VALÈNCIA. No lo parecía, pero las dos horas que Yolanda Díaz pisó València este jueves dieron para mucho. Aunque hubo que esperar a los minutos finales. Después de meses de especulaciones sobre su estrategia de cara al 28M en la Comunitat Valenciana, la vicepresidenta del Gobierno constató su juego a dos bandas de manera explícita: de una, el apoyo al candidato de Unides Podem, Héctor Illueca, para la Generalitat; y, de otra, el respaldo a Joan Ribó (Compromís) como alcalde de València. Esto último lo hizo delante de la candidata de los morados al Ayuntamiento, Pilar Lima, en lo que más allá de evidenciar tacticismo derivó en un gesto de desprecio hacia la allí presente –y ausente antes de que la comparecencia de la líder de Sumar finalizase–. A la vez que todo esto ocurría, dejó clara su postura sobre la ampliación del Puerto: oposición frontal.
Díaz acudió el jueves a un mitin de Podem en Alicante junto a Illueca –con quien mantiene una buena relación personal de su etapa en el Ministerio de Trabajo– y la coordinadora general de Esquerra Unida, la consellera Rosa Pérez, además de otros candidatos. Allí pidió movilización para el próximo domingo y señaló a Illueca como "la garantía de que siga habiendo Botànic". La intención parecía clara: ayudar a que Unides Podem supere la barrera electoral del 5% para entrar en Les Corts ante las encuestas que dibujan el riesgo de que quede fuera. Hay que darlo todo.
Tras este movimiento, la pregunta era qué haría en València ciudad, donde actualmente Podem no tiene representación en el Ayuntamiento al perderla en 2019. Pese a los inicios de conversaciones, no hubo acuerdo entre ellos y Compromís para ir en coalición a los próximos comicios. Ribó acudió a la puesta de largo de Sumar y, desde entonces, en Compromís estaban a la espera de obtener su respaldo en algún acto de campaña, aunque no sabían con qué grado de entusiasmo ni de qué manera. A comienzos de mayo se conocía el ejercicio de funambulismo de Díaz y el pacto con los morados consistía en que asistiera con ellos a un evento electoral, cosa que no replicaría con Compromís de forma oficial. Pese a ello, la cita de este jueves acabó con la lectura de campaña, como era de esperar.
La vicepresidenta del Gobierno asistió a una convocatoria de la Comissió Ciutat-Port, la plataforma contraria a la ampliación del Puerto de València a la cual pertenece Antonio Montiel, quien fuera líder de Podem en la Comunitat. En la comitiva de recepción y de acompañamiento, tanto él como la exdiputada Rosana Pastor tuvieron un papel preponderante.
Díaz llegó con algo de retraso a la playa de El Saler. La recibieron los miembros de la plataforma, además de Joan Ribó y Pilar Lima. Dos besos, cordialidad y sonrisas sobre todo por parte del alcalde de València. A continuación, inició un recorrido por la arena en el que vecinos y activistas le explicaron los efectos de la ampliación norte del Puerto a través de unos paneles informativos.
Más allá de los argumentos sobre este asunto, la gestualidad política tomaba protagonismo en un acto así. Díaz iba en primera fila y, un paso por detrás, Ribó y Lima junto a sus respectivos equipos. El alcalde de València supo hacerse más hueco en las fotos y, en ciertos momentos, trataba de evitar posar al lado de Lima, pero fue casi imposible. Luego se descubriría todo el pastel, y es que el dirigente de Compromís, quien sabía perfectamente de antemano todo lo que iba a decir la vicepresidenta del Gobierno, ya se había incluso grabado un vídeo con antelación –unas dos horas antes– para darle las gracias por su apoyo explícito.
Después del paseo, se desplazaron a toda prisa al embarcadero de l'Albufera, donde estaba programada la atención a los medios. En ella únicamente se aceptó una pregunta a Díaz debido a que, según expresó ella, perdía el avión de vuelta. La comparecencia le sirvió para decir lo que había venido a decir a València. "Les pido a los valencianos que la alcaldía de València siga en manos de Joan Ribó. Lo pido alto y claro, con el apoyo de todas las fuerzas progresistas de su ciudad", afirmó delante de Pilar Lima en un gesto que posteriormente generaría críticas dentro de la formación morada por injusto.
"La alternativa la conocemos. Tenemos que continuar con las transformaciones del gobierno de Ribó. Lo otro es la barbarie, la corrupción, los pelotazos", indicó. Para contrarrestar su posición tajante, trató de recordar que el día anterior había apoyado a Illueca en una acto de campaña. "Hoy estoy también aquí, como lo estuve ayer en Alicante, para defender exactamente esto: derrotemos al PP nada y más y nada menos que en València", remarcó.
En clave autonómica, hizo un llamamiento a la defensa del "gobierno de progreso del Botànic", formado por PSPV, Compromís y Unides Podem, como "un ejemplo que ha abierto las puertas en este país". "Nos jugamos demasiado, el modelo de la corrupción, del pasado, de lo que no se debe hacer, o el futuro", comentó, para pedir igualmente movilización el 28M. "Quiero que se vote a las gentes de izquierda para que se mantenga la mayoría del Botànic y la mayoría de Joan Ribó", insistió.
Antes de que finalizara su intervención, Pilar Lima se marchó y no hizo declaraciones ante los medios, a diferencia de Ribó. Desde su equipo trasladaron que tenía una entrevista y llegaba justa de tiempo. En su lugar, la número dos de la lista, Lara Máñez, indicó que Unides Podem-EU representa "el voto útil". "Necesitamos entrar en el Ayuntamiento no solo para impulsar las políticas de izquierda sino para que haya políticas de izquierda porque si no entramos, seguramente, la derecha vuelva con todo lo que eso supone", señaló.
Desde el equipo de Lima, posteriormente valoraron que las palabras de Díaz implican el voto y la entrada de los morados en el Ayuntamiento como condición de posibilidad para que Ribó sea alcalde con el apoyo de las fuerzas progresistas. Por su parte, fuentes de Podem explican que tenían conocimiento de que la líder de Sumar lleva una estrategia diferente a nivel autonómico y municipal. En el primer caso, de apoyo a Podem en la Comunitat y, en las alcaldías, dar continuidad a los gobiernos de coalición progresistas. Sin embargo, no detallan si explicitar su respaldo a Ribó de esa manera entraba en lo previsible. El que sí que parecía que lo sabía todo fue el alcalde de València, quien no se mostró nada sorprendido y agradeció su apoyo públicamente.
Díaz, además de su posicionamiento electoral, también dejó claro el relativo a la ampliación del Puerto."Si hemos declarado la emergencia climática en España, esta infraestructura en València no puede salir adelante. En el Consejo de Ministros he tenido la oportunidad de defender mi oposición a ella. Esto va de modelos económicos y sociales. Si estamos de acuerdo en que estamos sufriendo una enorme emergencia climática y ambiental no podemos permitir la ampliación del Puerto. Se ha de ser coherente. No puede ser", argumentó. En este sentido, aseguró a la Comissió Ciutat-Port que "seguirá contando" con el respaldo del proyecto que representa "para no permitir el desarrollo de estas obras, que no son absolutamente necesarias".
Y tal como vino desde Alicante, Díaz se fue al aeropuerto. Curiosamente, en un furgoneta conducida por el secretario de organización de Podem, Carles Fons. En l'Albufera se quedó Ribó a decir la suya y con cara de contento.