MADRID. A partir de la fuerte subida provocada por la crisis bancaria de marzo, la volatilidad del mercado de renta fija ha vuelto a descender recientemente de forma significativa (véase el gráfico). Cabe suponer que la normalización aún no ha concluido y que en los próximos meses cabe esperar un nuevo descenso de la volatilidad, que actualmente sigue siendo elevada.
A ello debería contribuir un descenso continuado de la tasa de inflación y de su volatilidad, combinado con la proximidad del máximo del tipo de interés oficial del Banco Central Europeo (BCE). En combinación con la aceleración del endurecimiento cuantitativo y una curva de rendimientos moderadamente empinada, esto también debería conducir a un mayor estrechamiento de los diferenciales de los swaps.
Esto es un buen augurio para el entorno favorable al carry y debería respaldarlo en el futuro. Sin embargo, prevemos que el débil entorno económico, el elevado nivel de rendimientos y la valoración parcialmente alta lastrarán cada vez más los activos de renta fija de riesgo. En consecuencia, recomendamos centrarse en bonos de alta calificación que puedan resistir un entorno de mercado más difícil.
Las supranacionales de alta calificación parecen especialmente adecuadas para capear aguas algo más agitadas. Los bonos de los emisores de la Eurozona (por ejemplo, el Banco Europeo de Inversiones) ya han colocado gran parte de su volumen de emisión previsto, tienen una valoración atractiva y también deberían beneficiarse del estrechamiento de los diferenciales de los swaps.
Florian Spaete es estratega de renta fija de Generali Investments