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el billete / OPINIÓN

26J, el grito en el cielo

Crece la tensión en la última semana de una campaña en la que se vuelve a confiar en la indignación del personal para captar los votos de los indecisos, que somos muchos

19/06/2016 - 

Se acerca el 26J, sube la tensión y arrecian las denuncias públicas, las querellas –la mayoría, meros anuncios–, los informes de la Intervención, las facturas de comilonas vergonzosas, los despilfarros populares, los refritos de escándalos que no conviene olvidar, las comisiones de investigación que sirven para recordarlos, los agravios de la ministra Ana Pastor y las cartas de desamor de Montoro, que aprieta pero no ahoga. Arrecian también los incendios que no se han apagado en invierno. Será que no era tan fácil.

Vayamos por partes. Políticos, empresarios y medios de comuncación han salido en tromba estos días para poner en evidencia, una vez más, la frustración de no pintar nada en Madrid. Nada de nada.

Todo lo que en Valencia publicamos sobre problemas como la infrafinanciación, el retraso del Corredor Mediterráneo ferroviario o la falta de agua –al sur de Alicante siguen padeciéndola– debe multiplicarse por 0,01 a la hora de medir su impacto en la capital de España. Ocho páginas aquí son un breve de relleno allí, como mucho. Sólo el problema de la corrupción tiene la cobertura merecida, y así nos va.

Un ejemplo: En el debate a cuatro del pasado lunes, que duró dos horas y media, los candidatos no dijeron una palabra sobre estos tres grandes problemas, financiación autonómica, infraestructuras y agua, por la sencilla razón de que en Madrid no son grandes ni pequeños, no son problema. Sólo se acordó de nosotros Pedro Sánchez, en el bloque sobre la corrupción. El contenido del debate lo pactaron los cuatro partidos, cuyos candidatos nacionales pasan estos días como relámpagos por la Comunitat con promesas inconcretas que les piden sus candidatos locales y que en su boca no son más que frases aprendidas. No descartemos que alguno de ellos acabe soltando un "buenas noches, Cuenca".

El detonante del cabreo colectivo esta semana ha sido el anuncio de la ministra de Fomento de inversiones en el puerto de Barcelona mientras racanea con las del puerto de Valencia. La reacción aquí posiblemente sea la misma o peor en Barcelona cuando Pastor anuncie inversiones en Madrid o en Valencia –en Cataluña creen que la Ciudad de las Ciencias nos la pagó Aznar– y no haya cumplido las que prometió en Barcelona, porque se promete una cosa y obras son amores.

Una vez más, la culpa no es de Ana Pastor, cuya suma de promesas pueblo a pueblo excede lo que le permite el presupuesto. La culpa es de los valencianos que no sabemos pedir, mucho menos exigir, y que bajamos la cabeza cuando vamos a Madrid o cuando un ministro nos visita. Así ha sido siempre. ¿Otro ejemplo? El verdadero gran problema de los valencianos, el que lastra nuestro futuro, es el de la injusta financiación autonómica. Busquen la solución en los programas electorales.

El otro incendio de la campaña electoral es el de los escándalos. Los partidos han hecho acopio de material para arrojar mierda al de enfrente, siendo el de enfrente a veces el de al lado, que todavía no sabemos de dónde salió la denuncia del enchufe de la hija de la ¿todavía? secretaria autonómica de Sanidad. El que más basura acumula es el del PP por sus 20 años de desmanes, pero el efecto ahuyentador en sus potenciales votantes parece agotado, o eso dicen las encuestas. ¿Será tan alto su suelo?

Lo que cabe exigir al Consell es un poco de rigor. No puede acusar Ximo Puig al PP valenciano de hacer una "amnistía fiscal" de 322 millones de euros, según un informe de la Intervención General que acaba de recibir en fechas tan señaladas, y no facilitar ese informe a los medios de comunicación que lo hemos solicitado, porque entonces nos entra la duda de qué dice exactamente el informe, por muchos resúmenes que nos hagan y aunque admitan que el informe no dice "amnistía fiscal", que eso lo dice Puig porque es una forma de hablar. El caso es que en Valencia Plaza no hemos podido contar a los lectores qué dice el informe de la Intervención del que Puig sacó la conclusión –y el titular– de la amnistía fiscal.

Se lo dije al conseller de Transparencia el otro día en privado y se lo digo hoy en público, los informes de la Intervención General deben ser públicos desde el primer día y estar accesibles en internet. También los de la Abogacía de la Generalitat que tanto han servido en el pasado y en el presente para justificar determinadas decisiones del Consell. Aquí Manuel Alcaraz puso el pero de informes de la Abogacía utilizados para procesos judiciales. Bien, esos no. Pero el resto deben de ser públicos, sobre todo desde el momento en que un presidente o conseller dice que esto se hace así o no se hace asá porque un informe de la Abogacía bla, bla, bla. 

Podemos, cuestión de edad

Valencia Plaza publica este domingo una encuesta de intención de voto en toda España elaborada por SyM Consulting de la que destaco las respuestas que los ciudadanos han dado a la pregunta siguiente: ¿Quién debe liderar el Gobierno tras el 26J?

Basta contemplar el gráfico para ver que el camino al centro socialdemócrata de Pablo Iglesias, sea real o fingido, va por buen camino, excepto entre los mayores de 65 años, los más reacios al cambio por naturaleza, los más miedosos, los más desconfiados no por la juventud del candidato –sí confían en Pedro Sánchez, según este sondeo– sino porque son más escépticos ante la palabrería después de una vida en la que han visto mentiras de todos los colores. Yo tampoco me creo lo de Iglesias, ¿me estaré haciendo mayor?

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