VALÈNCIA.-El boxeo femenino está en auge. Es un fenómeno creciente de empoderamiento femenino siguiendo los renovadores aires feministas del metoo. Numerosas jóvenes se apuntan a pegar guantazos sobre la lona. Deporte que empodera. En el Club Deportivo Boxing Unitres, de Picanya, un centro especializado en «deportes de contacto», no menos de treinta chicas se entrenan para boxear. Todas ellas tienen como referencia a púgiles como la madrileña Joana Pastrana, tricampeona del mundo y que este año sumó a su palmarés el Premio Nacional del Deporte Reina Letizia que el Consejo Superior de Deportes (CSD) otorga a la deportista española más destacada del año.
Abundan las competiciones en las que se enfrentan chicas de las mismas edades y categorías. Se empieza por la categoría junior, sigue en la de élite hasta alcanzar la profesional. Las veladas amateur son un buen vivero de figuras para los promotores. Plaza ha seguido los pasos de una campeona, la joven Sheila Martínez, de veinte años, proclamada en abril campeona de la Copa de la Comunitat Valenciana tras vencer a la subcampeona de España, Estefanía Arias, en tres asaltos. Una auténtica promesa del boxeo entre mujeres.
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Para su feliz preparador, José Ramón Parra, «Sheila es un diamante en bruto». La chica, dependienta en un horno, quiere conseguir un título mundial. Sheila no es solo una púgil femenina emergente, también es una increíble luchadora en la vida.