VALÈNCIA. El día ha amanecido negro y revoltoso. El viento amenazaba las copas de los árboles. Las temperaturas han bajado, pero aun así se puede ir con manga corta. Yo creo que este cambio nos vendrá bien. Los días de tanto calor eran anormales.
Mi madre está contenta porque ha oído que Hacienda permitirá la confección presencial de las declaraciones de la Renta en sus delegaciones. Ya lo dábamos por perdido. Me pide que llame por teléfono para solicitar cita. Esa es otra. Ahora falta que me lo cojan. Los primeros días es misión imposible.
El dictador maniquí ha creado una dirección general para colocar a un buen amigo suyo. Este hombre, al parecer, tiene corazón, lo que no estaba nada claro.
En este diario he escrito que el Gobierno lucha contra el paro, y me reafirmo en ello. Lo que pasa es que todos sus esfuerzos van encaminados a colocar a familiares, amigos y conocidos en alguna de las covachuelas de la Administración.
Después de permanecer encerrado dos meses y medio, mi sobrino Arturo ha salido de casa para cortarse el pelo. La media melena le quedaba bien. Espero que el peluquero no se haya pasado con la máquina. Lo echo de menos. Tengo ganas de volver a verlo.
A Agatha Ruiz de la Prada la conocí en la feria Cevisama. Era muy alta y delgada, con un marcado porte aristocrático. Me mandaron a entrevistarla y cumplí lo mejor que puede acompañándola de un stand a otro. Fue una entrevista peripatética porque era una mujer muy ocupada. Tuvo palabras generosas y amables para el periodista Benigno Camañas. Entonces estaba casada con el azote de los gales y los bárcenas.
Ahora la prensa del corazón informa de que Agatha sale con el ejecutivo Luis Gasset. Atrás quedó su noviazgo con ‘El Chatarrero’, hombre de mirada inquietante y bifronte.
Cada vez me cae mejor la diseñadora. La estima que le tengo crece en la misma medida que decae mi consideración por su exmarido periodista. A algunos nos ha defraudado que se haya hecho progresista y cooperador necesario de la dictadura del maniquí. A ciertas edades las modernidades están fuera de lugar, a menos que busques hacer el ridículo.
A falta de mejores argumentos, la izquierda española, como la del resto de Europa, se ha agarrado a la muerte de George Floyd como un clavo ardiendo. Antifa es el término de moda entre la muchachada progre. Lo sucedido en Estados Unidos ofrece la posibilidad de ser antifascista desde casa, sin ningún coste, comiendo palomitas mientras ves la última serie de Netflix.
Aún quedan cerca de medio millón de afectados por ERTE que no han cobrado la prestación. ¿Cómo es posible ser tan inútil y que te mantengan como ministra de Trabajo?
La patronal ha vuelto de rodillas a la negociación con el Gobierno, como los sindicatos, como los obispos, todos subvencionados y todos igual de vendidos.
Los follones con la Guardia Civil no le han sentado nada bien al ministro de la porra. Está muy viejo, y eso que sólo tiene 57 años.
Josep Roth es de esos autores de los que oyes hablar de pasada pero nunca te detienes a leerlos. Me pasa también con Dorothy Parker. En cuanto termine La peste de Camus, comenzaré a leer La marcha Radetzky. Dicen que esta novela histórica es muy buena. Veremos si es cierto.
Como ha llovido hoy, los caracoles han abandonado su destierro. Ellos están también confinados pero por razones diferentes a las nuestras. Dos mujeres se agachaban para recogerlos. No es la primera vez que presencio una escena parecida en los alrededores de mi casa. Salen de la maleza, ignorantes del peligro que corren en este mundo.
Tienen algo de enternecedor los caracoles, siempre con su casa a cuestas. Hasta hace bien poco yo era como ellos.