VALÈNCIA. La estrategia está clara de unas semanas a esta parte. Podem ha optado por una campaña electoral de crítica directa hacia sus socios del PSPV y Compromís. Y estos últimos por una posición de oídos sordos –siempre que logran aguantarse– ante los ataques. Los morados quieren competir entre el electorado de la izquierda para superar la barrera electoral del 5% necesaria para entrar en Les Corts. Y los socialistas y la coalición prefieren estarse quietos para no perjudicar excesivamente en este momento a Podem ante el riesgo de que no obtengan representación.
Las posiciones se vieron desde la precampaña, cuando el vicepresidente del Consell Héctor Illueca llegó a acusar a Compromís y a otras fuerzas que apoyan a Sumar, la plataforma que impulsa Yolanda Díaz para las elecciones generales, de "bloquear" un acuerdo con Podemos tanto a nivel autonómico como estatal para "no perder los enormes apoyos mediáticos que tienen y la complicidad con el Partido Socialista".
El tono grueso de los ataques ha seguido en los mítines. En su acto central de campaña, la candidata a la Alcaldía de València, Pilar Lima, afeó que la concejalía de Espacio Público (gestionada por Compromís) les hubiera denegado dos espacios para celebrar el mitin (el Mercado de Abastos fue la tercera alternativa de los morados). El consistorio, como publicó este diario, no les concedió el permiso a su primera opción porque el espacio ya estaba reservado para la celebración de otro acto (casualmente de Compromís).
Tras este tirón de orejas, subrayó que el gobierno municipal no había hecho "política de vivienda en la ciudad" ni ha "atacado la turistificación". "Queremos todas las políticas de vivienda, de transparencia y participación de Rosa Pérez -la otra consellera que tiene Unides Podem en el Botànic- en el Ayuntamiento. Nos tienen miedo", aseguró para acto seguido denunciar que "no puede ser que Florentino Pérez gestione los servicios esenciales en València a través de Clece".
A Lima le cogió el testigo la ministra de Igualdad, Irene Montero. "Ahora muchas fuerzas progresistas piden un gobierno en coalición, pero en el pasado fuimos nosotros solos. Incluso Joan Baldoví se posicionó a favor de un gobierno de PSOE y Ciudadanos, o del PSOE en solitario. Y eso no se olvida", afirmó.
En otro acto posterior de campaña en València, Montero continuó por la misma línea para defender que "si hubiera sido por el PSOE y Compromís" no habría habido gobierno de coalición en España desde 2020 y señaló que Unidas Podemos es la "única fuerza política que no se pone de perfil cuando vienen las cosas difíciles" y "no deja que golpeen al otro".
La respuesta ha sido mínima. Los socialistas han evitado directamente mencionar a sus socios e incluso les cuesta hablar del pacto del Botànic. La estrategia del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pasa por vender públicamente la posibilidad de un gobierno en solitario aunque sea complicado que den los números y los compañeros de viaje de esta legislatura ya le hayan advertido de que sin ellos no va a ninguna parte. El discurso del jefe del Consell consiste, básicamente, en vender su perfil presidencialista y centrado junto a los grandes logros de gestión e ignorando a Compromís y Unides Podem.
Por su parte, la coalición trata de reivindicarse como la opción de proximidad frente a un PP y un PSPV dependientes de sus organizaciones en Madrid. Este domingo, el candidato a la Generalitat, Joan Baldoví, lanzó mensajes al líder socialista y al popular, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo respectivamente, que habían visitado València. "Estas no son vuestras elecciones, son las nuestras. Son las elecciones de 5 millones de valencianos en las que nos jugamos mucho", dijo.
A Compromís no le hace ninguna gracia los ataques de Unides Podem y se muestran críticos. Pero salvo algún rifirrafe en redes sociales, lo cierto es que los cargos de la coalición actúan con cautela en público, sabedores de que no pueden entrar a matar en tromba. No ha sido de extrañar, de hecho, que alguno haya admitido en Twitter lo mucho que se tiene que morder la lengua ante las afirmaciones de los morados. La máxima de que sin ellos se juegan la permanencia del Botànic la tienen presente. Y en los mítines han optado por ir a la suya.