyecto con el que gané el concurso. Cuando pasó el desprendimiento de la sala Rodrigo hablaron conmigo todos los grupos municipales, me mostraron su colaboración y me dieron toda la confianza del mundo.
-Habla de apoyo de la oposición, cuando esta misma semana Partido Popular y Ciudadanos, tras reunirse con el comité, han sido muy críticos con la gestión del Palau.
-Solo conocen la versión del comité de empresa. Conmigo se reunieron tras el desprendimiento, no después. Se ha transmitido que hay una crisis de gestión, pero que lo especifiquen porque, por lo que a mí respecta, no estoy notando ninguna. Al contrario, estoy muy tranquilo porque las cosas van muy bien de cara a la temporada que viene.
-La presidenta del Palau, Gloria Tello, fijó la apertura para antes de 2022, con lo que ya habla de un cierre que afectará a más de una temporada, con las consecuentes consecuencias en el volumen de trabajo, ¿se plantea el Palau una reducción de plantilla?,¿Está trabajando en un ERE?
-En absoluto. Desde el primer día en que se generó esa intranquilidad entre los trabajadores de la casa, mi primera medida fue reunirlos por departamentos y transmitirles tranquilidad. Por parte de esta dirección no se va a tocar a ningún trabajador ni se va a hacer ningún ERE. Sí que les pedí colaboración, ayuda. No tengo queja de nadie... Bueno, alguna voz discordante, pero no tiene importancia. La mayoría de trabajadores se han mostrado con ganas de trabajar y colaborar. Nuestros trabajadores se están desplazando a los espacios donde tenemos las actuaciones sin poner ninguna pega.
-Sí hay algunas voces discordantes sobre esta cuestión...
-Este tema lo ha mirado con lupa nuestros servicios jurídicos, tanto del Palau como del Ayuntamiento de València. ¿Tiene la obligación un trabajador de la casa de desplazarse a otros sitios? La conclusión jurídicamente es que tienen que hacerlo dentro de la ciudad. Nos ampara la ley mientras no salgan de València.
"Por parte de esta dirección no se va a tocar a ningún trabajador ni se va a hacer ningún ERE"
-En la auditoría externa realizada en 2016 se hablaba de departamentos “sobredimensionados” y “puestos carentes de sentido”. Usted mismo dijo: “Me he leído la ficha de funciones uno por uno y todavía no sé a quién le corresponde hacer ciertas cosas”.
-La cosa ha ido a mejor. Cuando entré tenía mucha confusión, no sabía quién hacía qué. Las fichas de funciones se están clarificando, hemos creado una estructura departamental. Todo el mundo es necesario, en el Palau de la Música no sobra nadie. Es verdad también que la nueva ley de contratos nos está exigiendo, cada vez más, personal técnico. En estos momentos tenemos un problema porque necesitamos a gente formada en esta nueva ley. De hecho estamos haciendo cursos para el personal, y aún así, tenemos tanto volumen de contratos que hacer, que no tenemos suficiente personal preparado.
- ¿Se debe leer como un éxito la mayor venta de abonos -aunque esto no quiere decir que sean más personas abonadas- para esta temporada o como un dato que sirva para amortiguar una caída?
-Estoy muy contento con los datos de venta de abonos. Es otro formato ahora, una experiencia que no sabíamos cómo iba a resultar. Me preocupaba mucho. No lo quiero vender como un éxito, pero para mí es muy importante la fidelidad, ese apoyo que nos han dado porque no hemos perdido en número de abonos, lo que pasa es que están diversificados.
-La programación de este año ya está rodando y comienza el trabajo de cara a la siguiente. Sabemos que están en contacto con Les Arts para tratar de mantenerse allí, ¿hablamos de un acuerdo de varias temporadas, ya que la presidenta Glòria Tello habló de un cierre más extendido?
-Yo no opino igual [sobre el cierre]. Con el director general y artístico de Les Arts me he reunido en varias ocasiones, con programación en mano y un calendario. De hecho, tanto que dicen que no hay programación, esta es la programación del año que viene [muestra un dossier]. Yo ya tengo las fechas que quiero solicitadas, sobre las que están trabajando en distintos auditorios, tanto en el Principal como en Les Arts.
-Parece que pone en duda la previsión de la concejala Glòria Tello de la fecha de reapertura del Palau, ¿se atreve usted a hacer una previsión más optimista?
-Sí, yo soy más optimista. Evidentemente, antes de las elecciones estará abierto, pero yo creo que incluso antes. Hay un acuerdo para tramitarlo por vía urgente y quiero ser optimista. Los pliegos ya están redactados y en breves empezará el proceso de contratación. Las obras van a ser rápidas, creo que tardará más la burocracia que la ejecución en sí. Me gustaría pensar que a final del 2021 podríamos volver.
-¿Se plantean salpicar toda la ciudad con eventos o concentrarlos y que no esté tan repartido?
-Ya le he dicho a Jesús [Iglesias Noriega] que lo queríamos es concentrarlo allí. Diferenciando siempre y no solapándonos la programación de uno y de otro. Eso también implica contrastar repertorio.
"TANTO IGLESIAS NORIEGA COMO YO, QUEREMOS TENER CUIDADO EN SABER DIFERENCIAR LOS DOS PROYECTOS"
-Siempre ha existido el debate sobre la idoneidad de tener dos auditorios en el mismo río, y ahora, accidentalmente, parece que van a tener que funcionar como uno...
- Esta es una situación excepcional. Y gracias que tenemos dos auditorios, algo de lo que no pueden presumir otras ciudades de España. Hemos tenido que bajar los abonos para hacerlo compatible, pero sobre todo, tanto Iglesias Noriega como yo, queremos tener cuidado en saber diferenciar los dos proyectos. Si ellos quieren programar Brahms, nosotros no lo haremos, y viceversa. Ellos tienen este documento [hojea un dossier] en el que están ya casi cerradas muchas fechas, para que luego digan que aún está todo en el aire... [Sigue mostrando el calendario]. Por eso me enfado cuando hacen esos comentarios; tengo una infinidad de propuestas para el año que viene, pero a estas alturas del curso, aún no hay ninguna gira cerrada. Si hemos sido capaces de reprogramar esta temporada en un mes, la música no va a parar en el Palau de la Música.
- Desde agosto, tras la no renovación de Manuel Muñoz, el Palau no dispone de subdirector artístico. ¿Cuándo se prevé iniciar el concurso para cubrir la plaza y quién está asumiendo sus tareas?
- El puesto de subdirector artístico e intendente de la Orquesta de València (es un puesto doble), es un contracto de Alta Dirección, y por tanto, se tiene que hacer un concurso público con concurrencia y publicidad. Esta semana mismo hemos dado la orden de que el procedimiento empiece lo antes posible, y así lo quiere el Ayuntamiento también. Lo que tardemos en redactar las bases es lo que tardará.
-Puesto que el fin del contrato ya estaba programado, ¿no es extraño que no haya preparado este concurso con anterioridad?
-Es un tema que va más allá de nuestra competencia. El subdirector de música entró por designación directa y no hubo concurso en su día. No teníamos muy claro qué iba a pasar, porque incluso podía continuar. Él tiene sus contactos y sus hilos que movía. Expuso en su día que su idea era seguir y lo tenía bastante claro. Nosotros estábamos algo expectantes, pero a mí me importaba relativamente que siguiera o que no. Porque si está, pues perfecto; pero si no está, pues tampoco pasa nada, porque la función de programación y de intendente de la Orquesta la llevo yo, respondiendo a tu segunda pregunta. De todas formas él tampoco programaba; recibía propuestas y las traía a esta mesa, donde programábamos los dos con el Director Artístico de la Orquesta.
-Algunos centros culturales, véase el Les Arts o el IVAM, están cambiando su estructura para repartir el poder generando nuevas figuras. ¿Cree que el vacío en la subdirección puede hacer pensar que la programación es demasiado personalista?
-No, porque nosotros tenemos una Junta de Programación, como marcan nuestros Estatutos Rectores, y es quien aprueba la programación. A mí me llegan muchas propuestas, y yo con Ramón Tebar me siento para valorar, ver si encaja en función de nuestro presupuesto... Pero no pensamos en personalizar las propuestas, sino en que le guste a la gente y que tenga gancho, que venga el público.
-Ramón Tebar está en el ecuador de su mandato, ¿se han iniciado ya las conversaciones para una posible renovación?
-No, porque le quedan dos años. En su primer temporada solo dirigió dos conciertos, en la pasada ya hizo 10 (que es lo que está estipulado en su contrato), y le quedan esta temporada y la siguiente. En la situación que nos encontramos ahora mismo, no creo que debamos abordar este tema. Es una persona muy entusiasmada con el proyecto y yo espero y deseo que empatice y que tenga una buena relación con la orquesta.
-¿Usted quiere que siga?
-Yo no digo ni que sí ni que no. A mí me gustaría que él pudiese desarrollar su proyecto, y me gustaría que le diésemos tiempo para poder llevarlo a cabo y poder hacer lo que se le pidió: suturar la Orquesta, hacer un repertorio más internacional y salirse algo de los cánones... Él ha propuesto muchas iniciativas, como el ciclo (Beth2020), o la figura del compositor residente.
-¿Qué puede aportar el Palau de la Música a València como institución, más allá de su programación?
-El Palau de la Música somos un centro con mucha libertad de espacios y de programación. Debe ser la casa de la música, abierto y transversal. Creo (y quiero) que el Palau sea un centro neurálgico de la música en la ciudad para promocionar la música clásica, pero también otras músicas como estamos haciendo con ciclos.
- ¿Y más allá de la programación?
- Yo vengo del mundo de la docencia y la pedagogía. Para mí era fundamental la cuestión educativa. Tenemos varios convenios con los conservatorios para que los alumnos puedan asistir a los ensayos de la Orquesta, a los artistas que contratamos les pedimos hacer una masterclass abierta a todo el alumnado... El Palau también quiere ser un trampolín para que los compositores valencianos puedan utilizar la Orquesta para desarrollar sus obras...
-En la rueda de prensa de la pasada edición Festival de Jazz, dijo que se quería buscar "a los guiris", ¿a quién se dirige esta iniciativa pública, a los turistas o al público local?
- Bueno, es que hay dos partes en este festival. Por una parte, esta la programación de julio para los forofos del jazz, los puretas; y por otra, durante agosto hubo programación gratuita en plazas y pedanías de València, que es donde están los turistas. Ha sido un experimento y estamos muy contentos.
-València quiere ser Music City. ¿Cuál es la medida más urgente que se debe tomar para alimentar esa aspiración?
-La iniciativa València Music City nace del Palau. Se encargó el proyecto a la Universitat de València y los profesores dicen que lo que está pasando es Music City: conciertos en el Principal, en La Rambleta, en el TEM, en La Mutant, en la plaza de la Virgen, en la Lonja...
-Ósea, que ya lo es.
-Sí, al menos por parte del Palau. Lo que hace falta es que colectivos, federaciones, conservatorios, Berklee... Todos juntos debemos caminar juntos para conseguir la catalogación internacional de Music City, como lo es -por ejemplo- Liverpool. Pero para eso queda aún mucho trabajo todavía: ahora estamos en la fase de ponernos de acuerdo.
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