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la pandemia y la cultura

Y 365 días después, Enric volvió a pinchar

El DJ Enric Montaner vuelve a ponerse tras una cabina después de un año entero sin ingreso alguno por su trabajo

7/01/2021 - 

VALÈNCIA. El 31 de diciembre de 2019 quedaba un mes exacto para que se diagnosticara, por primera vez, un paciente con coronavirus en España. Fue una Nochevieja normal, de fiesta, de multitudes. Esa noche, Enric Montaner estuvo en Sarrión acompañando a la orquesta que produce, Empopados. Fue una noche de verbena popular, una aislada que, típicamente, es la única fecha que muchas empresas de espectáculos tienen desde octubre hasta fallas. El 31 de diciembre de 2019 fue el último bolo en el que Enric Montaner actuó antes de la pandemia.

Han tenido que pasar exactamente 365 días para que vuelva a ocurrir. Cuando se habla de annus horribilis para la cultura, la realidad que se esconde detrás es exactamente esta: personas del mundo del espectáculo o con proyectos culturales que no han podido desarrollar de ninguna manera su propuesta, con el perjuicio económico que conlleva. El 31 de diciembre de 2020, horas después de que el Consell volviera a prohibir las actuaciones de DJ en cualquier local en la Tardevieja, Montaner pudo actuar en un acto online que organizó el mismo para el Ayuntamiento de Massamagrell.

Montaner empezó su carrera en 1994, cuando tenía un programa de música en Radio L’Horta y pinchaba en varios locales. “Han sido 26 años en los que no he parado. Nunca he tenido un fin de semana libre, ni he dejado de hacer lo que más me apasionaba, encontrarme con el público. Hasta marzo, cuando paré de manera involuntaria el 100% de mi actividad”, explica. Y añade: “Una cosa es que el oficio te queme, que decidas frenar, darte un descanso, pero cuando las circunstancias son las que te obligan, es un momento muy desagradable”.

Además de discjockey, Montaner pilota una empresa con espectáculos populares. A una semana de las fallas, la cancelación de estas fue el primer mazazo de muchos. En marzo, desde casa, él decidió no parar y ofrecer, igual como tantos otros, su tiempo a hacer el confinamiento más ligero a la gente: creó el programa de radio Cadena Viral, en el que entrevistó a grupos de musica, y fue uno de los denominados “DJs de balcón” que amenizó el post-aplauso los fines de semana: “dedicaba todo el día a ofrecer lo que podía, y sentía mucho el cariño de la gente, pero al final del día, nada de lo que había hecho me hacía pagar un plato de comida. Moralmente he tenido momentos muy duros”. 

Tras esos meses, la situación de la cultura en general, y de las fiestas al aire libre en particular, no puede ser más sombría: ni han estado, ni se les espera. Este diario se hacía eco hace unas semanas de un comunicado de la Asociación de Espectáculos y Eventos de la Comunitat (ASOES) contra los ayuntamientos que han rescindido unilateralmente los contratos que tenían ya firmados (incluso para espectáculos que se iban a celebrar más allá del Estado de Alarma) y la falta de compromiso de los mismos en los presupuestos de 2021 ante la incertidumbre. Y ponían sobre la mesa una cifra: el 30% de las empresas de espectáculos de la Comunitat Valenciana han cerrado definitivamente y muchas otras van en camino.

2020 ha ido pasando y Montaner ha seguido sin poder actuar profesionalmente: “no he parado de hacer cosas, pero no he cobrado profesionalmente por ninguna de ellas”. Ante eso, tuvo una idea, teniendo en cuenta el feedback de su programa de radio online durante el encierro de marzo, decidió organizar una nochevieja virtual, una fiesta en la que pudiera cobrar una entrada al streaming. El Ayuntamiento de Massamagrell recogió el guante y lo financió para que fuera abierto a través de su cuenta de Facebook: “Era una manera de trasladar el ambiente de la plaza del pueblo en Nochevieja a las casas. Interactuamos con el público y los conectamos”, explica Montaner. 365 días después, logró cobrar profesionalmente por su trabajo: “No me faltaron los nervios y un nudo en el estómago. Volver a ponerme en una cabina ha sido muy emocionante, y hacerlo además adptando un formato a la nueva realidad”. Miles de personas se conectaron y el feedback -explica él mismo- “ha sido brutal”.

A pesar del logro, 2021 no pinta mucho mejor. “Estas fiestas ha habido algo de alivio, pero yo no me fio de los optimismos ni de las fechas que se están anunciando”. A lo largo del cuarto de siglo de carrera, Montaner ha podido pinchar en la Feria de Julio, en la Nochevieja del Ayuntamiento de València y se ha recorrido una parte importante de la geografía valenciana y española. Ahora, volver a pinchar para decenas de miles de personas se hace casi imposible de proyectar. “Estamos aguantando hasta que salga algo, pero la verdad es que no sé si me he despedido de la música. El tiempo pasa y todos necesitamos comer”, confiesa. Algunos compañeros de profesión han encontrado otros trabajos para los que no necesitan su formación y experiencia en el negocio musical y de espectáculos. Él va a probar suerte en el negocio del alquiler de furgonetas camperizadas. 

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