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en conversación con su director, Jaume Coll

75 años y un sueño, el Museo Nacional de Cerámica frente a su futuro

20/06/2022 - 

VALÈNCIA. Los aniversarios suponen un momento de reflexión, una ocasión para analizar el pasado y proyectar un futuro. También es cuando se saca a relucir lo mejor de uno mismo, y se piden deseos para la próxima cifra. El pasado 18 de junio el Museo de Cerámica de València celebraba 75 años desde su fundación. Jaume Coll, director del museo, reflexiona junto a Culturplaza sobre la trayectoria y gestión del centro. El museo abrió originalmente sus puertas en año 1947 en el Palacio de Berdebel de València, domicilio de González Martí, su fundador. El 18 de junio de 1975 se trasladó al Palacio de Marqués de Dos Aguas, su sede actual.  En el 1986 Jaume Coll entró como conservador y comenzó a planificar la primera fase de ampliación del centro, que se hizo realidad en el 1998. En ese momento Coll fue nombrado director, encomendándosele la ampliación de la segunda fase del museo, que sin embargo lleva 24 años sin hacerse realidad. A pesar de ello, el empreño de Coll no recae, las promesas hay que cumplirlas “cueste el tiempo que cueste”, y en este caso ladrillo a ladrillo.

Jaume Coll en el Museo Nacional de Cerámica en el año 2017 (Foto: EVA MÁÑEZ)

Primer deseo: sacar a relucir todo lo que “se lleva dentro”

La ampliación del museo, más que un deseo para su director, es una necesidad. El contexto económico no ha resultado favorecedor para que esta se lleve a cabo, al igual que tampoco lo ha sido el social: crisis urbanística, una pandemia, cambios políticos… Además de esto Coll recalca que parte de la problemática del museo es que al tener “un exterior tan cuidado” nadie cree que sea necesario generar una movilización social por esta reforma: “De cara para fuera parece todo correcto, la ciudadanía no es consciente de todo lo que albergamos en realidad”, aclara entristecido. 

El deseo se materializaría en un “almacén visitable”, en el que poder exponer todo lo que el museo tiene: una colección de más de 30.000 objetos entre los que se encuentran piezas de arte contemporáneo, porcelanas chinas, cerámicas valencianas, carrozas… De momento tan solo es visible un 10% de esta inmensa colección, ya que el espacio no da para más: “Desde los años 90 tenemos el objetivo de generar un espacio en el que se pueda disfrutar de toda nuestra colección, un recorrido paralelo en que podamos lucir todo el trabajo que realiza el museo”, e insiste, “los años pasan volando, lo sé por experiencia… la ampliación podría llegar de aquí a 3 años o a 30 años”.

Alguien con quien celebrar: una plantilla estable

Coll tiene asumidos los problemas que derivan de la condición de tener trabajadores públicos. Según la asignación de plazas algunas personas de la plantilla acaban, en cierto momento, mudándose a otras ciudades. Lo ideal para el director sería poder contar con una plantilla fija basada en València, como ocurre con sus seis técnicos superiores. En el caso de las conservadoras solo dos de cinco son valencianas, por lo que Coll teme que las otras tres puedan hacer un traslado si surge una nueva plaza en otra ciudad: “Muchas veces se hacen traslados por interés propio de residencia, es imposible controlar quien se queda en este aspecto”. 

Por otro lado, y debido a un problema con el cuarto convenio de la administración general del Estado, parte del personal de vigilancia ha tenido que ser destituido, dejando al museo en “un momento de transición y ajustes, con las manos atadas”: “A día de hoy se están adecuando las plazas a los perfiles exigidos por el cuarto convenio”, explica el director, “esto impide movilidades internas y todo tipo de movimientos”. El museo, para poder salir del paso, actualmente está preparando las nuevas contrataciones, que podrán incorporarse a partir de este verano.

Foto: EVA MÁÑEZ

Crecimiento: la trayectoria del museo desde el 1947, hasta hoy

A pesar de que no haya un espacio amplio para la fiesta, si que hay cosas que se pueden celebrar. El museo ofrece a día de hoy muchas actividades sociales y culturales, comprendiendo entre estas coloquios, talleres y visitas guiadas con profesionales. Gracias a estas, y a las exposiciones, el museo está recuperando en 2022 las cifras de visitantes previas a la pandemia: “El año de antes de la pandemia tuvimos 186.000 visitantes, ahora estamos muy cerca de volver a alcanzar ese número. La exposición de cerámica ya ha sido visitada por más de 80.000 personas, y nuestras exposiciones temporales no suelen bajar de los 30.000 visitantes”, aclara con orgullo Coll. 

Estos visitantes pueden recibir la información de sala en seis idiomas, y tienen la oportunidad de visitar exposiciones temporales que muestran una pequeña parte de las nuevas incorporaciones. En los últimos 25 años el museo ha adquirido más de 1.600 piezas de arte contemporáneo, más de 700 piezas de porcelana china y 2.000 de contemporánea, más de 500 piezas de Talavera y la colección de cerámica valenciana se ha engrosado con más de 15.000 objetos.

Fin de la fiesta: soplar las velas y pedir un deseo

-¿Cuál es el reto actual del museo?

-Queremos convertirnos en un museo 100% accesible. Ahora van a salir las guías del museo de lectura fácil y estamos trabajando para hacer todos los contenidos accesibles, para cualquier visitante. Estamos trabajando con la ONCE para preparar nuestros textos en braile y para mejorar la accesibilidad al centro. También queremos disponer de otros materiales de acompañamiento para personas con deficiencias visuales. El deseo es el de hacer un museo para todos.

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