ALICANTE. La firma alicantina Bonnysa Agroalimentaria, una de las referencias del sector en la provincia, sigue en la senda de la recuperación que inició en 2016, tras el complicado desenganche de Mercadona que la llevó a pérdidas el año anterior. Con una facturación muy alejada de la que registraba como interproveedor de la cadena valenciana, Bonnysa ha logrado sin embargo estabilizarse por encima de los 60 millones de euros y suma ya tres años consecutivos presentando beneficio después de impuestos.
Así, en 2019 la firma principal del grupo que lidera Bonnysa Heredad facturó cerca de 64 millones de euros (63,8), un 3% más que en el ejercicio 2018, cuando ingresó 62 millones. La clave, según explica el informe de gestión anexo a las cuentas anuales, es que se cumplieron las previsiones de ventas programadas a los clientes directos, por lo que "no ha sido necesario enviar cantidades significativas de fruta a los mercados secundarios". Una circunstancia que impactó positivamente en el precio medio de venta, superior al de la campaña anterior.
La mayor parte de las ventas se llevaron a cabo en España, según el desglose incluido en la memoria. Así, Bonnysa facturó 48,2 millones por venta de productos hortofrutícolas en el mercado nacional, además de otros 3 millones por venta de energía y 5,3 por prestación de servicios. En cuanto a las exportaciones, vendió 3,2 millones de euros en el Reino Unido, 2,8 millones en Alemania y 1,16 millones en el resto de Europa.
Al final del ejercicio, Bonnysa Agroalimentaria se anotó un beneficio testimonial de 137.000 euros después de impuestos. Una cifra que queda muy lejos de los casi 4 millones que ganó en 2018, pero que en cualquier caso permite a la firma que preside Jorge Brotons sumar tres años consecutivos en números negros, y seguir aumentando sus reservas para compensar resultados negativos de años anteriores. Cabe tener en cuenta, en cualquier caso, que el beneficio de 2018 estuvo impulsado por una operación financiera que aportó 7 millones, con un resultado de explotación mucho peor que el de 2019.
Precisamente, el grupo Bonnysa está obligado por su plan de negocio a desprenderse de algunos activos fijos, para dar cumplimiento al acuerdo de financiación bancaria que firmó en 2013 para iniciar el desenganche de Mercadona. Según se explica en las cuentas, en marzo de 2020, ante las dificultades para cumplir con determinadas exigencias de dicho acuerdo (en 2019 no vendió ningún activo), el grupo renegoció las condiciones con la banca, de forma que ha ampliado los plazos de vencimiento entre 2023 y 2025, según el tramo.
Así, en estos momentos Bonnysa tiene pendiente de devolver a los citados bancos un total de 47,4 millones de euros en los tres tramos. El plan de negocio revisado por un experto independiente, por otra parte, se está cumpliendo en cuanto a las sucesivas previsiones de Ebitda, lo que ofrece razones para el optimismo a los administradores de la empresa.
Como ya contó Alicante Plaza, en 2018 Bonnysa Agroalimentaria se fusionó con sus filiales Explotaciones Agrícolas Cuevas de Almanzora y Pi del Molí, como parte de un proceso de reestructuración del grupo para simplificar y racionalizar su estructura organizativa, con la consiguiente disminución de los costes de operación y el aprovechamiento de las sinergias. Según las cuentas, Bonnysa Agroalimentaria empleaó de media durante el ejercicio 2019 a 1.045 personas, la mitad de ellas fijas.