Los bonobuses de cartón, inservibles, se venden entre los coleccionistas; la EMT se ha convertido en parte indispensable de la ciudad
VALENCIA. Se llamaba Sociedad Anónima Laboral de Transporte Urbano de Valencia, SALTUV. Los autobuses eran azules. Desde 1982 estaba disponible un bonobús de 10 viajes que valía 200 pesetas (1,2 euros), un ahorro considerable teniendo en cuenta que cada billete individual valía 25 pesetas. Eran de cartón y se cortaban de manera mecánica. Para situarnos, con 25 pesetas se podía comprar en los kioscos un sobre sorpresa de plástico rojo en el que se incluían ejemplares de catálogo de Editorial Valenciana con el T.B.O. [que por cierto, el próximo 11 de marzo cumple 100 años], o Pumby, juguetes de plástico, piruletas… Un billete de lotería de un sábado cualquiera costaba 500 pesetas y el del Gordo de Navidad 2.500.
El 17 de enero de 1986 la empresa cambió de nombre y así fue cómo se transformó en la Empresa Municipal de Transportes de Valencia, la EMT de hoy. Fue un proceso de municipalización que se devino como necesario, inevitable, lógico. En la memoria de 1985, el entonces presidente de Consejo de Administración de SALTUV, Andrés Jiménez Collado, se mostraba partidario de este proceso de asimilación por parte del consistorio con unas palabras que leídas hoy invitan a la sonrisa. “Las mejoras en el transporte público y la atención al mismo se pueden hacer realidad por la renovación del parque y por una serie de medidas de tráfico para mejorar la situación caótica en que nos encontramos”, decía. Como escribía Dickens, el peor de los tiempos, el mejor de los tiempos.
Este martes se cumplían 31 años de esa municipalización. No era un número redondo. De hecho, lo lógico habría sido celebrarlo el año pasado, pero quizás porque la nostalgia es un poco peligrosa, quizás porque no se cayó en la cuenta, el caso es que tuve que ser este frío día de 2017 el elegido para recordar ese proceso que supuso la renovación del transporte colectivo dentro de la ciudad. Un proceso lento, paulatino, que incluyó hitos como la aparición en 1990 de los primeros autobuses con aire acondicionado, y que se tradujo en que el número de viajeros creciera hasta los 97,8 millones, que se dice pronto. Teniendo en cuenta que entonces en toda la Comunidad Valenciana vivían 3,9 millones de personas, fue como si cada ciudadano, desde San Rafael del Río hasta Pilar de la Horadada, se hubiera subido a un autobús de la EMT 25 veces. Otro dato; en 2016, la EMT ha registrado uno de sus mayores éxitos de la última década y ha alcanzado los 93,3 millones. Es decir, en 1990 viajaron 4,5 millones de personas más en autobús. Volviendo a la media anterior, y teniendo en cuenta que los habitantes de la Comunidad Valenciana son ahora cinco millones, los vecinos de San Rafael del Río sólo han viajado 18 veces este año en un autobús de la EMT.
Mucho ha cambiado desde entonces. No sólo en la flota de autobuses. Los bonobuses de cartón son ahora objeto de coleccionistas y, aunque en teoría no valen nada, se venden algunos por Internet hasta por tres euros. Cuando SALTUV se convirtió en EMT la empresa tenía entonces una plantilla de 1.109 trabajadores y un parque móvil de 335 autobuses. A fecha del 1 de enero de 2014, según los datos oficiales de la EMT, la empresa tenía 1.465 empleados y 480 autobuses. No es mucho el crecimiento para 31 años de vida, de ahí que no sea de extrañar que este martes el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, abogara por dotar “a la empresa de más recursos, más autobuses, más conductores”. Con un objetivo, “hacer de la EMT el eje central de la movilidad en la ciudad de Valencia”, como lo fue antaño.
El presupuesto, por el momento, se va acercando al de los mejores años. Para 2017 es de 105,8 millones de euros, 1,3 millones más que en 2016, con una aportación del consistorio de un millón más. Con ello se ha ido rectificando la caída que se registró durante los últimos años del gobierno popular, en los que los recortes hicieron que el presupuesto del año 2011 al 2015 cayese desde los 109,7 millones de euros hasta los 99,3. Desde la entidad recordaron que, aparte del presupuesto, el Ayuntamiento también incrementará este año la partida para el pago de la deuda de la EMT acumulado durante las últimas legislaturas del PP. Si el año pasado, gracias a una carencia de los acreedores, se hizo una aportación de 800.000 euros, este año el importe subirá hasta los 3,2 millones de euros.
En la práctica y en puridad la EMT cuenta con 60 millones de euros del Ayuntamiento, con los que tiene que hacer frente en solitario a la financiación del transporte colectivo por la negativa del gobierno estatal de sufragar los transporte público valenciano, al contrario de lo que hace en otras ciudades como Barcelona y Madrid. Pero, parafraseando a Galileo, eppur si muove. Por este motivo desde la empresa se ha llevado a cabo un vídeo conmemorativo, 24 horas de marcha, que representa un día completo en la vida de la EMT, con la participación de trabajadoras y trabajadores de la empresa. Van 31 años, y los que quedan por venir.