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VLC Negra: "Todos tenemos un lado oscuro, sólo hace falta despertarlo"

22/04/2018 - 

VALÈNCIA. Si esta entrevista estuviera firmada por Dashiell Hammett, la escena incluiría un par de vasos de whisky y un sombrero de ala ancha. Si su autora fuese Asa Larsson (que no es hermana de Stieg aunque compartan apellido) frente a la puerta se estarían acumulando tres o cuatro kilos de nieve. Y si corriese a cargo de Vázquez Montalbán, alguno de los implicados degustaría un bocadillo de pescado frío o algún otro manjar preparado por Biscúter, el ayudante del mítico detective Pepe Carvahlo. Quizás debido a que no se cumplen ninguno de estos tres supuestos, la acción transcurre en una diáfana oficina del centro de València durante una soleadísima tarde de primavera y, según parece, lo único que los protagonistas pueden echarse al gaznate es un trago de agua mineral. 

Así comienza nuestra conversación con Jordi Llobregat, Bernardo Carrión y Santiago Álvarez, los organizadores del festival VLC Negra, una cita indispensable para los amantes del noir que teñirá de crimen la ciudad del 4 al 13 de mayo. 

Encuentros con escritores, premios, conferencias, clubes de lectura, exposiciones, cine, teatro, música…Si es oscuro, tiene cabida en este evento que con cada nueva entrega –y ya van seis- crece en actividades y relevancia.

Foto: EVA MÁÑEZ

-VLC Negra parte de la literatura, pero no es solamente un festival literario. ¿Por qué habéis optado por este enfoque tan transversal?
-Jordi Llobregat. En realidad, es un festival de género negro, algo que abarca muchas disciplinas y nos permite utilizar lenguajes diferentes. La base es la literatura y el texto, pero consideramos que es interesante poder tocar también esos otros ámbitos e incluso, a través de ellos, llevar a la gente hasta la propia literatura.

-¿Qué tiene el género para resultar tan adictivo?
-Bernardo Carrión. Lo que más atrae es que habla sobre la condición humana: cómo somos, cuáles son nuestras partes más oscuras, nuestras pasiones, qué hacemos cuando nadie nos ve y de qué manera tratamos de abordar un conflicto. Creo que sentimos una atracción especial hacia la violencia y lo sombrío. Nos gusta ver los toros desde la barrera; contemplar el peligro, pero sentirse a salvo. Me parece que eso es fundamental en el disfrute de este tipo de obras: ser espectadores de aquello que no querríamos protagonizar.

-El noir te lleva a explorar tus límites…
BC. Claro, aspira a que nos planteemos qué haríamos en esas situaciones, hasta dónde estaríamos dispuestos a llegar o qué haríamos si ya no tuviéramos nada que perder. Todos tenemos un lado oscuro, sólo hay que despertarlo.
-Santiago Álvarez. La película Chantaje en Broadway tiene una frase genial al respecto: “¿Qué es la integridad? Un barril de pólvora esperando una cerilla”. Es decir, ponme un hombre íntegro delante y yo me sacaré algo del bolsillo que le haga cambiar. El género negro pone el foco en esas cuestiones, en los aspectos más tenebrosos de las personas corrientes.

Foto: EVA MÁÑEZ

-Una de las novedades de VLC Negra de este año son las actividades en los institutos. ¿Por qué creéis que este tipo de libros pueden resultar interesantes a los adolescentes?
-JL. Muchas lecturas juveniles clásicas han frecuentado el mundo de la investigación y del misterio. Nosotros creemos que es interesante la buena literatura en general. Los jóvenes son los lectores más exigentes y este género puede ser apropiado para esas edades porque no es denso, pero tampoco les infantiliza.
-SA. Por otra parte, existe una correlación muy peligrosa que asocia la lectura con la primera juventud, parece que cuando dejas el instituto dejas también de leer. Es necesario mezclar lo adulto y lo juvenil, nosotros hemos crecido así. Hay que ir a por los lectores jóvenes que son los que tienen que llegar a esa literatura adulta.
-BC. En algunos colegios se mostraban preocupados por el contenido de las novelas que íbamos a llevar. Hay que recordar a los padres que sus hijos llevan un Smartphone en el bolsillo y desde ahí pueden acceder a los rincones más violentos, crudos y pornográficos que existen. También hay adolescentes viendo Breaking Bad…Parece que la violencia se permite más en lo audiovisual que por escrito.
-SA. Algunos autores hasta nos han dicho que sus novelas “no son para chavales”. Muchas veces los tomamos como a niños, pero tú escuchas una conversación de chicos de 14 años y dicen unas cosas…

-Otra de las novedades es el bookcrossing, ¿cómo funciona?
-JL. Se trata de una colaboración con MetroValencia y nos hace mucha ilusión porque es una iniciativa que llevábamos años queriendo hacer. Cincuenta libros de los finalistas a los premios VLC Negra aparecerán por arte de magia en el metro. La idea es que la gente entre a jugar: que los encuentren, se los lleven, los lean y, por supuesto, los devuelvan… Queremos darle prestigio al libro como objeto cultural.
-SA. Ojalá la actividad trascienda al festival y esos volúmenes se sigan compartiendo cuando haya acabado. Los libros, deberían ser algo cotidiano, formar parte de tu vida. A veces parece que ese tipo de iniciativas sólo funcionan en otros países, pero creemos que en València también se puede hacer, aunque no estemos acostumbrados. Debemos romper esa barrera entre lo escrito y las personas. Por eso desde VLC Negra organizamos también tantos encuentros con escritores. 

-Este año seguís en plena expansión: habéis organizado 115 actividades (13 más que en 2017) y aumentáis vuestras sedes, pues también se organizarán actos en Aldaia, Benetússer, Burjassot y La Font de la Figuera. ¿Cómo afrontáis este continuo crecimiento?
-SA. De hecho, para esta edición queríamos hacer algo más pequeño porque organizarlo todo requiere mucho trabajo, pero en seguida nos surgen retos y no podemos resistirnos.
-JL. Es un festival que se mueve por la pasión, la emoción y la ilusión. Eso te lleva a olvidar que no querías meterte en líos y a plantear nuevas incertidumbres, a ver cómo salen. 

-¿Qué supone tener a Donna Leon y Benjamin Black como cabezas de cartel? ¿Por qué les habéis elegido?
-SA. Es muy importante para nosotros. Son autores que no vienen con facilidad a este tipo de eventos porque tienen agendas muy apretadas. Además, en el caso de Donna Leon, ha sido su editorial la que se ha esforzado para que pueda venir, porque conoce la posición del festival y ha decidido que tiene que visitar éste y no otro.  Eso nos hace ser conscientes de la notoriedad y la relevancia que ha conseguido VLC Negra. 

Foto: EVA MÁÑEZ

-Durante bastante tiempo, la novela negra ha sido considerada un género menor, libros para pasar un buen rato, pero alejados del concepto de ‘gran literatura’. ¿Pensáis que este estigma ya está superado?
-JL. Obviamente tiene mejor consideración que en el pasado, pero ese menosprecio sigue existiendo. Mucha gente, cuando oye hablar de género de negro piensa que no va con ellos y a lo mejor en la mano llevan un libro de género negro, pero no saben que lo es porque tienen una imagen preconcebida al respecto. A la sociedad le gusta mucho generar clases, etiquetas, diferencias…la realidad es que el género negro, como cualquier otro, es literatura que está en la calle. Y, por tanto, hay obras buenas y otras horribles. Sin ir más lejos, El nombre de la rosa, es un clásico de la literatura y también es el título que inicia la novela negra histórica. Por otra parte, también hay autores que prefieren decir que no hacen género negro porque consideran que no tiene suficiente renombre.
-SA. Lo cierto es que literatura de género siempre ha sido una literatura popular, como también lo es el festival…
-JL. Es que la literatura debería ser popular.
-SA. Claro. Al mismo tiempo, muchos autores de género negro han recibido premios importantes como el Nadal o el Planeta: Manuel Vázquez Montalbán, González Ledesma, Alicia Giménez Bartlett, Dolores Redondo…Es decir, ha habido un reconocimiento y una normalización. A la vez, se ha producido otro fenómeno, el de la literatura comercial. Las editoriales han visto el filón de ventas que podían conseguir con este tipo de obras y se han lanzado a publicar títulos, no todos maravillosos, obviamente. 

-Hace unos años vivimos un boom de la novela negra nórdica, ¿qué nuevas tendencias veis en el horizonte?
-JL. Abordar esto supone hacer un poco de mago, porque nunca se está muy seguro de lo que sucederá. Se hablaba mucho del domestic noir, un subgénero protagonizado por mujeres normales en sus casas. Decían que esta corriente iba a reventarlo todo y no ha sido así. También parecía que lo nórdico iba a desaparecer, pero aquí sigue. Los temas son inabarcables y, por suerte, hay autores para todos. Creo que, viendo el panorama actual, lo más importante es conseguir que los escritores puedan vivir de su trabajo y después podremos hablar de líneas creativas. La crisis arrasó con la clase media de los autores.
-SA. Si tuviera que apostar a qué tendencias que van a seguir funcionando, diría que los thrillers, porque no gusta lo rápido y violento. También las novelas con mujeres fuertes y el country noir, que está ambientando en el ámbito de lo rural, alejado de las ciudades.
-JL. Se está consolidando la figura de la escritora y de las protagonistas femeninas. Constantemente están apareciendo nuevos nombres de mujeres. Hay que introducir esa normalidad. Las mujeres están acostumbradas a leer obras escritas y protagonizadas por hombres, ya es hora de que proliferen las heroínas y las autoras. No por seguir una moda, sino porque es lo que debe ser.

-Precisamente la relación entre la novela negra y la figura femenina ha sido bastante controvertida. De hecho, algunos de sus títulos más clásicos se basan en estereotipos de género: el detective macho, duro y canalla; la mujer fatal pérfida que te lleva a la perdición… ¿Creéis que la roman noir ha dejado atrás estas fórmulas y se ha ido adaptando a los nuevos tiempos?
-JL. Ese tipo de esquemas se circunscriben al subgénero llamado hard boiled, abanderado a principios del siglo XX por creadores con Raymond Chandler. Actualmente es algo muy purista, hay algunos autores que todavía lo trabajan y lectores que lo aman. Es un subgénero que siempre va a existir, pero hay otros muchos. La novela negra es muy amplia y juega con muchos parámetros.
-SA. Hay cuestiones que estéticamente nos interesan de las obras publicadas en los años 30 porque poseen mucha autenticidad, pero que a nivel ético nos fallan. Claro, era otra época. El éxito de la novela negra en España se debe, en gran parte, a que el lector medio ha dejado de pensar que esa literatura se limita al hard boiled y ha ampliado su visión. Dicho esto, conviene recordar que lo políticamente correcto es enemigo de la novela negra. Lo acomodaticio, lo que no es transgresor ni pretende sacudirte es mala novela negra.
-BC. De hecho, nuestro premio González Ledesma de este año, Alicia Giménez Bartlett (creadora de la inspectora Petra Delicado), es de todo menos políticamente correcta.
-SA.  Ahora nos parece muy normal, pero durante mucho tiempo fue casi la única mujer que escribía novela negra en España.

-Al público le interesan los crímenes ficticios, pero también los reales…
-SA. Sí, es más, hay un repunte en el interés por los sucesos. Por ello, en el festival vamos a tener actividades relacionadas con la investigación periodística en torno a crímenes reales.
-BC. Por ejemplo, abordaremos el reciente crimen de Patraix. En cuanto lo conocimos supimos que debíamos incluirlo en la programación, tiene todos los ingredientes para alucinar a la gente: cercanía, extrañeza, singularidad, violencia, sexo…
-JL. Es inevitable pensar: “a mí eso no me podría pasar... ¿o sí?”. 

-Ya para finalizar, ¿qué novela negra recomendaríais sin dudarlo?
-JL. Es una pregunta muy difícil, se trata de un campo vastísimo. Pero puedo decir que hay que leer a Chirbes y a González Ledesma.
-BC. Yo recomendaría 1280 almas, un pedazo de libro, y No está solo.
-SA. Pues yo A pleno sol, un clásico de la novela psicológica. 

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