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Tiempo de ser cuidadas: el papel del Servicio de Atención a Domicilio de Valencia con las mayores

13/03/2023 - 

VALÈNCIA (VP). A sus 93 años y tras una vida dedicada a la enfermería y el cuidado de otros, Esperanza es una de las muchas personas que han decidido ser atendidos en su hogar a pesar de su edad y de vivir sola. Esto es posible gracias a la atención diaria que recibe del Servicio de Atención a Domicilio (SAD) del Ayuntamiento de Valencia. Un servicio público dirigido a toda la población y de modo más específico a las personas mayores de 65 años, que garantiza una atención “integral, preventiva, proactiva y adaptativa para lograr el máximo grado de autonomía posible del usuario”, señalan desde Clece, empresa que desde noviembre gestiona este servicio en las áreas de Olivereta, Patraix, Campanar y San Marcelino.

De cuidador a cuidado: una realidad social que se da mayoritariamente en mujeres 

Esperanza y Ofelia son dos ejemplos de las cerca de 800 usuarias que a diario reciben atención en sus hogares a través del equipo que Clece destina al SAD de Valencia. Un equipo formado por 130 auxiliares, 5 trabajadores sociales y otros perfiles como psicólogos, fisioterapeutas y técnicos de integración social que, en su mayoría, está compuesto por mujeres y que es fiel reflejo de uno de los sectores económicos más feminizado, el de los cuidados.

Se trata de una realidad que conocen bien Esperanza y Ofelia, dos usuarias del servicio que en su momento se formaron y ejercieron en sectores como la enfermería, pasando de dedicar su vida a los cuidados a recibirlos ahora de manos de otras profesionales. Tal y como indica Esperanza, “desde joven me gustó más estudiar que coser. Me saqué la carrera de enfermería y trabajé hasta que me casé y tuve que dejar mi vocación”. Una vocación que mantiene “intacta a pesar de los años y de no poder ejercerla ahora”.

El papel de la auxiliar 

Cada mañana desde hace 11 años, Esperanza recibe la visita de Beatriz, una auxiliar que le ayuda en las tareas domésticas o el aseo de la casa. Para ella, más allá de la limpieza o de los recados en los que pueda ayudar, como ir a la farmacia, el servicio del SAD le resulta, además, clave para el seguimiento de sus tratamientos médicos. “Sin duda realizan un servicio maravilloso y a nivel psicológico, de acompañamiento, resulta una gran ayuda”, apunta.

Yolanda es la profesional que acude cada día a limpiar, asear y ayudar a Ofelia, de 80 años. “Con una invalidez desde los 57 años provocada por un tumor, no puedo coger ni un mocho, por eso para mi la ayuda de Yolanda es tan importante”, afirma esta usuaria de Valencia que, a lo largo de su vida, ha tenido una amplia trayectoria laboral en hospitales como La Fe.

En este sentido, Maribel Rabadán, gerente de Servicios Sociales de Clece ha querido destacar el papel fundamental que realizan las auxiliares, “queremos animar a las personas a que se formen para dedicarse a este sector no solo porque tiene un gran potencial de futuro ante el envejecimiento progresivo de la sociedad, sino también porque es una profesión muy gratificante, con un claro componente humano, y en el que podemos devolver a nuestros mayores todo lo que nos han aportado”.

Un servicio fundamental para una sociedad cada vez más envejecida 

Orientado a las personas y familias que presentan problemas para la realización de las actividades elementales de la vida diaria, el SAD proporciona atención directa en el propio hogar mediante intervenciones que favorezcan su permanencia e integración en su entorno habitual.

Se trata de una solución ideal para todas aquellas personas que quieren permanecer en su hogar el mayor tiempo posible, garantizándoles al máximo su calidad de vida, ofreciéndoles apoyo en la realización de tareas domésticas, atención personal e higiene, de relación y apoyo social, de carácter temporal o permanente. Los requisitos para solicitar la atención por parte del SAD son extensos y abarcan a personas mayores con dificultades de autonomía personal; personas con algún tipo de diversidad funcional; familias con menores en situación de riesgo social; o familias con especiales problemáticas socio-sanitarias.

Aunque el perfil que más demanda este servicio es el del usuario que vive solo, no es un requisito imprescindible. Un buen ejemplo de ello es Isabel, una usuaria que a sus 79 años reside con su hijo pero que requiere ayuda del SAD en tareas como el aseo del hogar, aseo personal o la compra o en acompañamiento al transporte hasta el Centro de Día al que se ha incorporado recientemente.

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