CASTELLÓ. El sector citrícola de la Comunitat afronta la recta final de la campaña marcado por una dualidad derivada de la crisis sanitaria del coronavirus. En una temporada en que, debido a la caída de producción, ya se preveía que iba concluir antes, el confinamiento y el hecho de que la naranja esté considerada una fruta muy eficaz contra los resfriados han elevado la demanda de cítricos y con ello los precios, tanto en árbol como en destino.
"Toda Europa está pidiendo naranjas", señala al respecto el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado. Este alza en los pedidos contrasta con la capacidad de los almacenes para dar salida al producto. Y es que las medidas impuestas para evitar la propagación del Covid-19 limitan la manipulación de la fruta por parte de las trabajadoras, al tiempo que incrementan los gastos de cooperativas y comercios privados.
A ello se suma, apunta Aguado, el hecho de que haya collidors que hayan rechazado trabajar en el campo o que hayan vuelto a sus países de origen por miedo al coronavirus. Esto hace que se esté recolectando "menos de lo que demanda el mercado", asegura.
Para evitar supuestos como este, reconoce el presidente de AVA-Asaja, puede ser efectiva la contratación de parados que continúen recibiendo la prestación por desempleo que el martes anunció el Ejecutivo. Pero más allá de "algún caso puntual", esta novedad laboral, que califica de "positiva", apenas tendrá incidencia en el sector primario de la Comunitat.
También lo cree así el secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders, Carles Peris, quien resalta que con la campaña citrícola en sus últimas semanas, la organización no ha percibido "un exceso de demanda de mano de obra para la recolección" durante campañas próximas, como las del níspero, cereza o fruta de verano, que no son masivas en el territorio valenciano. De hecho, la Unió ha habilitado una bolsa de empleo y un servicio de Agricultores solidarios para dar trabajo a quien lo necesite "y no hay un repunte de solicitudes".
Así, esta iniciativa laboral puede ser más efectiva "en otras comunidades autónomas", apunta Peris. También lo reconoce Aguado, quien indica que, más allá de las solicitudes que pueda haber para el níspero, si el bloqueo de fronteras y la limitación de movimientos se prolonga puede tener mayor repercusión "en la vendimia".
No ayudará, asegura, en el esquilado de la cabaña ovina de la Comunitat, para lo cual se desplazaban cada verano "cuadrillas de Rumanía", que este año no podrán hacerlo. Y es que este es un trabajo altamente especializado para el que se necesita destreza. Esto puede convertirse así en "un problemón", concluye.