Y Murphy habitó entre nosotros

La Ley de Murphy es la expresión que todos utilizamos para referirnos a que, si algo puede salir mal, saldrá. Existen diversas leyes o principios, así como corolarios y casi todos están encaminados hacia la visión negativa cuando no fatal de las cosas, pero lo peor de todo es que en este momento de la historia parece que todos se cumplen al unísono. Y uno ya no sabe si estamos preparados para todo esto, si es normal épocas de crisis global para que vengan otras de bonanza total o nos acercamos hacia la famosa parusía o el fin de los tiempos y la llegada del Señor.

Los dos años de covid que hemos vivido con un temor inusitado a relacionarnos y comportarnos como seres sociales parecían llegar a su fin hace apenas un mes, la realidad es que la enfermedad está mucho más controlada porque casi toda la población la ha pasado y está vacunada, sigue causando muertes pero en cifras similares a otras enfermedades, en cualquier caso las Fallas que acabamos de terminar donde la normalidad ha sido la tónica dominante, dejan cientos de contagios que podríamos denominar de baja intensidad, la mayoría lo pasan y superan como los resfriados aunque quizá con síntomas más agudos. Pero debemos extremar el cuidado con los mayores y los vulnerables por motivos de salud.

En ese momento que comenzábamos a pensar en unas Fallas normales como inicio de una primavera que devolviera la alegría y también reactivara la economía, se desata la invasión de la Rusia de Putin sobre Ucrania y llevamos casi un mes de ataques, muertes, destrucción y refugiados con todo lo que conlleva. Una crisis humanitaria y económica provocado por un tirano comunista que ha creado una situación en toda Europa que ahonda de manera gravísima en la crisis económica y social que ya veníamos padeciendo, pero de manera más paulatina. Las materias primas, las energías y el transporte están viviendo uno de los peores momentos desde el final de la II Guerra Mundial, lo cual supone un encarecimiento de la vida para los ciudadanos y una situación de incertidumbre y tal vez de caos.

Como dice la principal Ley de Murphy, si algo puede salir mal, saldrá. Pero estamos en el escenario en que todo sale peor, y a la subida de la electricidad y los bloqueos comerciales a Rusia, sumamos la atroz subida de la gasolina y la consecuente huelga del sector del transporte. El mundo rural que nos da de comer con un trabajo abnegado, silencioso y poco valorado por las urbanitas ecologistas de asfalto salió a la calle el pasado domingo para protestar, con educación y urbanidad, pero con la rabia de quien sabe que defiende una causa justa y pese a ello se le está ignorando. Todo esto no es por la guerra en Ucrania como pretende hacer ver gobierno y pensamos a veces con cierta ingenuidad, las decisiones políticas pueden influir de manera positiva o negativa en nuestra vida, y hoy en día el gobierno de España hace todo lo posible por seguir aumentando sus ingresos vía impuestos, pero no pretende rebajar o eliminar muchos de esos impuestos que supondría un respiro para millones de españoles.

La lluvia y el Sáhara

Pero como nunca llueve a gusto de todos, y entre las leyes de Murphy está la de si sales de casa con paraguas, probablemente no llueva. Nos encontramos en España y especialmente en la costa mediterránea inmersos en un temporal de lluvia, viento y frío que lleva más tiempo de lo habitual con nosotros y que también es negativo para la agricultura, en concreto para el cultivo del arroz y por supuesto está generando diversos problemas e inundaciones. La tormenta perfecta parece estar formándose y descargando toda su ira sobre esta sociedad occidental opulenta, infantil y buenista que creíamos que se podía vivir en una especie de Disneyland eterno.

Entre tanto, el emperador Sánchez Castejón, sin consultar a nadie cambia la política exterior española y le concede a Marruecos todo lo que pide en relación con el Sáhara, algo que puede tener unas gravísimas consecuencias a medio plazo para nuestra soberanía e integridad territorial. Otra de las leyes de Murphy, que le viene al actual gobierno de perlas, dice que no importa las veces que se desmonte una mentira, siempre habrá un porcentaje de personas que crean que era verdad. Ojalá ese porcentaje sea ínfimo en las próximas elecciones y la verdad se abra camino.