VALÈNCIA. El número de coches censados en València a comienzos de 2023 se redujo en más de 11.400 respecto a hace un año, un descenso que supone la mayor caída registrada al menos desde el comienzo de este siglo y que sitúa la cifra total de turismos en la ciudad en algo más de 338.000 vehículos, con una media de edad que alcanza ya los 12,6 años.
De este modo, y en un contexto marcado por el alto precio de los carburantes, la escasez de chips o los problemas para la entrega de coches a los concesionarios, el descenso es incluso mayor a los que se producían anualmente tras la crisis financiera de 2008 y confirma que 2022 fue un ejercicio “complicado” para la venta de turismos, tal y como aseguraron en su momento las principales entidades representantes del sector de la automoción.
Así se refleja en los últimos datos del censo de vehículos de València actualizados recientemente por la Oficina de Estadística municipal, que desde hace más de cuatro décadas se elabora a partir de la matrícula fiscal del Impuesto sobre Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) e incluye a todos los coches de la ciudad en activo, ya estén exentos o no del pago de este tributo. De sus cifras se extrae además que el número de turismos ha vuelto ahora a niveles que no se veían desde hace más de dos décadas.
La tendencia positiva en el número de coches registrados en València se retomó en 2017 tras casi una década a la baja, pero se ha visto pues de nuevo truncada. Por su parte, las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam) señalaban al término de 2022 que factores como la guerra de Ucrania, el aumento de los costes energéticos o la subida de los tipos de interés eran algunos de los principales motivos que condicionaban y lastraban la decisión de comprar un vehículo.
Estas razones de peso han coincido al mismo tiempo con otras iniciativas de corte político que, en menor medida, podrían haber terminado también por impactar de algún modo en el uso del coche en València, como pueden ser los descuentos a la movilidad en transporte público que se han impulsado a distintos niveles para paliar las consecuencias del encarecimiento de la vida y, a la vez, promover el uso de trenes o autobuses para los desplazamientos diarios.
Del mismo modo, el anterior equipo de gobierno local, integrado por Compromís y el PSPV-PSOE, también impulsó durante sus dos mandatos diversas políticas para el fomento de las modalidades de transporte púbicas y sostenibles, aunque a lo largo de las últimas dos legislaturas el censo de turismos de la ciudad no se había resentido hasta ahora. Es por ello que el impacto de estas medidas podría no haber sido tan directo sobre el número de coches registrados en València como la situación económica y los recientes problemas en el sector de la automoción.
Por otro lado, y además del complicado contexto económico que se vivió el pasado año, el progresivo envejecimiento de los coches que están registrados en la ciudad también podría influir en la disminución del censo de turismos, ya que a mayor edad más son las posibilidades de que los vehículos den señales de agotamiento y tengan que ser retirados. En València, la edad media de los turismos es ya de 12,6 años, una cifra elevada pero que va en línea con lo que sucede en el resto de España dada la pérdida de poder adquisitivo en la ciudadanía, que prefiere aguantar antes de renovar sus turismos.
En algunos barrios de la ciudad, como la Fontsanta (l’Olivereta) o na Rovella (Quatre Carreres) la edad media de los coches registrados, unos 1.300 en el primer caso y más de 3.300 en el segundo, ya está por encima incluso de los 16 años. En cambio, los turismos menos envejecidos se encuentran en barrios de la periferia de la ciudad donde se concentran rentas elevadas y a la vez edificios de más reciente construcción, como es el caso de Beniferri (Pobles de l’Oest) o Massarrojos (Pobles del Nord). En ambos casos, los coches censados no llegan de media a los 11 años.
Al mismo tiempo, puede sorprender que dos de los barrios con mayor proporción de coches por vecino se encuentran en el céntrico distrito de Ciutat Vella, y en concreto en la Seu y Sant Francesc. En el primer caso, se registraron a comienzos de 2023 unos 2.400 coches por 3.102 vecinos, lo que arroja unos 77 turismos por cada 100 habitantes, mientras que en el segundo la tasa se sitúa en 65 vehículos de este tipo por cada 100 residentes. También el barrio de el Pla del Remei (l’Eixample), uno de los que concentra las rentas más elevadas de la ciudad, posee una muy alta proporción de coches por vecino, mientras que Faitanar (Pobles del Sud), Tres Forques (l’Olivereta) u Orriols (Rascanya) están entre las áreas de la ciudad con menos vehículos en relación a su población.