Los premios APDCV reivindican una cultura “diversa y creada en condiciones dignas”

VALÈNCIA. Este fin de semana se ha celebrado en Espai LaGranja la quinta edición de los premios APDCV, de la Asociación de Profesionales de la Danza de la Comunitat Valenciana, una fiesta para celebrar la danza como movimiento social y como poder transformador del arte. Con un ambiente festivo, mucha música y mucho baile Carmela García y Kiko López (de la mano de Alexander Espinoza fuera del escenario) han dirigido una gala dinámica que tenía lugar después de un día repleto de actividades para los nominados, desde una paella hasta un scape room para encontrar la llave que abría la puerta del espacio en el que se ha celebrado el evento. 

La primera en alzar la voz en la gala ha sido la presidenta de la asociación, Ángela Verdugo, quien ha querido recordar que los premios nacen con el objetivo de celebrar el trabajo de los profesionales de la danza en la Comunitat, y que deben permanecer “unidos ante los tiempos de cambio”: “No sabemos a qué nos enfrentamos, pero queremos pedir que las políticas culturales sean diversas, dignas y que ofrezcan los cuidados necesarios para el colectivo”, ha reivindicado micrófono en mano. También ha querido recordar que gracias al trabajo en equipo se puede hacer “la cultura que queremos” y la que merece el público, que ahora se celebra en este espacio.

En declaraciones para Culturplaza la directora de la asociación ha reconocido que ahora mismo les pesa la incertidumbre sobre el nuevo cambio de gobierno y cómo afectará esto al sector de la danza. Hace un par de semanas pudieron tener una breve reunión con Paula Añó y Sergio Arlandis en la que explica que sólo les dijeron que se vendrían nuevos cambios en un futuro próximo: "Fue una reunión muy escueta en la que no parecían tener nada muy claro, les dijimos que cuando supieran la hoja de ruta nos reuniéramos de nuevo, de momento estamos todos in albis. Era todo muy ambiguo, ni se comentaron los futuros cambios", explica la directora de la asociación.

La fiesta seguía con una entretenida dinámica en el que algunos gamers de entre el público tenían que ir abriendo cajas para encontrar las nominaciones. García bromeó sobre la escenografía con una gran alfombra roja, que decían haber rescatado para que el “IVC no la tuviera cogiendo polvo”, sobre ella se han reunido los primeros nominados de proyecto social destacado, un premio otorgado a Dansa Senior de Cristina Puchades y Alicia Herrero por su compromiso con la comunidad y sus soluciones sostenibles que respetan la diversidad e igualdad de todas las personas. 

De la misma manera se ha querido celebrar este galardón por la danza como motor de mejora de la calidad de vida de las personas y como un movimiento que puede tener “beneficios terapéuticos y comunitarios" y que además fomenta una sociedad más comprensiva. A esta categoría le ha seguido el galardón a la docencia por la instrucción y guía sobre la danza, por la elaboración de complejos planes de estudios y por su pasión por la docencia el premio ha sido otorgado a Rocío Pérez, quien lejos de tecnicismos ha querido dedicar el galardón a sus alumnos y a su vocación.

Siguiendo con la dinámica el galardón al proyecto pedagógico destacado ha sido para las integrantes del Colectivo Lánzate, Andrea Dolz y Marta Sofía Gallego, con su proyecto Me gusta bailar pero se me da fatal. Ambas han querido agradecer el premio a sus docentes y a Dansa València por servir como impulso para todos los proyectos jóvenes y como cuna para creativos. El momento emotivo de la gala ha llegado en el ecuador de esta, con la entrega del galardón a la trayectoria destacada a Amparo Ferrer Torregrosa, directora en la escuela de danza Botànic Espai de Dansa durante más de 30 años.

Aunque confiesa que no sabía si se vería con fuerzas para recoger el premio ella misma Amparo ha admitido que la noticia del galardón le animó tanto que no podía saltarse la gala: “He pasado por un cáncer este año pero estas últimas semanas estaba muy animada con la idea de esta gala”, explicaba emocionada. Ha recogido el premio de la mano de sus dos hijos y con sus amigas, que le han dedicado unas palabras por su trabajo incansable frente a la escuela a pesar de la enfermedad y por resistir. Amparo ha querido reivindicar también la dificultad para acceder a las ayudas por parte de las escuelas por “la complejidad burocrática” que provoca que se acaban rindiendo, aunque a "con o sin esa ayuda las escuelas consiguen resistir". 

En la categoría de creadora destacada, y celebrando la habilidad y pasión para expresar conceptos con creatividad y emocionalidad, la ganadora ha sido Cristina Gómez por Anhel, una pieza que se centra en la esencialidad y la crudeza de los cuerpos y que habla tanto de vulnerabilidad como de deseo y afecto. Gómez ha querido dedicar el premio a los profesionales de la danza, y se ha mostrado preocupada por el futuro que se viene para esta arte: “Estamos frente a un futuro lleno de recortes, censuras y bloqueos. Nuestro sector es diverso, necesario e independiente y debería estar protegido frente a cualquier partido político que esté gobernando. Necesitamos que se reconozca nuestra profesión y permanecer unidas, por una cultura diversa y creada en condiciones dignas”.

En cuanto al premio a la investigadora destacada, la ganadora ha sido Rosario Rodríguez, que no ha podido estar en la gala debido a que se encuentra becada en París pero ha agradecido el reconocimiento y valorado la importancia de la investigación en cualquier ámbito cultural y social. Para cerrar la gala se ha otorgado el premio al intérprete destacado, un premio dedicado a los gestos y la capacidad de comunicar de los protagonistas de la danza. 

El galardón ha recaído de nuevo en Cristina Gómez también por la pieza Anhel. Ha querido compartir el premio con su compañera Paloma, sin la que confiesa que la magia que sucede sobre el escenario no sería posible. La gala ha concluído con un agradecimiento a todos los presentes por asistir y a los 180 socios de la asociación. Finalmente ha sonado la música y los bailarines han podido celebrar el fin de la noche haciendo lo que más les gusta: bailar.