Solo hay una cosa que le gusta más que el mundo de las finanzas: El Levante UD, una pasión que heredó de su padre, que llegó a ser directivo de la entidad granota
VALÈNCIA.-Hablar de Víctor J. Martínez Galán (València, 1952) es hacerlo de uno de los históricos financieros de la city valenciana, dado que lleva al pie del cañón nada más y nada menos que cuatro décadas. Licenciado en Economía y Empresa por la Universitat de València, con el Certificado de Asesoramiento (CAF) por el IE/Financial Times bajo el brazo como también el MBA y PADE por el IESE Business School; además es actualmente el presidente de la Fundación Dasyc, una institución de carácter benéfico y sin ánimo de lucro, que acaba de celebrar su veinticinco aniversario.
«Fue precisamente al acabar el MBA cuando tuve claro que mi vida laboral iba a estar encaminada hacia los mercados financieros», reconoce este apasionado del golf, del tenis, de la música, la lectura y del fútbol. O más concretamente del Levante UD por arraigo familiar y donde lleva de consejero desde 2009 —también lo es su hijo Javier—. «Fue mi padre quien me llevaba al antiguo campo de Vallejo en la calle Alboraya, junto al cauce del río. Allí viví el primer ascenso del conjunto granota a Primera División en 1963 y entonces cuajó mi afición; se lo debo a mi padre quien formó parte de su directiva en varias ocasiones».
Martínez comenzó en GDS-Grupo de Servicios (La Caixa) en 1979 como director regional. De ahí a ostentar el mismo cargo en ING-Lease, pasando a ser luego delegado de Iberagentes Activos en la Comunitat Valenciana, director regional de Popular Banca Privada, socio director de Consejeros de Patrimonio —agente financiero de Banif del Grupo Santander— para aterrizar en 2017 en A&G Banca Privada como socio consultor. «Es un banco donde los banqueros tenemos la opción de ser socios —yo lo soy—; además es un banco desde cuya cúpula y, desde hace más de treinta años, se transmiten los valores de excelencia profesional, esfuerzo e integridad personal, alineados con el cliente, sin conflicto de interés. Hoy en día A&G es el banco privado más grande en España, después de los bancos con grandes redes. Todo eso fue lo que me hizo decidir por ellos». Palabra de un Víctor J. Martínez que asegura: «Mientras Dios me dé fuerzas seguiré dedicándome al asesoramiento y gestión patrimonial».
Este reputado financiero valenciano se mantiene a ‘pie de obra’ de la gestión con su dilatado y amplio bagaje profesional. «En un mundo complejo y cambiante como el que vivimos, me gusta que mis clientes se sientan cómodos e informados de lo que pueda afectarles a su patrimonio. Ello me obliga a estudiar, a leer informes, a estar en contacto con gestoras y analistas y, lo más importante, a verme personalmente con ellos», explica. De ahí el valor de estar muy bien preparado, «y cada vez más en este sector donde hay que estar muy al día para entender todo lo que ocurre en nuestro entorno que puede afectar a los mercados financieros, sabiendo distinguir lo que es ruido de lo que es información relevante para la toma de decisiones en las carteras de nuestros clientes», añade.
«Los algoritmos y la inteligencia artificial serán una herramienta útil para los clientes y para los banqueros, pero nunca podrán sustituir el trato humano»
Con cuatro décadas a sus espaldas, señala lo mucho que ha cambiado la gestión en las inversiones y que no echa de menos su experiencia pasada. «Entiendo a los reguladores pero antes incomodábamos menos que ahora a los clientes con tanta burocracia e información que les tenemos que pedir», rememora. Asimismo, advierte de que ha habido entidades o empleados de ellas que «no han hecho las cosas de manera ejemplar, pero sí ha habido muchas que han actuado con total profesionalidad». En su opinión, «en el sector financiero han pagado justos por pecadores».
Preguntado por si veremos algún día a un banquero privado ‘robotizado’, su respuesta es tajante: «Rotundamente no. Los algoritmos y la inteligencia artificial serán una herramienta útil para los clientes y para los banqueros, pero nunca podrán sustituir el trato humano, la conversación, el conocimiento mutuo, la confidencia y la confianza que se genera cuando tratas a alguien durante mucho tiempo».
Aprender a distinguir cuándo una empresa es exitosa de una manera sostenible y cuándo no lo es, estudiar y trabajar con rigor y esfuerzo, tener idiomas y aprender historia y humanidades —«para entender las relaciones humanas, económicas y geopolíticas que cada vez son más complejas en el mundo de hoy»— son los tres consejos que le daría a un joven universitario interesado en dedicarse a la gestión de patrimonios.
Para terminar, y preguntado por el porqué no hay una verdadera asignatura de economía en la ESO para tener conocimientos básicos de lo que es la inflación, hipotecas, tipos de interés, fondos de inversión..., Martínez responde que «todavía sigue siendo un déficit de educación en los planes de estudio de la enseñanza obligatoria porque todos esos conceptos se los van a encontrar en su vida de adulto. ¿Quién no firma un crédito o un préstamo hipotecario o un contrato de arrendamiento ligado al IPC o contrata un fondo de inversión? Existen estudios serios que correlacionan el conocimiento financiero al bienestar social de los países». No le falta razón.
VALENCIA.- «El día que pierde el Levante UD, sobre todo si creo que no ha merecido perder, duermo peor que si ha ganado, pero se me pasa enseguida. En cambio, las caídas de las bolsas me afectan más porque me pongo en la chaqueta de mis clientes; aunque también es verdad que ellos saben que hay más subidas que bajadas. Lo más importante es la paciencia y la disciplina, e invertir en bolsa a muy largo plazo», señala Martínez.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 61 (noviembre 2019) la revista Plaza