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TRIBUNA DE OPINIÓN

2016, el año del mono de fuego: causas y consecuencias de la corrección

El director general de Credit Suisse Gestión analiza el impacto que puede tener el 'Año del Mono' chino sobre los mercados durante el presente ejercicio

18/03/2016 - 

MADRID. En la cultura oriental, el horóscopo chino juega un papel fundamental pues se dice que marca el desempeño anual. En febrero de este año nos adentramos en el 'Año del Mono de Fuego'. Según el horóscopo chino, se trata de un animal poderoso pues tiene suerte en los negocios especulativos y puede evaluar correctamente los riesgos. A la hora de hacer predicciones bursátiles ¿tendrá repercusión en los mercados?

Si algo ha caracterizado el comienzo de 2016 ha sido la incertidumbre, que genera volatilidad y una sobrerreacción del mercado. No obstante, se trata de un fenómeno que ya hemos vivido con anterioridad este siglo, por lo que debemos analizar las causas con cierta perspectiva. Pero, ¿cuáles son las razones de esta volatilidad?

En el epicentro de esta corrección encontramos, por un lado, el fin de la política monetaria expansiva de la Reserva Federal americana, y por otro la necesidad del cambio del  modelo productivo de China. Estas dos causas generan diferentes consecuencias. Vamos a analizarlas. 

China ha visto como el peso de la inversión en el PIB ha alcanzado el 44%. Se trata de un nivel histórico nunca visto en otra economía. Esto ha generado un nivel de  sobrecapacidad que hace imposible que la segunda economía mundial siga creciendo a este ritmo, lo que repercute en el PIB global.

Hasta ahora, el crecimiento del país asiático se basaba en inversiones masivas en infraestructura lideradas por el Estado -puertos, generación eléctrica, red ferroviaria, aeropuertos- que facilitaban el desarrollo industrial. El famoso cambio de modelo productivo chino hacia una mayor demanda interna puede ser beneficioso a medio plazo para esta economía, pero tendrá un coste elevado a corto para el resto del mundo. 

Cuando el PIB de China crecía al 10%, el precio marginal de las materias primas se disparó.  Las economías emergentes dependientes de éstas- latinoamérica y  países árabes - se vieron beneficiadas, recibiendo flujos de capital muy elevados de las economías desarrolladas, atraídas no solo por un crecimiento por encima del potencial, sino por la posibilidad de invertir en activos con retornos muy superiores.

'Tigres asiáticos'

El incremento de las reservas daba sostenibilidad a sus divisas y el diferencial de tipos atraía flujos importantes. Así como a finales de la década de los 90 los 'tigres asiáticos' se endeudaron en dólares, esta vez lo hicieron en la divisa local, siendo menos vulnerables. Sin embargo, fueron las empresas privadas las que lo hicieron en dólares bajo el incentivo de un coste financiero muy bajo.

Paralelamente, la política monetaria expansiva de los bancos centrales no sólo generó una inflación de activos, sino que al llevar los tipos al 0% fomentó el endeudamiento en divisas de países desarrollados para invertir en mercados emergentes, agudizando la sobrevaloración de los mercados de bonos, acciones y activos reales.

La ralentización del crecimiento de China genera una corrección abrupta en el precio de las materias primas, incluido el petróleo, lo que provoca una recesión en las economías emergentes y dependientes del precio del crudo: Brasil, Rusia, Canadá, Australia... Los países árabes empiezan a soportar importantes déficits públicos para mantener el 'ficticio' estado del bienestar, y se ven obligados a vender activos a través de sus fondos soberanos. 

China, al tener su divisa ligada al dólar, durante esta fase de ajuste de los países emergentes que desembocó en fuertes depreciaciones de sus divisas, vio como perdía competitividad respecto a sus competidores asiáticos. Ha tenido por tanto que afrontar a la vez una caída de las exportaciones y una reducción de la inversión. 

Empleo de reservas

Pensamos que todo este proceso sólo se frenará con una devaluación fuerte del yuan y con el empleo de reservas para recapitalizar a los bancos chinos que sufran pérdidas por la deuda, que tienen concedida en dólares a empresas chinas que generan sus ingresos en yuanes. Esa devaluación previsiblemente exportará deflación y desembocará en una corrección final que será una gran oportunidad de inversión.

A la hora de hacer predicciones de mercado, ya no sólo tenemos que tener en cuenta al toro o al oso, sino también al mono. Sin duda, 2016 será un año de riesgos pero habrá más  oportunidades. 

Javier Alonso es director general de Credit Suisse Gestión

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