ALICANTE. La diseñadora Teresa Helbig cumplió su sueño de desfilar en París el pasado 7 de marzo, después de una extensa carrera de más de tres décadas. Un desfile teñido por los colores blanco, azul y rojo en el que la creadora, Premio Nacional de Moda 2023, rindió homenaje a la cultura del país vecino con una propuesta caracterizada por el uso de cintas de grosgrain, vestidos vaporosos, minivestidos geométricos, logotipos renovados y conjuntos de aire parisino.
En la Galería Joseph, en el barrio de Le Marais, se presentó la propuesta llamada 1832 Sur Mer en un escenario blanco frente a una escultura en forma de barricada. Algunos seguidores de la marca catalana, como la cantante Luz Casal, la aristócrata Eugenia Martínez de Irujo o la escritora Elvira Lindo no dudaron en subirse a aquel avión con el nombre de la firma que lleva Iberia (compañía para la que fue encargada de diseñar los trajes de sus azafatas) y aterrizar en la orilla del Sena para tratar de explicar que España y su artesanía tenían cabida en la pasarela francesa. Un acto que hablaba de empoderamiento personal, pero también a nivel de industria. España tiene mucho que ofrecer cuando hablamos de moda. La Helbig, con su talento artesano, no dudó en demostrarlo.
La creadora catalana nos llevó hasta la ciudad de la luz para ver su debut en Francia en la Galerie Joseph. Teresa Helbig devoró con sus creaciones un espacio de tres niveles que funciona como un patio central abierto, donde ha colocado una gran barricada blanca en el centro de la cual ha llevado a cabo un desfile que refleja la lucha, la fuerza y la reivindicación, transmitiendo así el poder de la "mujer Helbig" que nunca pasa desapercibida —frase que se puede leer al entrar en su atelier de la calle Mallorca de Barcelona— junto con esa oda a la Revolución Francesa y al texto de Víctor Hugo convertido posteriormente en musical: Los miserables. Un texto que habla de la lucha de clases y, sobre todo, de cómo una mujer es capaz de todo por tratar de sacar lo que más le importa adelante. En el caso de Fantine, era su hija, Cosette. Cada una sabe los sacrificios que ha tenido que hacer en su vida para tratar de encontrar su hueco porque nada es gratis y la vida, al final, no es un camino de rosas.
58 modelos salieron de este desfile y 40 modelos participaron en el casting. Dentro de ellas se encontraba Pino Montesdeoca, con su estilo elegante y sus andares despreocupados a sus sesenta y dos años y que tan bien representa la firma —esta y todas las que se enfunda— con esa seguridad que desprende. La diseñadora ha creado una colección que es completamente femenina, en la que los tejidos más suaves funcionan como una segunda piel y las minifaldas, que son comunes en las colecciones Helbig, se combinan con vestidos de aire romántico y largos infinitos. Las piezas de costura se articulan con glasilla de algodón, paño o cintas de grosgain trenzadas, y un baile de colores, amarillos, azules, rojos o crudos, envuelven la propuesta.
Una colección con técnica (tradición) y mirada (modernidad), con raíces tremendamente historicistas y un componente de agudeza y frescura brillantísimo que aparece en la pasarela en forma de minifaldas mezcladas con abrigos sastrería hasta los pies, micro vestidos acolchados o chaquetas de punto bordadas con pololos de piqué. Una colección pasado, presente y futuro que conecta hilos rojos y crea nuevas conversaciones bajo la bandera de la unión en tonos crudos, amarillos, azules, burdeos...
Teresa Helbig, quien aprendió el oficio con su madre, Teresa Blasco, que todavía anda por el taller, ha trabajado incansablemente, porque llegar hasta París ha sido difícil. Crear ropa de fantasía, vestidos que sienten bien y además empoderen a las mujeres ha sido su objetivo. Su lema de referencia es "una mujer Helbig nunca pasa desapercibida", por lo que no es una sorpresa. Reflexionando, reconoce que la autenticidad y la determinación de seguir su camino a pesar de las dificultades ha sido su principal fuente de éxito. Y es que son muchos años, mucha moda, mucho talento. Y siempre el mismo apellido detrás de cada pieza: Helbig. La Helbig para los amigos. Teresa. Y es que, si esto fuera una película americana, sería Loving Teresa.
Y así, sin más, un viaje a París en el que España estaba muy presente a través de la moda, pero también de sus modelos.