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el sur del sur / OPINIÓN

Benidorm, urge el transporte

4/08/2019 - 

Los transportes públicos siempre han sido una asignatura pendiente en la Comunitat Valenciana. Más allá de las redes urbanas, sólo funcionan satisfactoriamente los AVE a Madrid y los Cercanías de València, y seguro que tienen alguna laguna. Mire por donde se mire, el transporte público, tanto el urbano como el interurbano, podrían ser mejorables y, además, una oportunidad de negocio, tanto si fuera de gestión pública -y eficiente- como privada. Pero más allá de otros debates, como el Corredor Mediterráneo, cercanías absoletos, aeropuertos inconexos, trams y metros a medias, nos encontramos con algo más básico, y que debería estar superado ya: Benidorm, ciudad de más de 50.000 habitantes y 10 millones de pernoctaciones, no tiene red de transporte público.

Ahora, el Ayuntamiento de Benidorm ha planteado a la Generalitat la necesidad de implantarlo: crear un consorcio metropolitano y poder conectarlo al obsoleto servicio que funciona en el resto de la comarca, o conectar el tranvía que le une con Alicante, con la red local de transporte, o mejorar algo tan arcaico que todavía tiene la ciudad turística -otras muchas- como los pasos a nivel. Por citar un ejemplo, la ciudad baja su barrera -en la Avenida Beniardà- durante 8 minutos cada hora (o a veces dos) para que el Tram circule en dirección hasta Altea con el tapón que eso genera en los accesos viarios de la ciudad en las horas punta. 

Denuncia el consistorio Benidorm que la Generalitat hace oídos sordos a sus reivindicaciones: ni mejorar el Tram a su paso por la ciudad para evitar atascos, ni una solución pactada para implantar una red de transporte local en la meca del turismo valenciano.

Las partes se han dado hasta septiembre para ver una solución. Y en caso de que la Generalitat no atienda las reivindicaciones de Benidorm, ver qué dirección toma el gabinete de Toni Pérez.

Este debate puede ser muy perverso, pero también te puede dar la razón. Si hubiera una inversión millonaria en la capital de la Marina Baixa, posiblemente habría voces que dirían que hay otras prioridades. Por ejemplo, el tram del Tram entre Calp y Dénia sigue sin reanudar el servicio (y llevamos cuatro años). Estoy seguro que saldrían muchas medidas alternativas antes de que el purasangrismo ideológico de lo público aceptara que ese dinero  fuera a Benidorm. Bueno. Si hay algo democrático es el transporte: a más inversión, más uso y menos gasto de los vehículos privados y menos contaminación. Esa debería ser la reflexión de hoy en día. Después, claro está, vendría, estoy seguro, la cuestión de la financiación: no hay dinero, y más ahora que después de las elecciones, el Consell tiró de veta en los primeros meses, y tiene ahora al Ministerio de Hacienda tufándole el cogote.

Cómo dudo mucho de que ese tema se resuelva -ojalá me equivoque- con la creación de una solución global y comarcal - y con cierta rapidez, con estudios de lo que hay que hacer o no, mi consejo es que, hechas las consultas con don Ximo Puig, por si quiere subirse al carro, Benidorm debería echarse al monte y, claro que sí, implantar su propio sistema de transporte público: primero con líneas de bus y después, si FGV, se lo permite, creando ramales que enganchen con la línea Dénia-Alicante. Benidorm tiene masa crítica económica para involucrar a los hoteleros -sus balances de los últimos años sí que están para alegrías- y a un operador del sector para que explote el servicio. Las dudas me las genera más las arcas públicas, pero creo que sí están mejor que hace unos años. Y estoy seguro -sin conocer los números al detalle- que con 10 millones de pernoctaciones hay mercado suficiente, además de los flujos de la gente que trabaja en la ciudad y de los propios residentes (escolares, jubilados, etc) que quieran ir de un lado a otro de su fachada litoral. Y es más, a lo mejor puede encontrar algún municipio aliado en esta urgente empresa. Es decir, puede ser un ejemplo clarísimo de colaboración público-privada. Si la administración no llega del todo, seguro que la iniciativa privada ve los números.

Si Benidorm ha ya dado ejemplos de supervivencia cuando tuvo que buscar recursos hídricos en los alrededores o levantar vetos morales para que su industria despegara, el transporte público es otra de esas urgencias que un destino competitivo debería tener resuelto ya. Está claro que no depende sólo del consistorio, pero tiene mucho margen, al menos, en el tráfico doméstico de usuarios. Lo ideal sería bajar del AVE o del avión y llegar a Benidorm con la maleta facturada, incluso cerca de tu hotel o apartamento. Pero hasta cumplir  lo primero también queda. Pero para lo segundo, ante un sistema de transporte público propio, es cuestión de valentía, de los políticos, pero también de los empresarios. Y en general, una buena iniciativa para combatir el cambio climático y mejorar la calidad de todos, los que viven y los que disfrutan. Estoy seguro que la cuestión de los dineros también tiene solución (y no mentaré la bicha).

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