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Equipo Límite reivindica su 'pop art' feminista y juguetón 20 años después de su disolución

16/05/2024 - 

VALÈNCIA. Febrero de 2002. Esta fue la última vez que Equipo Límite protagonizó una exposición individual. El grupo artístico formado por las valencianas Cari Roig y Cuqui Guillén llevaba entonces una veintena de piezas a la galería La Aurora, en Murcia, espacio que acogió su última exposición antes de su disolución. Desde entonces se han reunido de manera puntual, en alguna exposición colectiva, como la que acogió hace algo más de un año el Museo de la Ciudad, pero nunca con una muestra que reivindicara su legado. Hasta ahora. Dos décadas después, Equipo Límite ha vuelto. 

Es el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat (MuVIM) el que ha asumido el reto de “redescubrir” a uno de los nombres clave para explicar la escena creativa de València de finales del siglo XX. Lo hacen con la exposición Els 15 anys d’Equipo Límite, una muestra que desempolva los recuerdos de Cuqui y Cari, mostrando al público, en algunos casos por primera vez, algunas de las obras que marcaron su carrera, un repaso por las siete series que firmaron en sus años de actividad conjunta. “Gracias por hacernos limpiar nuestros almacenes”, bromeó Roig durante la presentación de la muestra. 

Comisariada por Maite Beguiristain, la muestre quiere poner en valor la producción pop de las valencianas, un pop que se mira en las escena americana, con Andy Warhol a la cabeza, pero que, tal y como haría décadas atrás Equipo Crónica, presenta elementos que la separan. Entre ellos, una mayor conciencia política. “Es un momento histórico para el arte, en el que nace el land art, el op art, los happening… todo lo que todavía es modernidad en el arte”, subraya la comisaria al respecto de la explosión del pop art. En el caso de Equipo Límite, además, una producción marcada por esa España de la Transición que quería dejar atrás a toda prisa el blanco y negro, una ruptura total con la dictadura marcada por figuras como Pedro Almodóvar.  

Este caldo de cultivo es el que lleva a Roig y Guillén a fundar, mientras estudiaban en la universidad, Equipo Límite, un nombre provisional que finalmente devino en el sello bajo el que operaron durante quince años. “Todo empezó a finales de los años 80, cuando estábamos estudiando en la Facultad de Bellas Artes. Teníamos veinte años y no sabíamos a dónde nos iba a llevar esto”, recordó Guillén. En esos años hicieron una “crónica de su tiempo”, de esos años 80 y 90 en la que la sociedad estaba en plena transformación, siempre armadas de la ironía como “instrumento para explicar el mundo”, tal y como subrayó el director del museo, Rafael Company, quien, junto al jefe de exposiciones Amador Grinó, acompañó a las artistas y las comisarias en la inauguración.

“Nuestro trabajo siempre estuvo basado en el juego, en el juego de la provocación, en la combinación de imágenes que no suelen asociarse, que no dejan indiferentes… Nos gustaba provocar la risa pero tratando temas serios, sin perder la ironía”, relata Guillén. En este sentido, imposible no hablar de lo que supone rescatar piezas que, como bien dicen, hablan de su tiempo, tres décadas después, en una sociedad bien distinta a la que retrataron. “Las obras mantienen una vigencia total”, defienden las artistas. “En este momento, las obras son más provocadoras que entonces, sin lugar a dudas. Solo el hecho de que tengan ironía, algo que está ausente en la sociedad […] ya es provocación”, subraya por su parte la comisaria. Con todo, preguntadas por si han tenido antes o ahora problemas para exponer ciertas obras explican que no.

Recortes de anuncios, personajes de cómic o series de televisión, cuentos infantiles o souvenirs de turistas son algunas de los ingredientes que dan forma a una producción que bebe del kitsch para construir un imaginario pop que baila en torno a la política y el humor. En su producción también es clave el punto de vista feminista, con la representación de una mujer “capaz de decidir por si misma” frente al ideal de esposa encargada de la crianza y el hogar que seguía latente entonces. Estas mujeres “empoderadas” ahora o “poderosas” antes son, en gran medida, protagonistas de su producción, en la que también reinterpretan y dotan de un nuevo relato a aquellos personajes hipersexualizados. Con todo, Els 15 anys d’Equipo Límite se presenta como una celebración, una reivindicación y una reunión de amigas. Antes de visitarla, eso sí, una petición de las artistas al espectador: que tengan sentido del humor. 

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