ALICANTE. En un mundo en que ya nadie se autodefine como clase trabajadora, no digamos ya proletarios, y todo el mundo adopta términos tibios como clase media, da la sensación de que la izquierda (política, intelectual...) ha sido incapaz de localizar y focalizar los valores de clase que es olvidado (para algunos obsoleto) estrato social ha transportado de una a otra: solidaridad, apoyo mutuo, capacidad de trabajo, ruptura de barreras étnicas o culturales cuando hay contacto directo, como pasa en los barrios... y sin embargo no dejan de ensalzarse los valores de la sociedad del consumo que también ha asumido.
En el caso de la cultura, y de la música en particular, se puede comprobar en el habitual desprecio por parte de las élites concienciadas de los géneros que se escuchan en las radios de peluquerías de barrio, o en los móviles loro que sustituyen a los que iban sobre el hombro en los inicios del hip hop: flamenco pop, trap, reguetón, rancheras o vallenato.
Reflexionar sobre la relación de la izquierda con la cultura, sin caer en el marco que el discurso hegemónico le ha ofrecido, como élite quisquillosa, alejada de la realidad de la calle, es un reto para pensadores, activistas y productores culturales. Con estas premisas, una nutrida representación de la fuerza del trabajo cultural se reunirá en Alicante, el día 15 de diciembre, en las jornadas Kulturcomm. Cultura de izquierda en el campo de batalla que se celebrarán, en su fase dialogada y expositiva, en el Auditorio de la Diputación de Alicante, el ADDA, entre las 11 de la mañana y las 20 horas, aproximadamente.
La cosa empezará fuerte, con la primera mesa redonda, a las 11:00 horas, “La batalla cultural de la izquierda”, de la que formarán parte el periodista musical Iván López Navarro, la concejala del Ayuntamiento de Sant Joan Clara Rodríguez, y el escritor y periodista Daniel Bernabé, autor de La trampa de la diversidad, toda una andanada a la línea de flotación de las nuevas izquierdas.
“En un mundo donde lo ideológico se ha convertido en una coartada para afirmar nuestra personalidad aislada, el activismo se esfuerza en buscar las palabras adecuadas para marcar la diversidad, creando un entorno respetuoso con nuestras diferencias mientras el sistema nos arroja por la borda de la Historia. Ya no se busca un gran relato que una a personas diferentes en un objetivo común, sino exagerar nuestras especificidades para colmar la angustia de un presente sin identidad de clase.
Llegaron a España las guerras culturales, conflictos en torno a derechos civiles y representación de colectivos que situaban lo problemático no en lo económico o lo laboral y mucho menos en lo estructural, sino en campos meramente simbólicos. El matrimonio homosexual, la memoria histórica, el lenguaje de género o la educación para la ciudadanía empezaron a copar portadas de los medios y a crear polémica.
¿Estamos afirmando que los ejemplos mencionados carecen de importancia? En absoluto. Pero estos conflictos culturales tenían un valor simbólico en tanto que permitían a un gobierno que hacía políticas de derechas en lo económico validar frente a sus votantes su carácter progresista al embarcarse en estas cuestiones”.
Este botón de muestra de la investigación de Bernabé da ejemplo de por dónde deben ir las difíciles relaciones entre “cultura y mercado” y “cultura y sociedad”, hasta qué punto la mercantilización de esta es un escollo para su carácter transformador, o, por el contrario, transforma pero no de la manera esperada, haciendo buena la afirmación de Warren Buffet: “Hay una guerra de clases, y la estamos ganando los ricos”.
A las 13:00 horas tomarán la palabra los músicos José Pazos, de Futuro Terror, Ana Lledó, de Las Infrarrojas, y Héctor Arnau, de Las Víctimas Civiles, para debatir bajo el lema “La música popular contra el capitalismo”.
Comida popular mediante, la sobremesa será el momento de los artistas gráficos Elías Taño, Adrián Bago, Luís Demano y Javier Parra, que en paralelo mostrarán sus obras en la exposición Socialismo o Madmax, en el propio ADDA.
También los músicos tendrán la opción de mostrar y compartir con los participantes (y cualquiera que se quiera pasar) su trabajo, esta vez en la Sala Ocho y Medio, a partir de las 20:00: Las Infrarrojas, Las Víctimas Civiles y Brigada.
¿Qué es cultura y para qué sirve en un mundo polarizado entre la diversidad fractal y el ensimismamiento de las recetas populistas? Algunas tentativas de respuesta, el sábado 15 de diciembre, en el ADDA.