El pequeño restaurante Almalibre gana adeptos cada día con una oferta centrada en esta baya originaria del norte de Sudamérica.
Hace ya tiempo que el furor por los superalimentos dejó de ser cosa de neuróticas californianas. Esta tendencia empezó a popularizarse en España con las bayas de Goji del Himalaya para extenderse después a un sinfín de productos exóticos con insólitas propiedades nutricionales. La quinoa, las setas reishi, el té matcha y el kale (que no deja de ser una berza) han entrado en nuestras vidas como una gran promesa de belleza y longevidad. Lo próximo será el agua alcalina, pero cada cosa a su tiempo…
Uno de estos “nuevos” alimentos milagrosos es el açaí, una sabrosa baya originaria del norte de Sudamérica a la que se atribuyen potentes propiedades anticancerígenas, adelgazantes y antioxidantes. Es especialmente recomendable para los problemas digestivos y cutáneos, así como para bajar el colesterol. También para los deportistas, porque resulta que el açaí te pone las pilas más que el café (doy fe). Este fruto formó parte esencial durante siglos de la dieta de los indígenas del Amazonas, lo que explica la proliferación de las bebidas, refrescos y licores de açaí en Brasil.
En la tierra natal de Gisele Bündchen los “açaí bar” se ven por todas partes. En Valencia, por el momento, ya tenemos el primero. Se llama Almalibre y es un pequeño local del barrio del Carmen de Valencia que en apenas unos meses ha logrado situarse en la cima de varios conocidos rankings de consumidores (ocupa el lugar número 2 entre los más de 2.000 referencias de Valencia en Tripadvisor).
Al frente encontramos a Carlos Ballaminut, un ingeniero agrónomo brasileño que junto con el chef Sebastian Sabelli, especializado en cocina vegana y macrobiótica, y una tercera socia, Camila Barrios, han acertado al centrar su proyecto gastronómico en un producto tan apetecible, deseado y todavía difícil de encontrar en el mercado como el açaí.
En cualquier caso, el mayor logro de Almalibre ha sido su capacidad para promocionar esta baya a través de zumos, batidos y preparados verdaderamente ricos. (Porque eso de beberse un brebaje asqueroso como quien se encomienda a los santos no es nada hedonista.)
La carta incluye estupendas hamburguesas y hot-dogs veganos caseros y con mucho sabor, hummus de garbanzo y de remolacha, tabulé de bulgur con tapenade de tomates secos y otros platos salados bien logrados. Ofrecen también ingeniosas combinaciones de zumos y batidos, pero el plato estrella es el bowl de açaí, una aproximación al "açaí na tigela” brasileño, que viene a ser un cuenco al que se añade fruta y granola (una mezcla cocida de copos de avena, frutos secos y miel). Partiendo del açaí helado como base, se pueden elegir múltiples combinaciones: plátano, granola y semillas de amapola; fresa, semillas de lino y paçoca (cacahuetes triturados con azúcar y sal); con semillas de cáñamo, amapola y calabaza… Un paraíso para los cautivos del healthy life style.