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Vlasov: parlamentario más joven de la Duma; ideas de un anciano del pasado

Katja Fedulova analiza la figura del diputado más joven de la Duma rusa, Vasily Vlasov, un militante del Partido Liberal Democrático de Rusia de Vladímir Zhirinovski. Con solo 21 años, tiene un ideario nacionalista, critica cualquier forma de estado del bienestar, rechaza el socialismo y asume que la mujer debe obedecer a su marido asistirle. Cree que las mujeres deberían limitarse a puestos de trabajo como enfermeras o maestras. 

7/12/2019 - 

VALÈNCIA. Un reportaje de Ángel Ferrero en Público cuando Vladímir Zhirinovski cumplió 70 años traía un repaso de la grandes ideas de este político ruso a lo largo de su trayectoria. Había pedido invadir Alaska, lanzar bombas nucleares en Chechenia, abolir el sistema de partidos, describió a Estados Unidos como "un país de chupapollas, pajeros y maricones", abaratar el vodka, mejorar la lencería de las mujeres, vender por 50.000 millones de dólares las islas Kuriles a Japón y, la mejor de todas, instalar "gigantescos ventiladores para dirigir la contaminación radioactiva de los residuos nucleares del país a Alemania".

Cuando este hombre apareció en escena causó gran sensación que en la URSS que acababa de desmoronarse alcanzase relevancia un político abiertamente fascista. Todavía no era conocido en los medios el clima del post-socialismo y cómo la devastación económica y el nacionalismo no solo eran el caldo de cultivo ideal para este tipo de demagogos, sino que de alguna manera forzaba necesariamente su aparición.

El documental Der Patriot, de Katja Fedulova, estrenado en el festival de mediometrajes de València, La Cabina, analiza este fenómeno desde un punto de vista novedoso: la nueva generación de Zhirinovskis. Trata el caso de Vasily Vlasov, el parlamentario más joven de la Duma, que solo tiene 21 años. Al margen de cualquier consideración política o geopolítica, pone de manifiesto que el pensamiento de un joven de hoy puede ser el de un viejo de ayer.

No hay más que escuchar sus opiniones sobre las mujeres. En ningún lugar como en la Unión Soviética se descubrió el feminismo avanzado. Las mujeres recibieron una educación, tuvieron trabajos, un sistema de cuotas garantizaba su presencia en las instituciones, -aunque no en las más importantes-, pero siguieron a cargo de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos. Las estadísticas mostraban su descontento y su insatisfacción matrimonial por este motivo. Las bajas por maternidad, dirigidas expresamente a ellas, servían además para que sus carreras se truncaran cuando iban a tener hijos y, en consecuencia, sus salarios, en términos globales, fuesen más bajos.

Como resultado de esta experiencia, se esperaría que la mentalidad hubiese avanzado para corregir estas desigualdades y conservar los logros, pero Vlasov opina que la mujer tiene que obedecer al marido y si quiere trabajar, limitarse a ocupar roles como maestras o enfermeras. Cuál es la paradoja, que el partido de Zhirinovski y Vlasov siempre ha tenido atractivo, precisamente, entre los jóvenes.

Aparece su madre en unas escenas. Cuenta que le tuvo cuando ella solo tenía 21 años, era una madre muy joven. La mujer reconoce que trató de darle una educación diferenciada a su hijo. En lugar de "endiosarlo", se propuso ser muy crítica con él, sin embargo, no lo consiguió ¿Por qué? "Porque él era el mejor".

Lo paradójico es que su madre cuidó de él hasta los 5 y su abuela ayudó desde entonces. Esa situación, de abuela y madre haciéndose cargo de los niños porque los maridos tenían otras ocupaciones fue la principal queja del feminismo soviético. Para Vlasov, por lo que sea, esa experiencia incluso en el terreno personal no le hizo tomar nota, sino lo contrario.

Vlasov nació en 1995. Ingresó en las juventudes del partido de Zhirinovski, el Partido Liberal Democrático de Rusia, a los 16. Entre sus propuestas ha destacado reducir la edad del voto y atraer a los jóvenes desde los 16 años a las filas de su partido para involucrarlos en política.

En el documental se le ve en un mercado tratando de llevar a cabo un control de calidad de la comida rodeado de un equipo de jóvenes vestidos con abrigos de uniforme. Algunos comentaristas han encontrado analogías entre este tipo de actividades y la Alemania de los años 30. Entretanto, se postula como presidente de Rusia para el futuro. Tiene un elevado concepto de la patria. Dice que Rusia es el país más importante del mundo, la mayor potencia nuclear y el más armado. Pero entiende que no es nacionalista, que no quiere una "Rusia para los rusos", sino "una Rusia para el ruso".

También suelta perlas de todos los colores. Habla de servicios para que los estudiantes devuelvan al estado lo que ha costado su educación. Un retorno que "justifique" la inversión. Cuestiona el occidente europeo por servir únicamente como bienestar para refugiados, negros, homosexuales, discapacitados y minorías sexuales.

En otro momento, explica ante un auditorio prácticamente vacío que el sistema ruso solo puede permitirse elegir entre dos Vladimirs, en referencia a Putin y a su jefe, que son tocayos. Una mujer se levanta y le pregunta por qué entonces solo el candidato del Partido Comunista, Pavel Grudinin, propone la nacionalización de las empresas que trabajan los recursos naturales. Vlasov, como respuesta, sugiere cobrar un impuesto del 50% a los oligarcas que traigan a Rusia sus fortunas a cambio de una amnistía para "olvidar lo que hicisteis en los 90". Por lo demás, cree que cualquier medio de producción colectivizado no funciona.

Lo curioso es que el tiempo ha convertido a Zhirinovski en un político si no normal, sí bastante común. No hay más que ver las salidas de tono del actual presidente de los Estados Unidos, el carajal británicos o lo que nos espere a la vuelta de la equina con esta inercia. Lo menos negro del documental es un chiste, paradójicamente, bastante negro, que cuenta el protagonista a propósito del futuro de su carrera. Es de un niño que le pregunta a su abuelo, coronel, si él también podrá llegar a serlo. El abuelo le contesta que primero tendrá que ser teniente, luego capitán y finalmente coronel. Entonces el crío vuelve a preguntar ¿Y no podré llegar a general? "No", responde el abuelo, "el general ya tiene sus propios nietos". 

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