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PUBLICA ‘LA VENTANA QUE SE ABRIÓ AL CERRAR LA PUERTA’

Viñetas para sanar las heridas: Sofia Zaragoza expone su duelo en clave gráfica

La artista valenciana Sofía Zaragoza publica junto a Penguin Random House su primer cómic: La ventana que se abió al cerrar la puerta, un relato en el construye un manual ilustrado sobre las fases de duelo y que se presenta el próximo 1 de febrero en la librería Bangarang

31/01/2024 - 

VALÈNCIA. Una llamada con una amiga, un café, escribir, dibujar… contarse a uno mismo una historia puede ayudar a transformarla, contarla a los demás puede ser un paso clave para comprenderla. Leer también sana -de alguna manera- las heridas, y construye las pautas sobre las que podemos trabajar sobre una historia, comprendiéndola desde un lenguaje universal en el que uno se puede ver reflejado.

La artista valenciana Sofia Zaragoza se expone a escribir su propia percepción sobre la culpa, el duelo y las heridas a través de su cómic La ventana que se abrió al cerrar la puerta, un relato en el que expone su proceso de duelo personal y con el que pretende esquematizar de alguna manera sus claves para superarlo. El cómic, que se siente como un abrazo, transforma a un idioma universal las claves del autocuidado a través de varios capítulos como: Atreverse a mirar la herida, La culpa y el perdón o Conocerme a mi misma, entre otros, concluyendo el relato a través de El amor, donde todos los conceptos convergen.

“Para mi hablar de salud mental y autocuidado es una de las cosas más importantes, lo trato con mucho respeto y lo trabajo desde el cómic como una especie de terapia personal, siento que es la forma de explicar mi proceso y lo pongo sobre la mesa para contarlo”, comenta la autora sobre su motivación para conformar este libro, que le hubiera encantado encontrarse cuando con 14 años tuvo que lidiar con la muerte de la mejor amiga de su infancia: Irene, duelo con el que arranca el relato y que se sana a lo largo de un centenar de páginas.

"Lo que hago es contar mi proceso personal para hablar de un tema más universal como es “la herida”, me hubiera encantado poder leer algo parecido en este momento y siento que contarlo y dibujarlo es también un proceso de acompañamiento que me ayuda a comprender mis relaciones y el duelo”, añade desde una mirada introspectiva. Este libro, como sus ilustraciones, tienen un tinte completamente personal que permite al lector introducirse por un rato en la cabeza de Sofia, escuchando sus conversaciones con sus amigas e incluso llegando a formar parte del núcleo familiar entre las viñetas. Su manera de retratar la intimidad sin tapujos le permite recurrir a momentos muy precisos de su memoria para acariciar ideas universales como los cuidados, el perdón y el amor entre todas ellas.

Cuando en el libro se habla de la herida se mencionan también conceptos como la escucha, la autopercepción y la culpa, este último se expresa también a través de ejemplos reales que la asocian directamente con las mujeres: “Históricamente la figura de la mujer ha estado acompañada de la culpa. Ya sea por la cantidad de ropa que llevamos, por si trabajamos o dejamos de trabajar e incluso por si nos enamoramos mucho o nada en absoluto”, añade en una de las páginas de La ventana que se abió al cerrar la puerta, y lo ejemplifica a través de personajes universales.

“Nombre: Eva. Causa de la culpa: pecado original (morder una manzana). Consecuencias: todos los males de la humanidad”. Sofia se sirve de forma inteligente de estas ideas para puntualizar en su proceso: “Para mi esto es una herramienta para ordenar un poco el relato, al final en todos los casos hablamos de un camino, una herida, una sanación y la adaptación. Ellas han sentido culpa y yo también y ahora lo estoy contando”, cuenta quien se libera a través de su relato.

Entre viñetas el conflicto se desvanece y se hace más soportable a través de las amigas de Sofia, figura crucial para que la pena desaparezca y las emociones le atraviesen de la mejor manera posible: “El ejercicio es sacar fuera lo que me está pasando, recogerlo y concretarlo en pequeñas frases e ideas, al final es un lugar en el que no me apetece estar sola y gracias a las amigas percibo diferentes perspectivas sobre lo que sucede. Me emociona ver cómo viven mis procesos, como están en el día a día y como pueden ver que estoy sanando desde su propia perspectiva”, añade la autora. Con esto siente que quienes le rodean son de alguna manera coautoras del relato, junto a su familia y su psicóloga. 

La mezcla de todas estas emociones y reflexiones se termina de hilar a través del último capítulo dedicado a El amor -en todas sus formas- que surge de manera orgánica para generar este cierre: “Escribí y reescribí mucho sobre el amor. Me sale con naturalidad ponerme “intensa” de primeras y es algo que me sale solo, siento como va subiendo la intensidad de manera orgánica entre cada página y párrafo y me salen nuevos tipos de lecturas”. El amor se dibuja entre sus páginas de mil maneras: haciendo un repaso por su galería personal, a través de anécdotas de su infancia e incluso con palabras de cariño para el lector. 

“Hablo del amor como lo ve un niño, del que vivo con las amigas, del pensamiento más primitivo al más infantil. Hablo también del sentimiento de abandono a través de la muerte y del de una ruptura amorosa, hablo de cómo a través del amor obtengo las herramientas para manejarme”, añade la autora, quien siente que por fin se reconcilia con su “yo” con 14 años, “siento que todo esto se va a poner bajar a tierra en el momento en el que pueda presentar el libro con mis amigas, con mi familia y en la librería -Bangarang- de este proceso lo que más me emociona es ese día, porque celebro que doce años después he conseguido sanar algo que me ha costado tanto y se que por fin está en su sitio”, confiesa aliviada.

Ahora espera con calma y cariño el momento en el que por fin su obra vea la luz, una forma de abrazar su duelo más fuerte que nunca y sanar la herida abriendo su propia ventana. Con su obra da paso también a que el lector pueda abrir la puerta de sus viñetas para nutrirse de su historia, un relato para quien necesite sanar, para Sofia, para Irene y para quien lo quiera. Una historia que finalmente permite que Sofia se abrace a si misma a través de las palabras, para homenajear a Irene a través de cada letra y trazo. 

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