La exconcejal asegura que las conversaciones con Benavent están manipuladas pero sí reconoce a las personas que solo se nombra por su nombre
VALENCIA. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil lo tiene claro. Para los agentes de la UCO, la forma de actuar de María José Alcón y Marcos Benavent supone un delito de asociación ilícita y así lo ponen de manifiesto.
En el sumario de las mordidas del Ayuntamiento de Valencia, pieza separada de la operación Taula, los policías asevera: “Alcón es presunta autora de unos supuestos delitos de fraude, cohecho, tráfico de influencias, malversación, blanqueo de capitales y asociación ilícita”.
En su declaración ante la UCO, la exconcejal se mostró firme con respecto a las grabaciones aportadas por el exgerente de Imelsa Marcos Benavent. Unas grabaciones que la ponen directamente en el punto de mira de los investigadores, ya que se la escucha como presuntamente habla de mordidas por los contratos de su concejalía con Benavent.
Para Alcón, dichas grabaciones están manipuladas. La exedil reconoce que es su voz pero niega el contenido de las mismas. Llama la atención que dice que todo es una manipulación pero que, cuando los agentes le preguntan por personas que aparecen sólo con el nombre, ella dice quiénes son con nombre y apellido.
Este es el caso de su exasesor Pedro Aracil, su hombre de confianza que también está siendo investigado en esta pieza del sumario. La Guardia Civil le pone la siguiente conversación con Benavent:
Y una vez escuchada le preguntan que quién es Pedro, a lo que Alcón responde que Pedro Aracil. Fuentes de toda solvencia consultadas por Valencia Plaza aseveran que la declaración de Alcón “no tiene sentido, ni mucho menos la deja como persona fiable”.
Otra de las conversaciones que la UCO le enseñó a María José Alcón fue la referida a cómo ella podía modificar las puntuaciones que se llevaban las empresas que se presentaban a los concursos de la Concejalía de Cultura.
En esta ocasión no niega haber mantenido esa conversación, pero asegura que “que estaba haciendo creer a Marcos Benavent que tenía una capacidad de adjudicación mayor de la que realmente tenía. Alcón afirma que hablaba así delante de Benavent porque éste y su marido, el también imputado Vicente Burgos, “la minusvaloraban”.
En el mismo sumario se revela cómo, a partir de una conversación grabada entre el exgerente de Imelsa y María José Alcón, ésta no sólo decía que empresa se iba a quedar con las obras sino que además nombraba ella misma a las personas que formaban las mesas de contratación.